'Holy Motors' o la importancia del autor.


Un hombre se despierta en su cama. El hombre se levanta, despacio, comienza a tocar las paredes de su habitación, porque ha sentido algo. Al final, descubre una puerta secreta en una de las paredes, y la abre con una llave inglesa que está integrada en su dedo corazón. Cuando entra por esa puerta, va a parar a un cine, donde los espectadores duermen. Un niño desnudo camina por uno de los pasillos entre las butacas. Un perro negro, gigante, camina al otro lado. El hombre, que es el director real de la película, se acerca despacio a la pantalla de cine, porque quiere ver lo que está a punto de ocurrir. Quiere ver la película que se va a proyectar de forma inminente. Su película. O, mejor dicho, la que tiene en su cabeza.


Así empieza 'Holy Motors'. Esta escena que acabo de narrar no volverá a aparecer en la película. No volveremos a ver esa sala de cine, ni al hombre, ni al niño ni al perro. Cualquiera diría que es arte barato, un conjunto de símbolos encriptados que solo el artista conoce, y, sin embargo, esta escena sin sentido me ha transmitido algo. Ansiedad. Agonía. Y, dentro del ensimismamiento, paz.


Juzgar una escena sin haber visto la película completa no es justo, pero... ¿por qué no íbamos a poder hacerlo, si esta escena no vuelve a salir y no tiene nada que ver con lo que se cuenta? Algo parecido ocurrió al comienzo de 'Guardianes de la Galaxia vol. 2', que empieza con una escena de acción desde la perspectiva de Groot, y él no aporta nada a la muerte del monstruo. Tanto esta escena como la primera de 'Holy Motors' no aportan nada a la historia, pero sí aportan al tema de la historia. Entonces... ¿hasta qué punto un autor nos habla de algo, y hasta qué punto nos habla sobre algo? ¿Merece la pena que no entienda nada sobre 'Holy Motors' hasta el minuto 45?

Hoy voy a hablarte sobre qué es un autor, hasta dónde llega su influencia en una obra, y cuáles son sus límites. Y tranquilo: te va a quedar todo claro cristalino.

¿Qué es un autor, y qué es "cine de autor"?


'Holy Motors' fue un parteaguas en la historia del cine, porque la mitad de los críticos la amaron, hasta elevarla al nivel de obra de arte, y la otra mitad la odiaron. Mientras unos decían
"Una de las más bellas películas sobre cine y el arte de la narración como necesidad para contarnos a nosotros mismos y a los demás" «Daniel de Partearroyo: Cinemanía»,
otros decían que
"Es una de las películas más ridículamente pretenciosas que uno recuerda" «Oti Rodríguez Marchante: ABC».
Luego está Carlos Boyero, que el pobre, que no tiene ni idea de cine, te dice esto:
"Una sucesión de tonterías sin gracia, los caprichos vacuamente surrealistas de un niño consentido e irritante".
Pero bueno, está feo que manche un artículo serio con una cita de Carlos Boyero. Volvamos a los anteriores críticos, a los que saben de lo que hablan... ¿qué ha pasado aquí? Donde unos ven una obra de arte, otros ven un bodrio pretencioso. ¿Por qué? ¿Cómo es posible tanta separación, tan radical, dentro de los propios profesionales que analizan obras? Con Spielberg nunca hubo tanto desacuerdo. Ni siquiera con Tarantino, ni con Lars von Trier.


La diferencia entre cine comercial y cine de autor es que en el cine comercial creas historias pensando en la gente, y en el cine de autor, el autor crea historias pensando en él y en lo que quiere contar, sin tener en cuenta si las masas lo entenderán del todo... pero esta afirmación es falsa. No es que sea falsa, sino que, como yo no creo en ella, la convierto en falsa. Cuando hablamos sobre arte, no hay absolutos. Un crítico de cine tiene el criterio más desarrollado que un espectador normal, pero sigue teniendo un criterio subjetivo, unas prioridades, unos límites personales de lo que él considera arte. Y aunque te parezca mentira, los límites que tiene cada uno, por más diferentes que sean, son todos verdad, siempre. Están bien. Por eso, cuando yo te explico sobre el autor y el arte, hablo sobre lo que yo concibo como autor y como arte, y ni estoy correcto ni equivocado.


Un autor es aquel que hace suya una obra. Miguel Ángel creó al hombre perfecto, igual que lo hizo Da Vinci, y si Goya creó a la mujer perfecta, también los cromañones con figuras de barro. Una obra nos transmite un sentimiento, sea cual sea, y nos da información sobre la época en la que fue creada. Si te fijas en las mujeres de barro de los cromañones, su concepto de belleza es diferente al de Goya, y eso significa que sus vidas fueron diferentes. Las dos bellezas son verdad.


