El humor como herramienta de opresión.


Me he dado una vuelta por tuiter. Bueno, no, miento. Me han llevado a dar una vuelta, yo no he dado ni un clic, lo ha hecho un vídeo por mí. Es lo equivalente a montarse en la atracción del parque de atracciones donde te montas en un coche y el coche te pasea por unos decorados cutres. Como si estuvieras andando tú, pero es mejor, porque no caminas.

Yo una vez aguanté dos horas de cola para subirme a una mierda así.


La cosa es que durante el paseo he visto mensajes que me han reventado las arterias más importantes de mi paciencia. Así de artístico. Y yo iba a seguir escribiendo mi próximo ensayo, pero ahora necesito hablarte sobre este tema, te voy a contar mi posición al respecto y te explicaré por qué, porque yo no impongo nada, solo soy un hombre cishetero que no practico la cultura de la opresión y creo que la opinión de una mujer, un homosexual o un asiático vale lo mismo que la mía.

Pero la de un negro no.

El caso que no sabía sobre Rober Bodegas y los gitanos.


Soy una persona a la que han faltado mucho el respeto por decir que no soy feminista, sino igualitarista. Como si no supiera que el feminismo es el movimiento que lucha por que la mujer obtenga los mismos beneficios sociales que el hombre. Mi igualitarismo dice
"¿Y los perjuicios sociales de la mujer? ¿Y los perjuicios sociales del hombre?"
¿Y qué pasa con los hombres cuando caminan solos por las calles? ¿Acaso no tienen miedo? Claro, a mí no me van a violar, pero quizá me metan un navajazo en el estómago, y no es el mismo trauma el que se queda después, pero las lesiones físicas son mayores, y el miedo es el mismo en los dos casos.

Estoy divagando.


A donde quiero ir es que, aunque aplauda que cada mujer esté donde merece y no le lastre su condición de mujer, eso no quita que retrate de vez en cuando a una feminista radical. Y cuando mi político más detestado hace algo bien, lo he dicho. Yo mismo detesto a Cifuentes, y aplaudo que redujera el abono a los jóvenes, y nunca la he atacado por mentir sobre su máster. Tampoco me pongo a lloriquear sobre el asunto de que tenga miedo al ir por la calle, porque considero que ahora estamos tratando temas más importantes, y eso no quita que de vez en cuando tenga que debatir sobre esto con chicas que practican la cultura del miedo.

No me caso con nadie. Por eso el canal de youtube Un Tío Blanco Hetero me gusta. Para quien no lo sepa, este tío se dedica a repartir un poco de sentido común y "vamoh a calmannoh" entre los ofendiditos, precisamente usando la figura del tío blanco y hetero como parodia, ya que por lo general, un tío blanco y hetero, por ser lo más prominente, son también el grupo más justificado a la hora de ser linchado. Y he visto hoy este vídeo suyo, que publicó en agosto.


Si no vas a verlo porque son 25 minutazos, te lo resumo: Rober Bodegas es un cómico que hizo un monólogo en contra de los gitanos, y esto ofendió a mucha gente, entre ellos, gitanos. Rober les criticó por no adaptarse a nuestra sociedad, no llevar al día los papeles de sus coches o sus permisos de conducción, y exigir a las chicas que se casan la virginidad, comprobándolo con el pañuelo. Cosas que, por cierto, son verdad.

¿Qué ha hecho mal? Bueno, al parecer, el hecho de ser un tío blanco y hetero, además de occidental, le hace estar en una posición por encima de los gitanos, por lo que meterse con ellos es acoso y bullying. Esto lo han remarcado mucho varias chicas feministas (radicales) en tuiter, donde dicen que el humor "ofensivo" solo lo pueden practicar los oprimidos contra los que oprimen, o los oprimidos contra su mismo colectivo de oprimidos.


Un Tío Blanco Hetero señaló que hay que tener cuidado a la hora de quién catalogas como opresor y oprimido, porque, por ejemplo, las feministas criticaron a Rober por hacer el chiste del pañuelo, pero en ningún momento arremetieron contra los gitanos por hacer esta práctica patriarcal. De hecho, critican a Rober, el cual  critica la práctica patriarcal. Según UTBH, estas feministas no buscan la justicia social, sino sentirse superiores moralmente al adoptar el papel de ir con la minoría, justificando así todo el daño que puedan hacer.

Y estoy de acuerdo con lo que dice.

Pero antes, hablemos sobre el humor.


Por favor, defíneme lo que es un cuadro.
"K tiene k ber sto con el umor, carli"
Venga, porfa, defíneme lo que es un cuadro, prometido que tiene que ver.
"Psss una pintura bonita, k kerra desir algo, supongo, sabs lo k t digo?"
Ahora defíneme lo que es el humor.
"k?"
El humor. Que me lo definas.
"Io k se, ase grasia"
Tenemos un problema a la hora de definir el humor. ¿Qué es exactamente? Hay quien ha definido que para que el humor haga gracia debe haber una victima, pero los juegos de palabras hacen gracia y no hay víctima ninguna, ni siquiera el que hace el chiste, pues no queda como un tonto, sino como un graciosillo. Hay gente que ha definido el humor como la fórmula "tragedia + tiempo", pero esto tampoco es cierto, porque a día de hoy de los chistes de judíos solo me hace gracia la transgresión de contar ese chiste.


