Películas: 'Cómo Entrenar a tu Dragón', la trilogía.
Cuando la primera parte golpeó los cines, hace casi nueve años, no quería verla. ¿'Cómo Entrenar a tu Dragón'? ¿Qué era eso, una peli de carreras con dragones? ¿Concursos de belleza? No. No con ese nombre tan cutre. Al final, la vi medio obligado. ¿Qué podía hacer? Mi familia, a votación popular, decidió ir a ver esa mientras estábamos en plenas vacaciones de semana santa. ¡Y encima en 3D! Cuando ya la moda del 3D empezaba a quemar, y las películas te vendían un 3D de exagerada mierda...
Reconozco que el título me dio un arreo en la boca que me dejó clavado, en el asiento, claro. No solo el 3D era bueno: me había quedado fascinado con la película.
Pero bueno, así es la vida cuando envejeces: que las cosas buenas se acaban. El ciclo de Hipo y Desdentao, nueve años después, se acaba. Y es hora de dar mis impresiones en conjunto, las tres películas reseñadas de forma individual, pero también de forma conjunta como franquicia. ¿Qué ha hecho esta trilogía por el cine? ¿Qué nos ha aportado a nosotros?
Esta reseña va a tener espóilers para las dos primeras, y sobre la tercera evitaré decir cualquier cosa, incluso la premisa, pero siempre dejando claro a qué público le podría gustar.
'Cómo Entrenar a tu Dragón', la gran sorpresa.
Dreamworks no es Disney. Allá por el... un momento, ¡¿2001?! ¿Dieciocho putos años? Perdón. Allá por el 2001 se estrenó 'Shrek', una comedia que demostró conectar con una audiencia cada vez más conectada, que no proponía los mismos valores "puros" de la competencia, sino unos más complejos, adultos. Cínicos. De hecho, la mitad del humor de la película consistiría en imitar a Disney para parodiarlo: en el mundo real no funcionan esas cursilerías y esos clichés, querrían decir.
Tampoco los finales absolutamente felices.
La historia de esta primera parte es tan buena por su premisa simple. Vikingos contra dragones, el padre es fuerte, el hijo es un flacucho. Fin. Esta simpleza permite al escritor utilizar ciertos recursos, como el hecho de que Desdentao, ala rota incluida, represente las diferencias ideológicas entre Estoico e Hipo, ya que Hipo, al ser un chaval esmirriado, ha necesitado desarrollar más su pensamiento lateral. Del mismo modo, el dragón gigante que subyuga a los dragones simbolizaría el cisma que hay entre vikingos y dragones, de forma literal y metafórica: literal, porque obliga a los dragones a enfrentarse a los vikingos por comida, y metafórica, porque el hecho de que Estoico pelee contra él también significaría pelear contra todos los prejuicios que su cultura le ha hecho tener.
Sin embargo, lo más destacable de todo el viaje es la enseñanza que se lleva el niño que ve la película. Hipo y Desdentao deciden sacrificarse para liberar a sus pueblos, y aunque la jugada sale bien, el chaval acaba perdiendo media pierna en el proceso, igual que Desdentao perdió su aleta. No vi venir esto. El hecho de que la película afronte la pérdida de la pierna de forma natural pero poco dramática lleva al niño a interiorizar que los finales felices exigen sacrificios, aunque no sean graves.
El despliegue visual es también arrollador. No se centra en la belleza de las formas, como hasta ahora había hecho Disney, sino que aquí se acentúa el color, se le da mayor presencia al aire, a la humedad o a la sequedad del humo, de forma que cuando Hipo y Desdentao vuelan, se siente más físico e inmersivo. Si la historia ya chocó, el hecho de dar importancia a factores estéticos novedosos abrió varias puertas en el cine de animación, puertas que, de hecho, aún no han sido casi explotadas, a excepción de 'Coco' o 'Kubo y las Cuerdas Mágicas'.