Pero... ¿qué pasa con el cine? Es, por mucho, el arte que más personas y más técnicos requiere. Podemos decir que 'Guardianes de la Galaxia' es de James Gunn, sí, pero también de los cámaras, los asistentes, el responsable de recordar cómo van vestidos los personajes, el responsable de la edición, el de los efectos especiales... Sigue siendo arte, pero no es solo de una sola persona. Llamar "cine de autor" al cine de autor quizá sea ensalzar demasiado la figura del director respecto al resto de técnicos que también han puesto su toque en la cinta.

Y por otro lado, ¿cuántas veces hemos oído hablar del cine industrializado? Estas obras que solo han sido creadas para ganar dinero y vender juguetes, cuyas historias no tienen sentido, sus personajes son vacíos... ya sabes, cuando al director lo mandan callar y los que deciden son los productores. Aun así, quienes están hablando son los productores, ¿no? Aunque sean artistas mediocres, están siendo artistas. Ellos son los autores.


Al final, ya sea cine comercial o cine menos comercial, cuando un autor habla a la audiencia de algo, también lo hace sobre algo, ya seas Spielberg, Tarantino o Leox Carax. Las únicas diferencias entre ser más comercial o menos están en si tu estilo conecta más o menos con la gente, también los mensajes que transmites, y lo accesibles que sean tus símbolos, entre otras cosas. Todo es cine de autor, y al mismo tiempo, esos autores dependen de 1000 personas que van a añadir su toque al resultado final, y esto es así tanto en las obras que solo quieren entretener, como las que nos hacen reflexionar sobre el propio arte.

¿Pero qué es el arte?


Cuando vi 'Holy Motors', no supe de qué iba hasta el minuto 45. Mientras tanto, la película no hizo más que sacarme de ella constantemente. Durante 45 minutos, en lugar de estar enganchado y viendo una historia, era Carli, sentado en una silla mirando una pantalla. Teniendo en cuenta que la película es una reflexión sobre qué es el cine y la vida detrás de cámaras, no me extraña nada que el autor lo hizo adrede. Durante media película, era yo mirando una pantalla donde los personajes hacían cosas. Durante la otra media, yo estaba enganchado mientras los personajes se miraban a sí mismo como personajes.

Entonces... ¿es esto correcto? ¿Podemos dejar al espectador 45 minutos sin saber de qué coño va una película, prácticamente atrapado en la sala de cine porque ha pagado para ver eso, solo para que reflexione sobre lo que queremos? Si me has leído otras veces, sabrás que lo que más critico en el mundo es que una historia te saque de la pantalla o de sus páginas. Entonces, ¿por qué se lo permito a esta?


En realidad es una pregunta retórica. Sé perfectamente por qué se lo permito. Antes hemos hablado sobre cómo la mitad de los críticos la odiaron y la otra mitad la amaron, de forma exagerada tanto unos como otros. Desde que empecé a verla deseé que se terminara pronto, y, sin embargo, al día siguiente quería repetir. Que un hombre se recueste sobre Eva Mendes con el pene erecto y lo considere más arte que un intento vacío de sorprender y retar al espectador, cuando en realidad son las dos, se resume bien en una frase de Lady Gaga. Sí, he dicho que considero un pene erecto arte, así que no me vengas con bromas guarras, que te conozco. En una de sus mejores canciones, 'Applause', Lady Gaga dice:
"Aquí estoy, esperando a que hagas sonar el gong. A que choques con los críticos, qué dicen: "¿Está bien, o está mal?""
Siento el doble entrecomillado, pero la canción cita a los críticos, y por supuesto es la parte que me interesa. ¿Está bien, o está mal? Cuando el arte cruza una nueva frontera, los críticos tienen el mismo ojo crítico que nosotros. Para ellos sería como si el director les guiara a través de una habitación oscura. Puede que no les guste su voz, o su ritmo, pero tanto críticos como espectadores acabamos viajando por la misma habitación oscura, y ninguno de los dos sabemos si eso está bien o está mal.


Por mi parte, comprendo perfectamente tanto a los que amaron 'Holy Motors' como a los que la odiaron, y sin embargo, la considero puro arte, una obra maestra, porque hace que el arte cruce una nueva frontera. Tiene una simbología demasiado críptica, te saca de la película, pero te hace reflexionar sobre el cine de una manera genuina . Esté bien o esté mal, es nuevo. Es arte.

