Película: Yesterday.


Una película puede tomarse muchas licencias, hasta el punto de poder coger el suceso más absurdo, como que de repente el protagonista aparezca en una realidad alternativa en la que ciertos grupos y marcas nunca han existido, y hacer que parezca verosímil. De hecho, lo parece, y explora la realidad psicológica de un cantante que aprovecha que las canciones de The Beatles que tan bien conoce... nunca existieron. Ahora pueden ser suyas.

¡Una pena que la premisa se quede aquí! Eché en falta que los creadores dieran algo a cambio de lo que han quitado, y que este cambio de realidad tuviera consecuencias más grandes, como parejas que nunca se conocieron en aquel concierto, o marcas que sustituyeran a las que se han ido. Eché de menos algo más de tensión o conflicto en el metraje, o una crítica menos descarada. Eché en falta bastantes cosas.


Hablamos de una película distendida y feliz, donde los mayores antagonistas son el protagonista y su interés amoroso (Jack y Ellie), debido a su inseguridad afectiva, que me ha recordado a Notting Hill, del mismo guionista. Unos personajes desquiciantes aunque bien actuados, como el de Kate McKinnon, que roba cada segundo que aparece, y hasta diría que está disfrutando. Sé que no he hablado de la cinematografía... tampoco se me ocurre nada que decir, más allá del jugueteo que hacen con el título y el epílogo o la escena de márketing, realmente magnífica, aunque esto no quiere decir que la película esté mal dirigida (¡con mucha personalidad!), o que la banda sonora no sea buena... porque a mí, personalmente, me gusta más que la del grupo original.

Al final, aunque es una felación pública y salivada al grupo The Beatles, es una película con corazón, con un final satisfactorio aunque innecesariamente largo, y una reflexión sobre la propiedad intelectual y la industria musical.


Pero también corre el riesgo de transmitir un mensaje peligrosamente erróneo o simplista: que el artista solo es un vehículo compositor para crear una canción que, si es buena, está destinada a triunfar. No tiene en cuenta que una canción de éxito es producto de su tiempo y que la interpretación del artista está absolutamente ligada a cómo la gente la percibe, y que, en 2019, The Beatles no triunfaría tanto como entonces (tampoco Jack, el protagonista), y que si la audiencia se enterase que las canciones que canta son de un grupo que, debido a vivir en una realidad alternativa, nunca se ha formado... a nadie le afectaría en absoluto. Porque a la audiencia le gusta lo que le gusta, aunque el hit del momento sea cantado por un asesino de bebés, o un plagiador reconocido.

Pero al final es como todo. Si a ti como audiencia te gusta la película, ¿qué más da su historia simplista y su mensaje erróneo? ¡Un besi de fresi!

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