Nunca digas 'jejeje'.
Tu cuerpo y tu personalidad son un reflejo de las oscuras perversiones que se esconden dentro de ti. Sobre esto hablaré más largo y tendido otros días en los que no me encuentre tan jodidamente vago como hoy, pero llevo estudiando un rato, no me entra nada y quiero desquitarme de esta miseria salvándote la vida con un superconsejito del día.
Hoy, en ¡MUY ROCAMBOLESCO!... ¡La psicología de la risa!
¡Ole ese arte! Es muy sencillo, pero es ultrafácil perderse, así que cuidaíco jastag broma.
UNO. Jajaja
Jajaja está bien, así se ríen y así lo escriben en el guasáp los que son honestos, o al menos los que van de cara. La Crónica da su visto bueno a esta risa. Uy, la Crónica, me he equivocado de blog. Por cierto, visítalo aquí.
DOS. Jijiji
Es harto conocido que quien dice jijiji la chupa, sea del sexo que sea. Es traviesete, se porta mal y merece ser castigado, y como tal suele caminar por la calle arrimando su lengua a cualquier objeto para chuparlo y reconocerlo en su memoria. Por si vuestro instinto no os ha alertado, os digo yo que ese comportamiento no es humano, así que el próximo que veáis que diga jiji, exterminadlo.
No son quienes pensáis.
TRES. Jojojojo
Las diferencias sutiles importan en ¡Muy Rocambolesco!. Nótese que el 'jo' expresado en el titular arriba expuesto posee cuatro sílabas. Esto es debido al carácter jocoso (por ello jocoso tiene solo oes) de la propia risa, la carcajada, el súmum hábitum de facto en el descontrol diafragmático. Que se ríe mucho y de verdad.
CUATRO. Jujuju
Este no existe. Nadie se ríe así, a no ser que sea un animal que planea cualquier fechoría traviesa. Como ves, traviesos también son los del jiji y a esos los exterminamos, pero los jujus, por ser animales, se les ha de tratar como animales que son y esclavizarlos y torturarlos para que salgan en espectáculos de circo y esas cosas. Nada de piedad con ellos.
CINCO. Jejeje
El jejeje, la perfidia, el psicoanálisis de lo turbio y lo malnacido. Nunca digas jejeje, nunca, je vale, pero jejeje en la vida. Para ello, déjame contarte una pequeña historia.
Mucho antes de que el ser humano existiera, una religión imperaba en los confines meridionales de la galaxia. Esta religión no creía en un dios como tal ni establecía modelos de comportamiento, porque como ya digo, la religión no la creamos nosotros los humanos, sino una especie más avanzada ahora mismo extinta. Dicha religión simplemente separaba la historia en fragmentos de 2200 años aproximadamente, pues se dice que la Vía Láctea genera un pulso en su centro cada esos años, como un latir de corazón.
Cada fragmento de historia recibe un nombre acorde a una lista ya predispuesta de doce nombres, algo parecido a los años chinos con los animales. Cuando dicha religión llegó a la tierra, los doce nombres fueron adaptados a las constelaciones más importantes de la época: Capricornio, Aries, Virgo, Sagitario, Libra, Escorpio, Leo, Piscis, Acuario, Géminis, Tauro y otra que ya ha muerto. Las he nombrado descolocadas porque las he dicho según me he acordado, pero en dicha religión los nombres de las eras iban en orden inverso al de los signos del zodiaco actuales. Y se creía que, mientras las impares eran prósperas, las pares eran propias de desgracias.
Contadas las bases y prolegómenos, debes saber que la humanidad fue creada por los aliens e instauraron en nosotros esa religión, y hay rastros de ella incluso en el Antiguo Testamento. Así, por ejemplo, cuando Moisés sube a por los Mandamientos se encuentran en la época de Tauro, pero cuando por fin baja, la era ha cambiado, la galaxia ha emitido un pulso y se encuentran en Aries, y al bajar, su pueblo aún adora a un toro de oro. Moisés se enfada con ellos, porque ya no se encuentran en Tauro.
Después de la era de Aries, llega la era de Piscis, en la que su mayor representante es Jesús, vaya, curiosamente representado como un pez, que reparte panes y peces, y camina sobre las aguas. Cuando muere, Jesús comanda a sus apóstoles viajar a una ciudad cercana cuyo nombre no recuerdo y buscar a un hombre con un cántaro de agua, y al verlo, seguirle. Ese hombre representa la época de acuario. Jajaja, ¿qué pasa, pensabais que iba de coña o qué? Buscad sobre esta reli, que a mí no me apetece.
La cuestión es que dentro de la raza extraterrestre creadora de la humanidad comenzó a suceder una fiebre extraña. Los afectados, en lugar de reír como se ríe un extraterrestre, comenzaron a reírse diciendo jejeje y sin acabar de reír del todo, como si no fueran felices. Estos extraterrestres comenzaron a mostrarse ruines, avariciosos, y acabaron rebelándose ante sus superiores y organizando una guerra civil que acabaría con la victoria de los Jejéses y la aniquilación del resto de mente sana. Esta enfermedad, cuyo primer registro se encuentra en la nave nodriza de dicha civilización, también se transmitió a la Tierra, como planeta suyo que era, vaya.
Y por supuesto, también se transmitió a los humanos. Más tarde, la historia sería reescrita. La civilización original serían los ángeles caídos, los demonios, y los Jejéses, los ángeles del bien que hoy gobiernan. Estos ángeles en realidad nos odian, y detestan que compartamos algo entre las dos especies: el jejeje. Este jejeje, derivado de la maldad, de la no felicidad, de la amargura, es conocido ahora como el pecado original, aquello que los extraterrestres desearían que no tuviéramos en común. Por ello, al ver que pese a sus experimentos solo lograron eliminar el jejeje de la mitad de la población, decidieron abandonar el planeta.
El jejeje, por supuesto, es hereditario, un gen neutral que se transmite de generación en generación. No seas extraterrestre, sé humano. No digas jejé.
Yo, personalmente, no creo que nos hayan abandonado. Una raza tan ruin como esa (más o menos como las personas que dicen jejeje) no hubiera reventado el planeta, eso hubiera sido demasiado misericordioso. De pensar como ello, los usaría como ganado, o como combustible, yo que sé. Jeje. Jejeje.
JEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEEJEJEJEJEJEJEJEJEJEJEEJJEEJEJEEJEWJEJAOJEJOIEAJHEJEAJOIAEJE
