Cómo utilizar la atmósfera para acojonar.


No, no me estoy refiriendo a utilizar el agujero de ozono en los medios para crear ansiedad en el ciudadano medio, contando con que los únicos capaces de ponerle freno eran gobiernos y empresas. No. La televisión es en sí un hervidero de terror y desinformación, pero esto tiene poco que ver con lo que quiero contarte hoy.

Mi gran pregunta en el día de hoy es... ¿cómo convertir algo normal en algo terrorífico y sin escrimers? El lectorexpectador que vaya a ver tus obras de terror, si no le has metido expectativa a saco convertida finalmente en escrimers, va a pensar que tu obra de terror es una mierda. En serio, ¿tú crees que una obra como 'El Exorcista' triunfaría en taquilla? En crítica sí, seguro, pero nadie iría a verla, porque NO DARÍA MIEDO. La ignorancia que tiene la gente acerca de sus propios sentimientos es enorme. Vamos, ni siquiera yo, que sé este dato y me preocupo por conocerme, me conozco del todo. Pero la verdad es que hay muchos sentimientos que, pese a que los sentimos, pensamos que no existen al no saber etiquetarlos. Hablo del típico
"Pues claro que estoy bien, ¿NO VES LO BIEN QUE ESTOY?" «Más de una mujer me ha dicho esto tal cual xdxdd» 
Y hablo también sobre el poder confuso que tiene la atmósfera en el que pueda leer o ver una obra. A mí, por ejemplo, es el terror que más miedo me da, miedo genuino, digo. La expectativa me tiene con las manos delante de la cara, pero la atmósfera me envuelve y es mucho más duradera en el tiempo. Sin embargo, hay personas que la atmósfera se las trae al pairo, y a otras les aterroriza, mucho, mucho más que a mí. El terror psicológico es más o menos igual en todo el mundo, y todo depende de si decides desecharlo de raíz porque eres un cobardica o decides plantearte el problema. En la expectativa, también vemos algo parecido. O bien te acojona el susto, o bien saber que va a haber un susto te quita la sorpresa y no te asusta. Pero el funcionamiento, en ambos grupos, es el mismo. Con la atmósfera no.

Las raíces del terror húmedo.

Dale al play y escucha esta pista de audio mientras sigues leyendo. Los primeros dos minutos son prácticamente silencio, y cuento con ello, así que no la adelantes.


En la precuela de este taller de escritura, el cual dejo aquí mismo, hablé del terror psicológico, y dije que pertenecía al terror húmedo junto con la atmósfera, pero esa afirmación es un poco trampa. El terror psicológico, como ya sabrás, potencia cualquier cosa que se vea, incluso cuando se acaba la película y niegas que algo así ocurra en la vida real, ha potenciado toda la experiencia. Sin embargo, es muy voluble, y demasiado sutil. El gran componente del terror húmedo, el bizcocho que llena tu estómago en esta clase de películas, es la atmósfera.

Al comienzo de nuestra historia, un matrimonio gay, que podría haber sido un matrimonio lésbico, pero había que coger uno de los dos modelos, el cual no espero que ofenda a la contraparte, y muy tolerante con cualquier religión o minoría étnica existente, por supuesto un matrimonio en el que ambos se respetan y están en él por elección propia... bueno, en fin, me estoy yendo arriba. Pero burlarme de los que se ofenden por esta clase de cosas es agua bendita. Al fin y al cabo, esta gentuza me dio el verano, y supongo que quiero vengarme de cualquier forma posible. Sigo.


Al comienzo de nuestra historia, una que estamos creando tú y yo ahora mismo, un matrimonio ha comprado una casa, que está bastante aislada, y, cómo no, se ha suicidado gente aquí y es muy tenebrosa, de ahí que la consiguieran tirada de precio. En efecto, hay algo raro en la casa, algo que el marido del protagonista no percibe, pero nuestro protagonista sí. Cada noche, las veces que se despierta, nota algo extraño en ella.