No he hablado sobre la música. Y, en realidad, no tengo mucho que decir... es fantástica, una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos, y lo digo en serio y pensando muy bien lo que he dicho. Meses después de no ver ninguna película sobre dragones, y me encuentro tarareando aún el tema principal, aunque no me haya parado a escucharlo nunca, ni siquiera en Youtube. El compositor, John Powell, mantiene el nivel durante las tres cintas.
No he hablado sobre la música. Y, en realidad, no tengo mucho que decir... es fantástica, una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos, y lo digo en serio y pensando muy bien lo que he dicho. Meses después de no ver ninguna película sobre dragones, y me encuentro tarareando aún el tema principal, aunque no me haya parado a escucharlo nunca, ni siquiera en Youtube. El compositor, John Powell, mantiene el nivel durante las tres cintas.
He estado hablado sobre la que podría ser una de las mejores películas de animación de la historia.
'Cómo Entrenar a tu Dragón 2', una expansión muy literal.
Sobre la segunda parte, su principal fuerte como secuela es también su mayor debilidad en cuanto a historia. Antes hemos visto a humanos pelear contra dragones, de una forma poco violenta, nada explícita, para niños, y es verosímil, porque al fin y al cabo nunca hemos visto a humanos pelear contra dragones. Aquí, el hecho de crear nuevas islas, nuevas naciones y enemigos humanos para los protagonistas, significa que los buenos van a luchar contra humanos malos. Lo que significa que, cuando no veamos realmente morir a nadie, sino ser noqueados, va a resultar extraño. Poco verosímil.
El villano de la primera parte me parece perfecto porque es lo que tiene que ser, la gran barrera que separa a los dragones y a los humanos de la paz. No necesitas más. Cuando el villano es humano y quiere acabar con los memienses (¿se dice así? el nombre de Isla Mema es tan gracioso...), y también con los dragones de los memienses... necesitas que sus motivaciones sean buenas. Y bueno, no lo son, simplemente quiere subyugar a los dragones porque sí, así que espero que sea alguien interesante... pero no. ¡Tampoco! Lo más interesante del villano es precisamente lo diferente que es al Estoico de hoy en día, que, como padre, ha cambiado mucho.
Hablemos sobre padres. Sobre el papel, es buena idea presentar a la madre de Hipo, pero no lo veo muy bien eso de que se acuerde de todo y sepa quién es, porque en ese caso ya puedes inventarte una excusa cojonuda para que no haya vuelto con su familia. No, la excusa no es muy buena. Lo ideal hubiera sido que hubiese perdido la memoria y que, al ver a Estoico, recuperase parte de sus recuerdos. Pienso.
Pero lo que menos me funcionó, a mi parecer, es la estructura. El hecho de matar al padre a manos de Desdentao (movimiento brillante), genera un gran vacío que funciona como "momento de la derrota antes del clímax", pero si el clímax no está a la altura emocional de la derrota, corres el riesgo de que se sienta barato, y yo por lo menos lo siento así. ¿Por qué dar más poder a Desdentao? Me hubiese parecido suficiente el hecho de que pueda liberarse del yugo del Alfa, y el hecho de que le venza en combate individual, a un Alfa... joder, lo noto muy barato. Como si ya lo hubiera visto antes. De este modo, al final tenemos a Hipo como jefe (aunque esté ahí su madre, pero bueno), tenemos a Desdentao como emisario de los Gorgonitas, y todo es bonito y de color verde. No me convence.
No creas, aun así, que detesté esta película. El hecho de hacer crecer 10 años a los personajes me parece un puntazo, porque no es algo a lo que los niños estén acostumbrados, y que Hipo sea un explorador justifica el hecho de que el universo se cree en la secuela. Las dinámicas entre vikingos y dragones me parecen ricas, y se nota que han pensado mucho en ellas, y la madre, aunque critique que conserve los recuerdos, es un buen personaje, y también su dragona.
