Videojuego: Dragon Ball FighterZ (Switch)


¿Qué pasa, qué tal estás? ¿Creías que me había olvidado de ti? Qué va, nunca podría hacerlo... te he ignorado completamente a propósito durante toda esta semana. He pensado, ¿qué podría hacerte más daño psicológico? Las dos únicas opciones eran saturarte a entradas de opinión, o dejar el blog completamente vacío durante una semana. Como la segunda implicaba menos trabajo, cogí esa.

Jajaja... no te enfades conmigo, tengo cositas muy buenas horneándose a fuego lento. Solo necesito maldito tiempo para llevarlas a cabo.


El juego que te traigo hoy está más que sobado y rechupeteado por todo aquel que hace reseñas en el mundo. No sé, serán ricos o algo y tendrán una PS4 o PC, porque aquí, el hombre que tiene una Switch tiene que esperar. Desde el 28 de septiembre he podido disfrutar de un gran juego de peleas.

Es increíble lo que me he viciado. Tengo decenas de vídeos en la sección "Ver más tarde" de Youtube que me explican cómo ser un jugador decente y alargar mis combos, porque soy más malo que un manco muerto, pero no te preocupes. Eso no me ha impedido tomar notas y reseñar, y también tomar suculentas fotos para sacar brillo a tus ojos polvorientos.


He hecho más de 900 fotos. ¿Qué coño hago con ellas? ¡Todas me gustan!

Esta es una reseña sin espóilers, así que puedes relajar el ano, porque no te voy a meter ningún detalle interesante de su historia.

Ah, ¿pero tiene historia?


Yes veri güel, fandango. Este es el modo que más me ha chirriado de todos... tengo opiniones encontradas. Por un lado, los juegos de pelea son famosos por tener un modo historia de mierda. Incluso el 'Injustice: Gods Among Us', el que creo que tiene la mejor historia, muchas veces se saca peleas de la nada. Aparece Aquaman, y se encuentra con Wonder Woman. Y Wonder Woman, porque """"cree que es un enemigo""", le ataca, y hasta que no acaba con el cuello roto no atiende a razones.

Aquí no. Reconozco que, aunque el motivo de las peleas está absolutamente justificado, se hace repetitivo: clones. Clones, clones, clones... El otro día acabé desayunando clones porque me sobraron del último modo historia que jugué. Hay momentos en la historia donde no pasa nada importante, y lo único que haces es matar clones, y matar, y matar, ¡y nunca pasa nada! Encima, durante las primeras horas de la historia los clones son tan malos que me desmotivaba jugando contra ellos. ¡Morían, literalmente, pulsando solo el botón B todo el rato!


Los clones son basura, pero la historia me gustó, las tres que hay, sobre todo la segunda, y el final de la última. La premisa es la siguiente: un alma humana se ha apoderado de Goku y ahora pelea en su lugar. Unas ondas extrañas han rebajado muchísimo el poder de todos los luchadores de Dragon Ball, y la única forma de que recuperen gran parte de él es que se vinculen con esta alma humana, que va de uno a otro según quién tenga que luchar. Así es como detendrán al antagonista de la historia.

Me sorprendió que la historia, aunque no sea canónica, utiliza todos los elementos del canon, incluido 'Dragon Ball Super'. Aquí, ahora que Freezer y Célula han revivido, pueden discutir con Gohan, Krillin y demás sobre rencillas del pasado, aunque por desgracia, lo que empieza molando, acaba siendo un cúmulo de referencias a diferentes partes de la saga. Y lo que ocurre, aunque sea interesante, tiene toques de narración japonesa que me sacaron de quicio un par de veces. ¡Menos mal que las voces, además de en japonés, estaban en inglés! Lo último que necesitaba era que las estridentes voces japonesas me jodieran el oído.


Sí, como ves no soy un increíble fan del modo historia, pero reconozco que está bastante decente para ser un juego de lucha. Lo que más me encantó fue la forma de narrar. Es como si fuera un capítulo de los dibujos, tal cual, y los personajes se quedan estáticos hasta que pulsas el botón A para continuar. Lo que significa que si lees rápido o entiendes el inglés, puedes pasar el botón A en el momento justo para que la animación vaya fluida, y eso es una gozada para los ojos.