En este punto, podemos ir por dos vías diferentes. Podemos ir por la vía occidental, simple e infantil, de hacer un terror seco y honesto. El protagonista se despierta en mitad de la noche, y no ve a su marido en la cama. Extrañado, le llama para buscarle, y entonces ve en la esquina de la habitación un ser típico antinatural, negro, con una cara de mujer llena de dientes y ojos repletos de maquillaje y lentillas. El ser salta hacia la cámara, que se supone que es el protagonista, y entonces el protagonista despierta. Está todo correcto, su marido al lado... todo un sueño.

Este es el movimiento típico de los guionistas mediocres para decirte que algo va mal en la casa: un susto en un sueño. No es, para nada, lo más potente. ¿Sabes por qué la escena del cuadro de 'It' me dio tanto miedo? Porque se construyó. No solo son los elementos que te dicen que algo va a ir mal pronto, como verlo vacío, sino que, previamente, se ha creado una atmósfera. El ángulo de la cámara, cuando el niño entra en la habitación, es extraño, y el niño ya entra dispuesto a no ver el cuadro. Además, está torcido, y si la memoria no me falla, tiene justo la torcedura necesaria para que la cabeza de la mujer, que es deforme, le mire de forma recta. Después de un ruido, el cuadro ha caído al suelo boca abajo, y cuando el niño, echándole pelotas, lo vuelve a colgar, está vacío. Lo que sigue a continuación son unos segundos brillantes de expectativa, que nos indica que ya de ya va a haber susto, pero previamente se ha creado una mínima atmósfera.

Y, aun así, cuando este momento pasa, nuestro cuerpo vuelve a estar normal.


Bien, ¿por qué 'El Exorcista' es tan especial? No es que nos aterrorice, precisamente, pero como ya dije en su reseña, nos agota, y esa perturbación es duradera. No importa que sepas que todo es mentira, cuando acabamos la película estamos asfixiados. Casi siempre es de día, casi todas las conversaciones son absolutamente naturales y de temas banales, el jefe final de la peli no es aterrador... pero acabamos agotados. 'El Exorcista' utiliza un terror psicológico que solo le sirve durante el primer visionado, y tiene únicamente un momento de expectativa que no es reventado. Hay que reconocerlo, si hubiese explotado más estas dos facetas, hubiese sido la película de terror definitiva, porque el uso de la atmósfera es magistral.

Y a eso os invito: a no justificar ese escrimer del sueño para indicar que las cosas van mal. No saques a tus monstruos aún. Deja, primero, que se note su presencia... su respiración, ¿sabes? Pero que no actúen. Aún no.

Cómo usar la atmósfera.


Nuestro protagonista se despierta en mitad de la noche, y su marido no está en la cama. Hace mucho frío, entonces nuestro personaje recuerda que está helado y por eso se ha despertado. La ventana de la habitación está abierta, y el aire, al entrar, empuja las cortinas. A través de ellas, nuestro protagonista juraría que ve bailar las ramas retorcidas y secas de los árboles. No se escucha ningún ruido, más allá del crujido de la madera de la cama y del techo. Nuestro protagonista se levanta, primero para cerrar la ventana, y comprueba que en efecto, las ramas de los árboles no estaban bailando. Se pregunta dónde estará su marido a estas horas de la noche. No está en el baño de la habitación, así que da media vuelta, atraviesa la habitación dispuesto a encarar el pasillo, pero un ruido lo detiene. Procede del baño. Cuando entra, el grifo expulsa agua, pero no puede ser, porque él no lo ha abierto y estaba cerrado hace unos segundos...

Extrañado, lo cierra, y vuelve al pasillo. Un crujido en la habitación parece haberse reproducido y recorre el pasillo, haciendo sonar cada puerta hasta que se escapa por las escaleras. Las habitaciones están completamente a oscuras, nuestro protagonista llama a su marido desde el umbral de la primera, y, como nadie contesta, cierra la puerta... Un crujido se escucha desde dentro de esa habitación. Siente una corriente de aire frío que viene de alguna parte. Apenas se ve nada en la noche, y con cada pisada, la madera cruje debajo de él. Un ruido comienza a sonar, a lo lejos, y no le sobresalta, pero sí logra que su corazón se acelere de pronto... Es música. Es un instrumento musical, que viene de fuera, o de alguna parte lejana de la casa. En el piso de abajo hay una pequeña luz, que se cuela por el hueco de las escaleras, su marido debe de estar viendo la tele otra vez, después de no poder dormirse.

