Película: Suspiria (1977).


'Suspiria', de Dario Argento, comienza con un asesinato. Algo normal, teniendo en cuenta que es una película de terror. Lo que fue para mí realmente extraño es que, con lo cagón que yo soy, la escena me hizo cada vez más gracia. Al principio, cuando la tensión acaba de reventar y la chica está en peligro, levanto las cejas, extrañado. Pero a medida que la chica sufre una millonada de cuchillazos, su cara atraviesa dos cristales y acaba ahorcada de forma innecesariamente brutal, acabo por reír en silencio, para que mis compañeros no me oigan.

Fue una forma extraña de ser introducido en el movimiento expresionista en el cine, pero, en realidad, cualquier forma hubiera sido extraña, porque el expresionismo es extraño. Déjame hablarte sobre este movimiento, antes de poder hablar sobre la película.


No te voy a aburrir con orígenes y precursores, porque si a mí no me importan, imagino que a ti menos. Básicamente, el expresionismo es un movimiento que, ya sea en pintura, libros o películas, se centra en la forma de contar algo, mucho antes que en lo que cuenta. La historia es solo un pretexto para generar un sentimiento, y me parece que la primera escena de 'Suspiria' tiene todos los elementos básicos concentrados, de forma que, viéndola conmigo, pronto aprenderás a ver esta clase de películas.

Esta reseña solo espoilea los primeros cinco minutos de la película.


Su primera escena y el expresionismo.


Suzy Bannion camina por el aeropuerto, hacia la salida. No pasa nada raro, no se escucha nada más que sus pasos, y los de algunos pasajeros que también salen, detrás de ella. De pronto, la cámara apunta hacia la puerta, y cuando se abre la música se escucha tenue, como una caja de música.


Sin embargo, cuando la cámara vuelve a enfocar a Suzy, volvemos al silencio. La cámara vuelve a centrarse en la puerta, que está más cerca, y la música se escucha aún más fuerte, hasta reventar, cuando Suzy sale y de pronto descubre una terrible, terrible tormenta.


Nadie le ayuda, pese a que se está mojando, pese a que no puede casi aclararse a llamar el taxi mientras mantiene cerca sus maletas. Ningún taxi para a por ella aunque les esté llamando, y cuando uno lo hace (el único negro), se niega a ayudarle a subir... y cuando Suzy le dice la calle a la que se dirige, no le entiende, pese a que estaba diciendo el nombre con bastante claridad.


Parece que no ha llegado a un entorno muy amigable, ¿no crees? Cuando Suzy llega al edificio, encuentra una puerta, un edificio único aislado en el bosque, y llama, bajo la intensa lluvia... pero detrás del interfono, contesta una voz que dice no conocerla. Mientras, una chica rubia ha salido de la escuela, gritando frases sin sentido, caminando ella sola a través de la oscuridad del bosque.



Por fin, tenemos un descanso. En otro edificio extraño, de colores pintorescos y puertas grandes, la chica que hemos visto correr por el bosque ha llegado por fin a casa de su amiga.


Su amiga insiste en que le cuente qué es lo que tanto la perturba, pero ella no es capaz de contestar. Pat, la chica rubia, se queda sola en la habitación, pero nota algo raro en la ventana. Nosotros no vemos nada, tampoco lo oímos, pero ella no para de mirar una prenda que está tendida en la ventana.


Así está un rato largo, hasta que unos ojos brillantes aparecen detrás de la prenda. Pat grita, cuando un enorme brazo sale de detrás de la tela y la agarra de la nuca. Su amiga grita, y aporrea la puerta, pero está cerrada. La música estalla. Gritos, más gritos.


No me jodas.

El brazo empuja a Pat a través de la ventana y la saca afuera, pero no cae pese a estar en un tercer o cuarto piso, sino que aparece en un pasillo del edificio al aire libre. El hombre extraño apuñala a Pat muchas veces, mientras su amiga chilla desde el interior del piso, y pide ayuda, pero nadie responde.



Finalmente, Pat acaba rompiendo un techo de cristal, y antes de caer, queda brutalmente ahorcada por una cuerda. Su amiga, que había salido al vestíbulo del edificio a pedir ayuda, también muere, cuando su cabeza es atravesada por uno de los cristales que han caído.




¿Qué acabamos de ver?

Evidentemente, esta no es una película al uso. Lo normal hubiera sido que, cuando empezase la música, no hubiese parado, para dar ambiente... sin embargo, aquí no. Aquí es intencionalmente protagonista, y la película quiere que la oigas, que veas cuándo calla y cuándo se oye. El hecho de que solo se oiga cuando la cámara enfoca a la puerta nos dice que Suzy se dirige hacia el mal, porque sí, la música muy buenrollera no es. El hecho de que los taxis no la ayuden, la lluvia desenfrenada, las actuaciones sobreactuadas... todas sirven al mismo propósito: que te sientas incómodo. Y en el caso del final de la escena, caóticamente violento.