Gozadas dragonbolescas para los ojos.


No soy un gran fan de la historia de Dragon Ball (odio que los personajes revivan, prefiero la serie original), pero sí me gusta su concepto. Lo de que sean tan absurdamente poderosos no, obviamente, pero al menos en este juego todos los personajes tienen la misma fuerza """debido a las ondas""". Desde luego, si eres fan de Dragon Ball, o simplemente te gusta lo espectacular, este puede ser tu juego.


Los gráficos aquí en Switch están muy pulidos, y el juego va fluido como la seda. A veces he notado caídas en la resolución en modo portátil, algún que otro momento, pero lo que es importante, que es la fluidez, siempre me fue bien. Pero ojito con la batería, que tantas explosiones, colores y epicidad consumen que da gusto. Bueno, no. No da nada de gusto levantarse de la cama porque te queda poca batería y tienes que cargarla. En modo televisor, el juego siempre va bien, y no hay caídas de resolución.


Lo que más destacaría de este juego es que, aunque tiene su profundidad, es muy fácil que un novato haga cosas espectaculares. Pulsando el mismo botón todo el rato, puedes encadenar cosas chulas, y sí, no son las más efectivas, ni las más económicas de recursos, pero al menos 3 amigachos que no han jugado en su vida pueden gritar como fanáticas de Cepeda cada vez que les sale un combo y la pantalla se llena de colorines. Y sí, hablo de una experiencia propia.

Las mecánicas.


Antes he dicho que el juego tiene su profundidad, pero lo cierto es que tampoco creo que sea increíblemente profundo. El truco de alargar los combos, más que utilizar la cabeza o reaccionar rápido, se trata sobre todo de memoria muscular. Algunos combos son antilógicos, y requieren de mucha práctica, y al final es eso. Sabes que si pegas cierto ataque tu enemigo acabará en cierto sitio, así que mientras vuela ya estás pulsando otra combinación de botones, X, X, Y, salto, Y, Y, A más abajo, X, Y, A...


Es el primer juego de lucha con el que me pongo en serio, pero cuando hablábamos de profundidad creía que sería hacer combos chulos y difíciles con animaciones propias, no simplemente pulsar el siguiente botón antes de que el personaje haya acabado de encajar el golpe actual. Las habilidades propias de cada personaje, de hecho, son bastante fáciles de sacar, y personalmente prefiero aprender a usarlas bien, cada una en su contexto, antes que aprenderme una secuencia de 1000 botones como un puto enfermo.

Y hablando de enfermos...


Es una pena que este juego se tenga que jugar pagando el online para aprovecharlo al máximo. A ver, está claro porque es un juego de peleas, pero hay alguna que otra cosilla extra que si no estás online, te jodes. Al menos lo importante, que es desbloquear personajes (3) y conseguir colorines para los luchadores, se puede hacer jugando tú solo. Y obviamente puedes jugar al modo historia y contra la máquina sin pagar online, porque esto no es EA.

Claro, la máquina no va a suponer nunca tanta emoción y adrenalina como los combates contra otro jugador, pero no me gustó mucho la experiencia. Vale, sí, soy más malo que pegar a tu abuelo con su bastón, pero me he encontrado por esa jungla algunos especímenes que, si tienen vida, me encantaría saber qué tal la llevan. No ayuda que en la Switch el juego salga ocho meses tarde, por lo que novatos """de mi nivel""" se han emparejado conmigo y resulta que viciaron 25 horas al día al juego en su versión de Play. Y yo, feliz.


Cuando el online va bien, todo es perfecto, hay mucha gente y solo hay felicidad, menos yo, que soy más malo que ser feo y ser capullo a la vez. Pero cuando el online va mal... JO, JO, JO.

Hay un modo en el que 3 jugadores, cada uno con un personaje, se pelean contra otros tres. Es, básicamente, como una carrera de relevos. ¿Tú sabes lo que es no acabar ni un combate porque uno deje de pillar el ruter y la partida se corte?

Mierda.