Y hablando sobre transgresión, el humor hace gracia cuando transgrede algo. A partir de aquí empezamos a darle al humor unas definiciones más especializadas, como "la transgresión de la realidad dependiendo del contexto". Esta en concreto me la acabo de inventar, pero da igual, te dejo que la uses, porque está mal de todos modos.

Tratamos de definir el humor como si fuera una ciencia, en lugar de lo que realmente es, un arte. Y en el arte, lo que más importa son los sentimientos del autor y los tuyos como espectador. No importa las definiciones que ponga, más precisas o menos, porque el humor, como arte que es, es tan contextual y tan arbitrario que cosas que están mal en todas partes nos harían reír con el contexto apropiado, aunque sea uno entre un billón.


Y lo más importante del arte es que no toma partido. Recuerdo que en primero de novela uno de mis copañeros estaba escribiendo sobre un protagonista pedófilo, y en las páginas no solo relata las cosas que les hacía a los niños, sino que lo veía como verdadero amor, como auténtico respeto hacia el niño, como una figura paterna en lo carnal, y el niño le veía como alguien bueno que le estaba rescatando del pozo en el que en ese momento se encontraba. Nunca, nunca en mi vida he leído un texto con tanta amargura, parando para coger aire cada pocas frases.

Y nunca he felicitado tanto a un hombre por haber escrito algo.


El arte no es moral, no es político ni social. Es afectado por el contexto global, pero se centra en los sentimientos. El arte puede dibujar cómo un padre devora a un hijo suyo, y no está mal. Puede mostrar un pene en el centro de la escultura, y no está mal. Puede hacer que el villano asesino gane y la película acabe, y eso está bien. Somos nosotros, como espectador, los que decidimos qué hacer con lo que hemos recibido. Y si un puto loco ve al Joker de Nolan y se siente inspirado para matar, la culpa no es de Nolan ni de Heath Ledger, quien interpretó al Joker, sino del puto loco que recibiendo ese material no se le ocurre hacer otra cosa que matar. Es tan absurdo como culpar a los videojuegos de que en un país donde las armas de fuego son legales, haya bastantes altercados con armas de fuego.


Y claro, yo jamás bromearía con un chico feo de lo feo que es. No puedo bromear, porque ya es feo. En todo caso podría decir lo pivón y belleza divina que me parece, y eso hará gracia, porque claramente no lo es y le estoy llamando feo en la cara, y eso es transgresor. ¡O ser ingenioso a la hora de llamarle feo, lo cual es igualmente transgresor, o más! Por eso, cuando Rober Bodegas critica al gitano de no vivir como vive la gente, y de meter un pañuelo por el coño a una menor, hace gracia, porque está diciendo lo que todos sabemos, y eso es transgresor, porque se atreve a decirlo. No solo eso, sino que no está oprimiendo a nadie, les está poniendo a la misma altura. Son los gitanos los que por lo general no quieren vivir como la gente normal, pero está demostradísimo que cuando un gitano quiere, es exactamente igual a todo el mundo. Muchísimo peor me parece la actitud condescendiente que tienen los ofendiditos, diciendo que Rober se está recochineando con su superioridad. ¿Qué superioridad? ¿Debería llamarte racista, ofendidito?

Por supuesto que no le llamaré nada, porque yo, a diferencia de esa gente, no me considero nadie para ir soltando unos cañonazos de tal calibre solo porque algunos no han cocinado ni dos segundos las ideas sueltas que tienen en la cabeza.

Los ofendiditos.


Vivir en sociedad nos envenena un poco. Es bastante tóxico, si nos ponemos a pensar, porque no podemos vivir sin sociedad, pero estar con ella nos hace daño. Oh, dios mío. Desde luego, el mismo Dios debe ser un cabrón al mismo nivel que el de 'The Good Place', para mantenernos en vilo en este tormento eterno.

Pero estoy divagando.


La cosa es que aquí todo el mundo curramos la hostia y tenemos mil preocupaciones encima. Cada uno lo lleva como puede, yo personalmente juego a videojuegos, escribo y veo vídeos en youtube, y así desahogo. También tengo la mala manía de mostrar a la gente los traumas que se ha empeñado en esconder, porque yo qué sé, tengo un punto de crueldad inconsciente disfrazado de buenas acciones y voy horrizando a la gente por ahí.

Sin embargo, hay un colectivo no tan pequeño de personas, dependiendo de dónde pongamos el límite, que se dedica a insultar o juzgar a los demás en base a lo que ellos creen correcto. Según ellos, son los buenos de la película, porque siempre te van a dar argumentos donde llenan lo que hacen de lógica y es fácil justificarlo. Yo mismo he conocido a una chica que justificaba insultar a la gente y llamarla machista, cuando ese machista en cuestión no la había hecho daño de ningún tipo. Había leído treinta tuits suyos y, como su amiga había empezado a lincharle, decidió unirse. Y ni tan mal.

