Tony Stark y el tánatos, la pulsión de muerte.


¡Aquí estamos, en la que posiblemente sea la entrada nuclear del Evento Marvel Rocambolesco 2019! Es necesario avisar de que a partir de esta frase va a haber serios espóilers de 'Vengadores: Endgame', y recomiendo haberla visto para entender este artículo en su totalidad.

Tony Stark ha sido de todo, menos un protagonista pasivo. A lo largo de su vida jamás se ha detenido, y mientras el resto de personajes se pensaban dos veces si lo que iban a hacer era lo más correcto, Tony se movía primero, llenando su vida de un amplio catálogo de éxitos y errores. Viéndolo con retrospectiva, estaba claro que, antes que dejar a la muerte pillarle desprevenido, se adelantaría y se la provocaría a sí mismo.


Y, aunque el momento resulta impactante y emotivo, 'Endgame' nos estuvo preparando emocionalmente durante las tres horas de la cinta. El prólogo de la historia, donde vemos a un Tony hecho polvo y grabando para Pepper horas antes de su muerte, no hace absolutamente nada para la trama de la historia, nada más que para establecer el tono de la cinta, a su protagonista, y cómo este se prepara para morir.

No es el único momento donde nos anticipan esto. El viaje del héroe, una estructura de historia que funciona en el género de aventuras, nos dice que, para que el viaje sea auténticamente heroico, nuestro héroe debe rechazar la primera vez, y aquello por lo que rechace será aquello que pierda o que no quiera al final de la aventura. Por esto, cuando no acude a la llamada de la aventura porque tiene familia y luego acepta con la condición de no morir, se empieza a pavimentar la idea de la muerte alrededor del personaje. Cuando Tony está con Scott en 2012, le ordena provocarse un pequeño infarto, que nos indica que está dispuesto a sacrificarse por un bien mayor, y las miradas serias que le dedica Strange repentinamente desde que ha visto el futuro podrían indicar que siente tanto respeto como culpabilidad por lo que va a pasar.

¿Y si te digo que hay otras películas que anticipan esto?


Tony Stark lleva anticipando su muerte durante 11 años, en realidad. En su primera película, le vemos ir al espacio sin que su traje esté preparado, estar a centímetros de morir espachurrado y, en lugar de tener el susto en el cuerpo, disfrutar de la experiencia. Cuando en la secuela descubre que pronto morirá, decide prenderle fuego a todo (metafóricamente), y, aunque claramente no quiere morir, vemos resistencia por su parte a eso de seguir vivo. Y no olvidemos su casi-sacrificio cuando es él el que cuela la bomba a través del portal en 'Los Vengadores', quizá la anticipación más clara de cuál es su estilo: morir porque es el único que puede matarse matando al otro.

La primera fase termina, y según comienza la segunda, Tony le da su dirección a un terrorista. Luego crea a Ultrón, una medida que, pensándola dos veces, era evidente que no era buena idea. ¿Un ser inteligente que fuera un esclavo de la humanidad? Como bien dice 'La Era de Ultrón', las diferencias entre Stark y el robot son muy pequeñas: no diferencian entre salvar el mundo y destruirlo, así que, cómo no, la solución de Stark para luchar contra un robot es crear otro robot.


Pero, en mi opinión, la tercera fase es la más interesante de todas. En esta se explora la culpa de Tony, y, película tras película, el personaje se rompe más, y más. Observemos lo que ocurre aquí. Resulta que Tony, cuanto más roto le vemos, menos quiere morir, y, al mismo tiempo, es consciente de que más probabilidades tiene de hacerlo. Cuando da su discurso final en su propio funeral, Tony parece estar aceptando su posibilidad de morir y sus altas probabilidades, pero en seguida corta el tema, porque no se encuentra a gusto hablado de esto.

¿Y cuál es la psique detrás de estos sentimientos? ¿Por qué la cabeza de Tony funciona así?

Hablemos de Freud y la pulsión de muerte.


Freud ha sido un psicólogo muy importante en la historia, y su visión, tan opuesta a la de los psicólogos mainstrim de la época, hizo que cambiáramos la forma en la que entendemos la mente. Dicho con otras palabras, sus movidas tope de diferentes le hicieron to popu, hasta el punto de tener a cientos de miles de personas perteneciendo a una secta que dice que no es una secta, pero que, si no perteneces a ellos, es porque algo malo tendrás en la cabeza.

No soy ningún defensor de la teoría froidiana, pero tiene unas cuantas cosas que me gustan. Estoy de acuerdo con ellos en que la mente es algo loco que no puede medirse con estupideces científicas, creo que su teoría de sueños tiene muchísimo sentido, y que dentro de cada uno existe una fuerza que nos empuja a matarnos.


Según Freud, en la mente existen dos grandes fuerzas, llamadas Eros y Tánatos. El eros sería la pulsión de vida, y es aquella que nos llama a vivir, a crecer, a amar y a perpetuarnos como especie. No es algo que merezca una explicación, porque estarás de acuerdo conmigo en que comer, dormir, ser queridos y follar está muy bien. La fuerza que más controversia provoca es el tánatos, la pulsión de muerte, aquello que nos empuja a volver al estado inerte del que procedemos. ¿Qué dices? ¿Que es absurdo eso, que tú no quieres morir? Las fuerzas inconscientes son sutiles, y no todo tiene por qué estar relacionado con el suicidio. Todas aquellas pequeñas cosas que hacemos sin que sepamos por qué las hemos hecho, y que fomentan la destrucción, como autosabotear nuestros logros y nuestras relaciones, pertenecen al tánatos. Pensarnos matando a alguien, aunque no nos lo imaginemos... tánatos.