¿Y por qué no hablamos del emparejamiento? Vamos a ver. A la hora de jugar online, te preguntan por tu preferencia. O bien dar prioridad a que tenga buena conexión, que sea de tu nivel... etcétera. Bien. Ejem...
¿POR QUÉ ENTONCES ME EMPAREJAS CON GENTE PARA QUE, CUANDO ACEPTEMOS, PONGA QUE EL RIVAL NO SE CORRESPONDE CON LAS PREFERENCIAS QUE YO HE PUESTO?
¡No me parece tan difícil! Si el rival no se corresponde con mi preferencia, ¡sáltatelo! Pero no me tengas quince segundos en vilo para que al final sea una falsa alarma, porque al final, cada vez que salía un rival yo ya no sabía si pasar o hacer caso. A lo mejor 3 ó 4 de cada 10 veces jugaba, el resto, el rival no se correspondía con mis preferencias. Lo peor del juego, por muchísimo.

El juego, con amigos.

Es que míralo, qué bien se ve, coño.

Dejemos ya la bilis y centrémonos en lo más bonito de un juego de pelea: romper amistades. Por supuesto, me he comprado el juego porque me flipa, pero también tenía pensado compartirlo, y si el multijugador local fuera una mierda, no lo hubiera valorado igual.

De hecho, jugar con amigos es la mejor experiencia de todas. Los controles son muy sencillos, y la falta de profundidad aquí juega un papel fundamental, porque en seguida, dos personas que acaban de coger el mando pero se saben los controles básicos, te pueden hacer cositas. Si encima se leen los 5 o 6 controles específicos del personaje, que casi todos consisten en hacer un cuarto de luna con el stick y luego pulsar una habilidad, ya hacen cosas espectaculares.


Pero luego, si les dices cosas útiles, como que pulsar abajo más A hace que el rival se quede aturdido más tiempo y pueden enlazar con un ataque especial... me ganan. Mis amigos, que acaban de coger el mando, me ganan. Algunos de ellos no juegan a videojuegos. ¿Es para llorar o no es para llorar?

Krillin será un paquete, pero si te paras a pensar, es el humano más fuerte de la Tierra.


Estas tonterías me dan la vida.

Hemos repasado el modo historia, el multijugador local, y el online. Lo único que me ha faltado decir es que también tiene modo entrenamiento y modo contra la máquina (por supuesto), un modo torneo ideal para cuando hay muchas personas en tu casa, y un modo arcade en el que la máquina no te da precisamente caricias. Hablando de este modo arcade, te da una alternativa muy guay. Si te lo pasas en modo difícil con rango alto, podrás desbloquear en seguida a los personajes bloqueados, pero si eres un paquete como yo, con paciencia y horas de juego podrás hacerlo igualmente.

El menú.

Bastantes personas dijeron en su momento que este juego viene con pocos luchadores. No sé qué pensar sobre eso, la verdad. Por un lado, sí, no hay muchos, y 8 de ellos son DLCs que valen cinco pavazos cada uno. Pero por otro lado, cada jugador diferente que cojo se ve con un estilo muy cambiado. Unos tienen muy accesibles unos combos, mientras que otros personajes son inútiles haciendo lo mismo. Personalmente, me gustan Pequeño Buu, por su agilidad, y Freezer, por sus trucos bajo la manga.


Pero si nos cogemos a Piccolo, podemos tener cerca al enemigo. Con Ginyu podemos cambiarnos de cuerpo con el rival, cosa que es la hostia y le convierte en el troll #1 del juego, y con Vegeta podemos enlazar bien los combos porque tiene habilidades muy largas, que dan tiempo a reaccionar. Y luego está Goku, claro, que está roto para bien y cogérselo significa tener caca en el pañal.


Esta ha sido la reseña de 'Dragon Ball FighterZ' para Switch. ¿Qué te parece? A mí el juego me ha gustado bastante en conjunto, y poder jugarlo en el metro (contra la máquina, claro), o tirado en la cama, me parece un puntazo. ¿Qué piensas tú? Un besi de fresi, y una cachetada en el culo, porque sé que te gusta. Bueno. Sé que te gusta que te la dé yo.

Me despido con fotos que me han gustado mucho y no podía no ponerlas.






Mmmh... Yamcha...


¡Soy la hepatitis, y vengo a matarte!



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