Las mejores obras son las que plasman nuestra naturaleza más básica, la interior, la reprimida. No se trata de ser moralmente bueno, o decir la verdad, no, se trata sobre ser auténticamente humano, y comprender mejor cómo somos, porque de decir qué somos ya se encarga la ciencia. Todo artista que sea un reto para sí mismo y busque en lo profundo de su alma, hará que sepamos más de nuestro cómo al saber más de su cómo.

Pero están los que se aprovechan de esto.

Pues qué quieres que te diga, Rothko.

No existe una técnica definida para representar el arte, sino ciertas directrices, como que muestres en lugar de contar. Pero habrá ciertas historias, como 'El Club de la Lucha', que desafiarán eso. Toda regla técnica del arte puede ser desafiada en cualquier momento, hasta que alguien sin talento artístico decide aprovecharse de este vacío legal... pintores, músicos, cantantes, bailarines, cineastas... sí, están en cualquier parte.

Esta es mi verdad y no tiene por qué ser tu verdad, pero en mi opinión, los pintores que dibujan dos rayajos y un círculo y lo venden por 3000€ con el título 'Ansiedad metafísica' no son artistas. A mí dos líneas rectas y un círculo de otro color no me inspira nada. No me malinterpretes, hay cuadros abstractos que me flipan, y una gran representación de cómo te pueden gustar lo tienes en la primera temporada de 'Daredevil', de Netflix. ¿Y por qué no hablamos sobre los berridos estridentes y sin sentido de Yoko Ono? O algunas piezas de música contemporánea experimental. O los cortos pseudo-artísticos de amateurs que se financian a través de Patreon.


Lo cierto es que para mí no es arte lo que no me transmite, y al igual que veo un cineasta amateur haciendo cortos "de autor" y para mí solo son símbolos puestos ahí sin sentido, o que se dedica más a contar en una voz en off antes que mostrar... para otro puede ser una maravilla. Muchas veces, la libertad que da este arte de bajo presupuesto y "de autor" permite que exploren los límites desconocidos del medio, como Piero Manzoni hizo con su 'Mierda de artista', y nos hace reflexionar sobre aquello que conecta con nosotros. ¡Pero al final, toda la cuestión se concentra ahí!

El arte está donde conectes con él. Y no importa lo que vean otros. Es arte tanto como para otro es basura, pero si para ti es arte, entonces es arte, y eso es verdad. Está bien.

Holy Motors.


Llega el final del día. Después de nueve escenas, las prometidas al principio de la película, el protagonista acaba su jornada de trabajo, y vuelve hacia su casa. Entonces, abre su última carpeta. "Tu casa", pone en la primera página, con una foto en blanco y negro que no podemos reconocer. "Tu familia", pone en la segunda, con una foto igual de irreconocible.

Cuando la limusina lujosa aparca, sabemos que no está donde el protagonista empezó su jornada de trabajo. Yo reflexioné bastante acerca del curro sacrificado que hace este protagonista a diario, pero bueno, al menos vive en una mansión lujosa, así que le pagan bien, pensé. Pero cuando apura el cigarro y entra en una casa en la que no empezó, y otra familia distinta a la de por la mañana le está esperando... lo entiendo.


La novena escena en realidad no estaba planeada, y, aunque fuera una actuación, era su vida. Y esta última parte, que debería no ser una escena, sí lo es. No es que le paguen bien... es que el actor actúa todo el tiempo. ¿Cuál es su vida, entonces? ¿El cine?

Aquí empezaron las preguntas, la verdadera reflexión, mi verdad. La ciencia, en su exactitud, no para de corregirse, y contradecirse, y lo que ayer era real ahora resulta que no fue así. Por otro lado, el arte, en su inexactitud y ambigüedad, es lo único que es verdad en el mundo.Y no importa qué te haya parecido a ti la película, porque será verdad, estará bien... Y por eso, te doy un besi de fresi en la mejilla, y te susurro que esperes un poco más, porque la película no ha terminado.


La chófer aparca su limusina en un gran edificio de limusinas, llamado Holy Motors. Recoge sus cosas con calma, porque está cansada, y se marcha. Detrás de ella, se apagan las luces y todas las limusinas de todos los actores se quedan a oscuras. Apagadas. En silencio... en silencio. Hasta que una limusina, entonces, comienza a hablar, y entre todas tienen una última conversación, intrascendental, nada que ver con todo lo que habíamos visto antes.

¿PERO QUÉ COJONES?

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