No importa la coherencia narrativa, ni la lógica, ni la razón. Alguien en el mundo real no se comportaría como lo hace Pat, ni como muchos personajes a lo largo de la obra, pero no tiene ninguna intención de plasmar la realidad, sino generarte en el cuerpo una perturbación, que solo se activa cuando suena la música. Porque, desde que ves la primera escena de 'Suspiria', has sido condicionado.

Más que los ojos, los oídos.


En 'Suspiria', el mal es invisible, no es algo que se pueda ver utilizando los ojos. No es casualidad que los ojos sean el órgano más relacionado con lo racional, lo lógico. Tampoco que uno de los personajes sea ciego. El resto de órganos sensoriales son mucho más relacionados con lo visceral, con lo que experimentamos. El gusto, que aquí se siente en forma de comida envenenada. El tacto, que podemos ver en detalles como la importancia de los pasos, en esta historia, y otras cosas, que prefiero no espoilear. También percibimos con el olfato, hacia la carne podrida.

Pero lo más importante aquí es el oído. El oído desarrollado de un ciego. El sonido de pasos en la noche... o el de una respiración asfixiada en la oscuridad. Si quieres descubrir el mal que existe en 'Suspiria', necesitas abrazar la visceralidad y utilizar el resto de sentidos, y sobre todo, tu oído.


La película utiliza este detalle en la historia y lo potencia al extremo: toda la película hace uso del oído, hasta el punto en el que estás escuchando una historia apoyada en imágenes. Y llega el momento de que hable de su música.

Todo el mundo conoce la banda sonora de 'El Exorcista', con sus 'Tubular Bells', pero yo cuando la vi... bueno, sí, mola, muy bien, pero lo que me daba ""miedo"" era la historia, la música me dio bastante igual. Aquí no, aquí es completamente lo contrario. Puede que Suzy Bannion solo esté caminando por un pasillo, pero si empieza a sonar la música de Goblin sabes que algo raro está pasando, sabes que estás percibiendo el mal, aunque no lo veas. Empiezas a mirar la pantalla, todas las esquinas, pero no localizas nada extraño, y cuando por fin ves algo que podría ser eso extraño, el mal, no tienes del todo claro qué es. No sabes qué ha pasado, solo que ha pasado, y la música se desvanece, y no sabes a qué has tenido que tenerle miedo.


Cinco minutos después, lo compruebas. Y las consecuencias del mal son tan extrañas, tan distintas, que no sabes a qué amenaza estás haciendo frente. Eso es terror. Es, literalmente, la definición de terror, el típico terror húmedo al que yo me refería cuando creé este blog. Si sabes a lo que te enfrentas, tienes miedo, pero aquí no es que no tengas miedo, es que no sabes a qué tener miedo.

Solo la música y los oídos te darán la respuesta. Incluso en el final, donde un destello ilumina la silueta, sabes que esa silueta no está viéndola la protagonista, sino que solo escucha la respiración.


Entrecortada. Moribunda.

Asfixiada.

No cuenta solo lo que cuenta.


Puede que 'Suspiria' hable de cómo Suzy Bannion entra en una academia de baile y se enfrenta a un horror que nunca había conocido, pero la historia está repleta de simbolismos, y el hecho de que la historia en sí esté incompleta de contexto da pie a que investigues qué es lo que ha querido decir. No es tan necesario como en 'Hellblade: Senua's Sacrifice' o 'El Viaje de Chihiro', pero investigar ayuda a ponerte en el contexto de Alemania en 1977.


La Alemania partida, los últimos coletazos nazis, los primeros coletazos feministas de la actualidad... los tiros van por ahí, y aunque reconozco que es una historia demasiado rebuscada para representar todo eso, tengo que darle crédito. Mi debilidad, lo estoy comprobando, son las historias artísticas que se enfocan en el sentimiento, y su historia es, además de lo que se cuenta, una metáfora de algo más grande.

Es algo que yo también tiendo a escribir. Con 'Crónica de Mil Mentes' es algo profundamente explícito, cuando vemos que lo que le ocurre a los protagonistas es una metáfora de lo que le ocurre a Mentes en su vida diaria, pero en el otro borrador que he escrito también ocurre algo parecido.

Mírala, es una obra de arte.



No importa si luego te gusta o no, pienso que merece echarle un vistazo. Quizá descubras que el cine expresionista te apasiona, o quizá esta sí te guste, aunque el cine expresionista no. Aunque yo bromeo mucho con el asunto de que yo soy muy cagón, en realidad esta es la primera obra que ha logrado perturbarme de verdad, porque por más que ocurran cosas terribles, hay una separación entre personajes y espectador. Al ser una historia que se centra en la forma, y su forma se centra en perturbarte, logró hacerlo, más allá de lo que mi lógica y mi razón pudieran decirme sobre la historia. O qué hacía una americana y varias alemanas hablando italiano.


No es algo sobre lo que ocurre, sino cómo se cuenta. El color, muy importante el color. Y la música. De nuevo, la música.

Un besi de fresi para ti y para el ente que te mira desde atrás. Nos vemos pronto, bien con la reseña de 'Genezis', o con la de la nueva 'Suspiria' de Guadagnino, lo que me apetezca escribir antes.

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