Este es una joya.

La cuestión es que yo creo, vamos, estoy seguro de que es así como esas personas canalizan su rabia. El problema es que buscan igualdad y lo que consiguen es, simplemente, imponer su moral. Si te paras a leer los tuits de las chicas que salen en el vídeo de arriba, vas a ver que muchas parecen tener claro lo que está bien y lo que está mal, cuando en realidad no existe ni el bien ni el mal. Asesinar a un hombre está mal, pero si ese hombre ha violado a tu hija... ¿está regular? ¿Es justificable? Y si tu hija, antes de ser violada, decidió que estaría bien engañar a ese hombre haciéndole creer que quería tema con él para luego echarle por tierra y frustrarle... ¿hace que la hija sea culpable de algo?

Si nos ponemos a buscar causas y consecuencias morales, vamos a estar toda la puta vida. La moral no nos la dio Dios, nos la inventamos nosotros, y depende demasiado del contexto y de las vivencias de cada uno. Una amiga acaba de tatuarse una flor preciosa en la espalda y su madre no para de hacerle sentir mal al respecto. Porque para la madre, tatuarse es inmoral.


Al final, si criticamos lo que nosotros creemos que está mal, pero no de forma sutil, sino arremetiendo contra el acusado con insultos o amenazas, o con chantaje social pasivo-agresivo, como ese de que si criticas al feminismo es porque eres un machista, estamos creando una dinámica donde en lugar de premiar lo que está bien, estamos castigando lo que está mal.

Y esa dinámica acaba en la censura.

Censura que podemos ver, por ejemplo, con lo que dice la señorita ElenisYoung: que el humor que haga una persona con poder social elevado solo puede ser contra los de su mismo poder o grupo, o superior. Pero con los de poder inferior, no.

Este chiste es el más políticamente correcto que existe, entonces.

Esto es confuso, porque habría que definir qué es esa escala de poder, pero incluso con eso definido, estaríamos censurando una acción por la idea subjetiva de igualdad de una persona, y por lo tanto, estaríamos quitando libertad. Y como siempre he dicho, avanzar es abrir puertas, y no cerrarlas.

Esto, al final, me deja clara una cosa: que lo que buscan los ofendiditos no es la justicia en sí, porque si no, ya habrían arremetido hace tiempo contra los gitanos y los musulmanes y judíos de algunos países, e incluso habrían intentado boicotear el reggaetón, un estilo musical caracterizado por el machismo de sus letras y su sobresexualización, producto de una cultura que aún le queda un poquito para considerarse moderna y que tiene una fijación obsesiva con el sexo, y la cosificación de un género por parte del otro.

El arte no entiende de censura.


En el arte está todo permitido. El arte es la comunicación entre autor y espectador, lo que significa que si un humorista de pronto pega un bofetón a alguien del público, no es arte. Debe entenderse esto, ¿sí? El arte es pura interpretación. Cualquier acto que interfiera con la libertad del espectador, como darle un bofetón, no es arte. Sin embargo, meterse con los gitanos es algo perfectamente normal, porque cualquiera tiene el derecho a opinar mal sobre quien sea. Cuando escucho chistes acerca de escritores, me río cuando me hacen gracia. Si te ofenden unos chistes, lo siento, pero el que pone ahí esos sentimientos y se lo está llevando al territorio personal eres tú.

Como bien se dice en el vídeo, el chiste que juega a la ofensa y transgresión genera un pacto invisible entre el cómico y el espectador, donde ambos entienden que no son lo que se cuenta en el chiste. Si al principio de la entrada hago un chiste sobre negros, doy por sentado que tú entiendes que no tengo nada contra los negros, y yo doy por sentado que tú tampoco, por eso creo que va a resultar graciosillo.


El humor debe desafiarnos, igual que el arte. Mostrarnos el lado más oscuro de la humanidad, si es necesario. Porque cuanto más nos haga pensar y más duro sea, con más respeto está tratando a su público. Le toma como un igual, alguien que no solo va a encajar los golpes, sino que va a disfrutar de que el mismo cómico se autoencaje unos cuantos. Eso es absolutamente contrario a la condescendencia, a las falsas apariencias de los ofendiditos, como si fueran el hermano mayor y tú el enano que necesitas ser salvado. Mirarte por encima del hombro no es respetuoso. Callarse lo que haces mal solo por ser una minoría, tampoco. Esto es la vida real, aquí todos dan y todos reciben.

Igualmente, el propio UTBH, el creador del vídeo de arriba, comete un gran error cerca del final, sobre el minuto 21:20, cuando dice que los cómicos que hagan caso a estos ofendiditos son unos gilipollas integrales. ¡No es cierto! ¡No somos nadie para definir a alguien por su humor! Que cada uno haga el arte que le salga de dentro, que para eso es suyo, porque aquí todo está bien, siempre que no recortemos las libertades de nadie.

El humor, el arte, debe desafiarnos. Exigid ser desafiados.


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