De la misma forma, el vacío que deja la muerte de Estoico es lo mejor de la película. Fue una idea arriesgada, de nuevo, pero estaba claro que los niños podrían encajarlo, solo que esto no sería como la muerte de Mufasa, sino un poco más doloroso al llevar para entonces película y media con nosotros. Es doblemente desgarrador cuando sabes que va a morir desde bastante antes de que ocurra, cuando ves a Hipo con problemas y su padre que, desde lejos, corre para ayudarle. ¡Y que lo haga Desdentao! Sin duda es uno de los sacrificos que más fuerte me han sacudido de mi vida, y he visto muchos. Ver cómo el villano y Estoico antes se parecían, y verlos después, lo diferentes que son, te da aún más sensación de cambio en el personaje, y esos son los personajes por los que empatizamos.
En general, la historia dio un bajón importante en esta entrega, pero sigue reafirmando a los niños que la pérdida es parte de la vida, y que, de nuevo, si queremos la libertad, el final feliz, esa carrera que queremos, el amor de ella... lo que sea, hay que pagar un precio.
No he dicho nada sobre la fotografía o la dirección de la cámara, pero sigue al mismo nivel. Solo quédate con que los colores siguen siendo preciosos, el aire se siente real, y se siente tanto la humedad como la sequedad en el ambiente. Además, también logran plasmar el frío con calidad casi fotográfica.
'Cómo Entrenar a tu Dragón 3', el cierre.
No voy a andarme con rodeos al decir que no es, ni mucho menos, tan buena como la primera. Durante los 104 minutos que dura la película, básicamente tenemos a los protagonistas de un lado a otro pasándoselo bien. No te creas que no pasan cosas malas, algunas sí que pasan, pero la actitud de los protagonistas es siempre positiva, y eso no aporta drama a la historia. El villano, aunque es más interesante que el de la segunda parte, tiene las mismas motivaciones (má o meno), y no se explota para nada todo el potencial que tenía. Por cierto, no mires quién le dobla en castellano, o te sacarás de la película continuamente cada vez que le escuches.
A poco que hayas leído lo que escribo sabrás que me gusta que mis personajes fracasen y sufran, porque es como yo considero que se consigue un cambio genuino. Aquí el cambio consiste en decir la misma frase tres veces a ver si a la tercera Hipo logra cambiar, y cuando una historia narra literalmente el cambio que debe hacer un protagonista, no me parece orgánico en absoluto. No ayuda el hecho de que considere a todos los amigos de Hipo unos inútiles, salvo Astrid, que en mi opinión es la que se echa a la espalda toda la película. Ni siquiera Desdentao me cae genial.
Las peleas, por otro lado, siguen en la misma tónica fámili frienli de la segunda parte, y muchas bromas, sobre todo las que tienen que ver con golpes, están hechas para que los niños rían, nada más. También hay unas bromas respecto a dos dragones, uno grande y uno pequeño, que se nota que están hechas solamente para niños. Como si el nivel respecto a la primera hubiese ido bajando y bajando, hasta hacer una película que un adulto solo disfruta por el apego que ya ha cogido a los personajes, y su calidad cinematográfica.
Y sí, tengo que reconocer que las vistas son lo mejor de lejos. Los colores, el diseño de los dragones, la aurora, las tormentas, el agua. Todo este mundo tiene una magia que justifica la creación de un universo en torno a ella, la mayoría basada en el color y en el trato del aire y la temperatura, porque por ejemplo, nadie tiene arrugas, la madera no tiene unas vetas fotorrealistas, pero basta con la temperatura para que te sientas ahí dentro, repartiendo galletas con Desdentao a diestro y siniestro, pero eso sí, cero muertos, que es para todos los públicos.
El final, de todos modos, es muy satisfactorio. Realmente es climático, y da la sensación de cierre, emotivo, diría yo. Es casi como si se hubiera hecho toda la película alrededor de este final, pero no a la hora de crearla, sino que literalmente tienen a los personajes hora y media ocupados para justificar este final de quince minutos.
Esta peli la recomiendo, por supuesto, pero solamente a los fans que les hayan gustado las otras dos, y a los niños, cualquier niño. No hace falta haber visto las anteriores para entender lo que pasa en esta (los niños pueden intuir que si de pequeño Hipo y su padre hablaban y ahora no, es porque ha muerto), y, como ya he dicho, hay mucho humor pensado para niños. Me recuerda, a su modo, a 'Ant-man y la Avispa', solo que de esta me esperaba algo más que eso.