Cruza el pasillo, curioso, encara las escaleras, que también crujen por su peso. Por cada una que baja, el ruido que hacen es mayor, al principio nuestro personaje piensa que es pasajero, pero al final, los crujidos se hacen realmente molestos. Se agacha y asoma la cabeza para ver de dónde viene la luz en planta de abajo, porque las escaleras hacen demasiado ruido. Las ventanas también están abiertas, las cortinas bailan con violencia retorcida, y, desde una esquina oculta, una figura extraña se está moviendo por la habitación, una que el protagonista no reconoce. Es una mujer. Está bailando, sola, con la música lejana de ese instrumento, que parece un saxofón. La luz proviene del comedor, seguramente de la tele, pero no comprende qué hace ahí esa mujer, esa intrusa. De pronto, ella se detiene, y suspira.

Nuestro protagonista se despierta, cuando apenas es de día. Su marido duerme junto a él. No recuerda el momento en el que volvió a la cama, acaba de recordar a la mujer, y no recuerda qué le dijo, no recuerda lo que ella dijo, ni siquiera si le llamó la atención. Simplemente, ahora está de nuevo en la cama. Su marido niega haber abandonado la habitación en toda la noche, reconoce que tardó en dormirse, pero no se fue de su lado, no reconoce haber traído a casa a ninguna mujer, e insiste en que todo ha sido un sueño.

Ya puedes parar la música que te puse en la sección anterior.


¿Su marido miente? ¿La mujer que vio, es real, o todo fue un sueño? Todo lo que vivió anoche fue demasiado nítido y concreto para haberlo soñado, pero probablemente sea cierto. En ningún momento hemos aterrado al espectador, pero estoy seguro de que, si la música ha cumplido realmente su función, y hemos narrado correctamente, con la historia que he improvisado arriba, se habrá sentido pequeño, y confuso. Dime, ¿a que esperabas algo? La atmósfera no solo se utiliza en el terror húmedo: también puede utilizarse para avisar de que va a venir un susto (expectativa) de forma poderosa y efectiva.

Sin embargo, no ha habido susto, porque no estoy enseñándote a usar la expectativa, sino a usar la atmósfera, de manera única, es decir, solo 'aterraremos' al lectorexpectador mediante esta técnica. El ejemplo práctico lo tenéis arriba, pero, aún así, lo sintetizaré de forma teórica:

La atmósfera de preparación consiste en desplazar al lectorexpectador de la realidad normal, mediante pequeños detalles. Al principio, solo es una ventana que se ha abierto. Después, y reconozco que debería haber usado más elementos antes de usar algo tan poco sutil, viene el grifo, que se abre solo. Todos estos detalles avisan al lectorexpectador de que algo no va correctamente, y le preparan para una posible amenaza, pero en este caso no la hemos mostrado.

La atmósfera total consiste en un modelo más a largo plazo que el la de preparación. La realidad en nuestra historia se irá desplazando, pero de una forma más sutil y más poco a poco. No obstante, no afectará a una escena concreta, sino que afectará a la historia general, personajes incluidos. En ocasiones, esta realidad estará desplazada desde el principio, pero siempre recomiendo que empeore un poco.