En general, cualquier cosa que fomente la destrucción, no solo la propia, pertenece al tánatos. Si ese daño se lo causamos a los demás, lo llamaremos pulsión de destrucción... y si nos lo causamos a nosotros, pulsión de muerte.


¿De dónde surge esta fuerza destructiva? Alejándonos un poco de Freud y acercándonos más a lo que yo pienso, la destrucción es parte de la naturaleza humana, precisamente porque no entiendo la creación sin la destrucción, y si el ser humano es capaz de amar, pienso que debe ser capaz de matar. No obstante, ese sentimiento natural puede verse potenciado por las experiencias vividas, y, seguro que lo has adivinado, igual que las experiencias positivas alimentan el eros, las traumáticas alimentan el tánatos.

Tony nunca ha sido un personaje perfecto. La forma en la que evita el contacto visual en sus primeras películas, a la vez que las relaciones serias le daban miedo, nos indica que es una persona evitativa. Podríamos hacer una relación sobre cómo, a lo largo de las películas, establece cada vez más contacto visual, al tiempo que su amor por Pepper se fortalece. Al ser alguien evitativo, tiene sentido que su pulsión de destrucción sea pequeña en comparación a su pulsión de muerte, porque alguien evita cuando tiene miedo y no quiere atacar.


No me cabe duda de que esta pulsión de muerte, tan integrada en él, se debe a un suceso traumático que ocurrió cuando era joven, y no hablo del fallecimiento de sus padres. No. Cuando eso ocurrió, Tony acabó de rasgarse, pero ese trauma no hubiera tenido tanto efecto en él si no se sintiera culpable, culpable por odiar a su padre Howard, el cual, aunque nunca fue un gran padre, tampoco Tony le dio la oportunidad de hacerlo mejor.

El trauma de Tony es, en realidad, sentir que no merece haber sido querido por su padre, y que él no ha sido un buen hijo que le haya honrado.

Sobre Thanos, el padre malvado de Marvel Studios.


Tony Stark no es el único personaje de Marvel traumado con su padre. Steve Rogers perdió el suyo cuando era pequeño, también Wanda Maximoff y Peter Parker, y Natasha Romanov ni siquiera le conoció. Peter Quill tuvo que matarle después de descubrir que asesinó a su madre, y Gamora y Nébula tienen como padre adoptivo a un tirano que quiere acabar con la mitad del universo.

Thanos, como villano final de una Saga del Infinito que ha durado 11 años, representa al padre malo de toda la existencia. Por eso trata a todo el mundo con condescendencia, les da lecciones, y les llama por las palabras "hijo" o "hija". En sus orígenes, en los cómics, era un villano visceral y enamorado de la muerte, que ansiaba matar con tal de complacerla... por eso su nombre es Thanos, un acrónimo de thánatos, como se llama en inglés a la pulsión de muerte froidiana. Sin embargo, el Thanos de las películas es distinto, un racionalista parecido a Tony Stark... ¡y ese cambio redefine su nombre, pues, en lugar de ser un ser que desea matar indiscriminadamente, pasa a representar al tánatos personal de Tony!


Durante toda la tercera fase, vemos un Tony que cada vez evita menos la mirada y tiene más claro que quiere estar con Pepper. Podríamos decir que la culpa ha roto sus máscaras y, desde 'Civil War' hasta 'Infinity War', donde llega al máximo, Tony se ve obligado a enfrentarse a sus propios miedos. Una vez ha perdido todo lo que podía perder, se ha dedicado a cuidar lo que aún posee, ha sido capaz de pasar página, retirarse, tener una hija. Todos los traumas que tuvo de pequeño se ven lejanos, ahora que es padre y ha entendido al suyo, por lo que su pulsión de muerte está bajo mínimos. Sin embargo... no se siente a gusto hablando sobre la muerte. Falta algo. No es suficiente.

Después de su misión en 'Endgame', en la que consiguen las seis gemas, algo ha cambiado en Tony. Haberse encontrado con su padre, hablar con él de adulto a adulto, como iguales, ver las flores, lo nervioso que está... Sí, son cosas que le hicieron cambiar por dentro, pero nada como la última frase.
"Yo haría lo que fuera por mi hijo que aún no ha nacido".
Para poder vencer a Thanos, el padre malvado de todo el Universo Cinematográfico de Marvel, Tony debe reconciliarse con el suyo. Saber que, aunque Howard no le crió como Tony hubiese deseado, él estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por él, elimina ese trauma vestigial en el que Tony no se siente merecedor del amor por su padre... él siempre fue digno, tanto como Morgan lo es para él.


Devolver a la mitad del universo a la vida elimina casi toda la culpa que Tony pudiera sentir, y, en ese momento, en el que Tony ya se había deshecho de todo el tánatos que la vida le hubiera podido alimentar, estando en paz, pudo coger las gemas y hacer lo que solo él podía: matarse para matar al enemigo. Esta vez, de verdad. Sin dudas, sin pulsiones contradictorias. Su muerte no fue un gesto de autodestrucción, sino de amor hacia el resto del universo.

Un besi de fresi.

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