Hablemos sobre la belleza y la pérdida.
Las grandes señas de identidad de la trilogía son el trato de la belleza y la idea de que toda victoria significa la pérdida de algo. Es curioso cómo cada película habla de una pérdida completamente diferente, siendo esta última la más diferente e inteligente de todas.
Quiero hablar un poco sobre mí. Ahora mismo tengo veinticinco años, y he lidiado con muchas pérdidas a lo largo de mi vida. No han sido familiares, por suerte, pero he vivido muchos malos momentos. Tantos que, al final, he aprendido a valorarlos. Mediante el dolor y el fracaso me he convertido en alguien más sabio y más dispuesto a aprender. He entendido, de esta forma, que los buenos momentos existen porque antes ha habido unos malos, y el hecho de saber que estos buenos momentos se acabarán, sea pronto o tarde, hace que tengan valor.
Si algo dura para siempre, no tiene valor. No porque no tenga nada, sino porque no podemos dárselo.
Pienso que una persona a la que solo le hayan ocurrido cosas buenas debe de ser la más egoísta y déspota del planeta. Hay argumentos psicológicos detrás, pero estas reseñas no van sobre eso, sino sobre el valor de una victoria. Estás en paz, otro día corriente en Isla Mema, y entonces pasa algo. No tiene por qué haber culpables, simplemente, ha pasado, y si queremos recobrar la estabilidad, si queremos ganar, y que esa victoria tenga valor, debemos perder algo. Nada es gratis.
El hecho de que esta trilogía haga tanto incapié en la inmersión y la belleza del color profundizan, en mi opinión, en este modo de ver la vida. Isla Mema y sus alrededores son tan preciosos porque visitarlos, usarlos o lo que sea que estén haciendo con ellos, significa alterar el equilibrio, y por lo tanto, pagar un precio para recuperarlo.
Eso es vivir. Viajar, conocer gente. Alejandro Marcos, un gran profesor de novela, dice que la mejor forma de no escribir una mala novela es no escribir nada en absoluto. Claro... así tampoco saldrá nunca una buena novela.
Quizá no sea un gran fan de las secuelas, considero que han ido recortando a su público potencial hasta quedarse solo con los niños, e incluso diría que han hecho la tercera película por su final y han metido 90 minutos de relleno al principio. Pero cuando he salido del cine, he sentido algo valioso. Y ahora que se acaba... puedo medir el valor real que ha tenido para mí esta trilogía.
Si algo dura para siempre, no tiene valor. No porque no tenga nada, sino porque no podemos dárselo.
Pienso que una persona a la que solo le hayan ocurrido cosas buenas debe de ser la más egoísta y déspota del planeta. Hay argumentos psicológicos detrás, pero estas reseñas no van sobre eso, sino sobre el valor de una victoria. Estás en paz, otro día corriente en Isla Mema, y entonces pasa algo. No tiene por qué haber culpables, simplemente, ha pasado, y si queremos recobrar la estabilidad, si queremos ganar, y que esa victoria tenga valor, debemos perder algo. Nada es gratis.
El hecho de que esta trilogía haga tanto incapié en la inmersión y la belleza del color profundizan, en mi opinión, en este modo de ver la vida. Isla Mema y sus alrededores son tan preciosos porque visitarlos, usarlos o lo que sea que estén haciendo con ellos, significa alterar el equilibrio, y por lo tanto, pagar un precio para recuperarlo.
Gran, gran pareja.
Eso es vivir. Viajar, conocer gente. Alejandro Marcos, un gran profesor de novela, dice que la mejor forma de no escribir una mala novela es no escribir nada en absoluto. Claro... así tampoco saldrá nunca una buena novela.
Quizá no sea un gran fan de las secuelas, considero que han ido recortando a su público potencial hasta quedarse solo con los niños, e incluso diría que han hecho la tercera película por su final y han metido 90 minutos de relleno al principio. Pero cuando he salido del cine, he sentido algo valioso. Y ahora que se acaba... puedo medir el valor real que ha tenido para mí esta trilogía.
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