Para explicar mejor la atmósfera total, pondré como ejemplo mi texto original, 'Cada vez más eterno', en el que, aunque trabajo la expectativa en determinado momento, casi todo es atmosférico. En este texto, la realidad está desplazada desde el principio: el niño corre a través de la noche, la lluvia es intensísima, no hay luna, y la única luz que el niño recibe es la de los truenos esporádicos. Una cabeza cortada y colgada de cerdo nos dice que el lugar donde está es de todo menos común, y sin embargo, yo voy subiendo la apuesta, poco a poco. Cuando el niño entra en la vieja iglesia, el narrador habla de dibujos profanos y más cabezas colgadas alrededor del edificio: el niño está en el meollo del peligro, aquí uso la expectativa, pero quitando eso, la atmósfera sigue escalando. En lugar de un Cristo colgado de la cruz, hay un esqueleto humano. Cuando alguien entra en la iglesia y el niño se esconde en el altar, descubre que el suelo está bañado de sangre seca. Cuando el que entra se asoma a su escondite y le ve, podríamos decir que la burbuja de la expectativa se ha roto, y sin embargo, el hombre pasa del niño. Un cadáver, no se sabe si humano o de cerdo, está encima del altar, y cuando comienza a hacer un ritual extraño, el niño se siente raro y desaparece, y lo que sigue podría parecer una fumada en la que el niño tiene colmillos, es peludo y aúlla a una luna morada.

De la atmósfera de por sí desplazada, he ido subiendo y subiendo las advertencias de que en ese lugar está pasando algo raro, hasta que al final, la atmósfera evoluciona con un salto gigante. Por cierto, fijaos en la primera y última frase de cada párrafo. Los tres puntos en el final están puestos por algo.


Las principales ventajas de la atmósfera es que, al final, estás creando el terror poco a poco y va sorbiendo tu alma según se hace más y más pesada. Al final de 'El Exorcista', la tensión, al no romperse nunca, es tan densa que se puede cortar, y tal y como está filmada, la casa parece cada vez más y más asfixiante. En mi texto juego con las expectativas del lector para crear una atmósfera que no se espera, pero en la película, la atmósfera se construye alrededor de la figura del demonio con cada vez más intensidad. La niña, al principio, solo tiene mal humor, pero poco a poco comienza a enfermar y cambiar hasta que no parece ella. Si quieren salvarla, los protagonistas van a tener que enfrentarse a aquello que les ha estado atormentando durante más de hora y media, no de una forma física, sino de una forma húmeda y mental. Entre la música y el ambiente, en películas, y entre la narración y el ambiente, en libros, la atmósfera acaba por envolverte, pues cada vez es más, y más intensa, y no puedes escapar de ella corriendo, porque no representa un peligro físico: es el entorno en sí el que te ha atrapado.

¿Por qué es mi método favorito?


Creo que se me estaba viendo el plumero, así que lo voy a reconocer: en mi opinión, sin atmósfera, no creas ninguna clase de terror. La expectativa, si no ha sido preparada con atmósfera, no es tan buena. El terror psicológico, si no va acompañado de una atmósfera que vaya tirando de ti hacia el lado que quiera el escritordirector, no te afecta lo suficiente. Y, desde luego, el terror es más potente cuando se pincha después de mucho tiempo, o cuando no se llega a pinchar nunca. Esto desde mi opinión, por supuesto.

La escritura de la atmósfera se basa en los detalles, y lo que diferencia un texto de terror de un thriller son precisamente los detalles. Por ello, yo deduzco que lo que diferencia esos dos textos, es la atmósfera que tienen. Si la atmósfera es seca, honesta, el protagonista vive una encerrona de la que tiene que escapar, o debe enfrentarse a un monstruo. Desde una atmósfera húmeda, engañosa, podrida y llena de hongos, nuestro cerebro cambia y de pronto, no está viviendo la misma historia.

Espero que os haya servido este taller con fines lucrativos para ti y sin ánimo de lucro para mí. Con este, acabamos las tres patas que para mí tiene el terror, y ya solo queda una entrada miedosa para acabar nuestro Noviembre Rocambolesco. Será una peli, y aún me estoy decidiendo entre dos, dos pelis que reúnen y dan balance a estas tres patas del terror por igual: la expectativa y el susto, el terror psicológico y la atmósfera.

Un besito.


¡Lo más popular!

Top: Mejores iniciales en Pokémon.

Hollow Knight: cómo pasártelo en menos de 5 horas.

Top: Mejores shinys en Pokémon.

'Shrek 2' es la secuela perfecta.

Películas: 'Cómo Entrenar a tu Dragón', la trilogía.