Película: Toc Toc.


No me gusta la gente que habla sobre la falta de respeto que ha hecho alguien hacia otro alguien. El humor, y las interacciones humanas, son puramente contextuales, y sin ese contexto de los que son amigos de toda la vida y se despiden diciendo "hijoputa", podríamos pensar que esos dos que se despiden acaban de discutir. Algo parecido ocurre cuando entramos en un tema técnico, como los entresijos de la mente humana, y los críticos de cine, que saben muchísimo de cine y alrededores pero probablemente poco sobre psicología, opinan públicamente que una peli sobre personas con transtornos mentales no es respetuosa con esa misma gente. Pueden pensarlo, por supuesto, y se lo pueden decir a sus amigos, pero cuando se pone "falta de respeto" en un lugar que va a leer mucha gente y que va a influir después en lo que recaude la película, quizá se esté quitando dinero a personas de forma injusta. Injusta, porque se ha hablado sin saber.

Los personajes tienen diversos trastornos, como puede ser el síndrome del coleccionista, el de la necesidad de que todo esté recto y ordenado, el típico Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) de la limpieza, o mi favorito, el síndrome de Tourette con coprolalia, que, básicamente, son tics en forma de insultos. Todos estos pacientes llevan un rato esperando a que el doctor les atienda y les cure mágicamente, pero el doctor nunca acaba de llegar, y por eso, acaban interactuando unos con otros.


No me considero un buen psicólogo. Soy muy bueno calando los problemas de la gente, pero durante los 3 años que cursé la carrera tuve bastantes problemas para aprender conceptos más técnicos o científicos. No sé cómo debería funcionar una persona autista, y a esas alturas ya debería saberlo, pero bueno, estudié en la Complutense, que al final es la mayor mierda en la que he acabado metido, pero eso es tema para otro día. A donde quiero ir es que mi palabra no es la de un experto, pero sí la de alguien que está familiarizado con las enfermedades mentales, y puedo asegurarte que ningún trastorno lo es. Enfermedad es toda alteración que se deba a un problema físico, igual que el cuerpo cuando enferma tiene malestar físico. Si el cerebro no produjera bien una hormona, hablaríamos de enfermedad, pero un trastorno no lo es, simplemente es una necesidad conductual difícil de abandonar, y ese mensaje es el que la película quiere transmitir. Entonces... ¿dónde está la falta de respeto, si este mensaje viene a dar lo que las personas con trastorno llevan años queriendo difundir?


Puede que lo irrespetuoso esté en la caracterización de los personajes, que debemos recordar que son personajes, y son bastantes. Es chungo crear a 6 personajes con sus personalidades y trasfondos, encima hacerlos complejos, y que el espectador se entere de todo. Sí, podrían estar más desarrollados en la parte del trasfondo, podrían haber sido más dramáticos. Paco León levanta un personaje flojillo, y el de Adrián Lastra sí podría chirriar, porque realmente no cumple con su trastorno de forma realista. Dicho esto, cuando les ves moverse sí parecen humanos, y, aunque todos los actores cumplen, Rossy de Palma se roba todas las escenas en las que sale, en especial la de los pensamientos miméticos, probablemente mi favorita. Entonces, ¿esto es suficiente para hablar sobre falta de respeto? Lo siento. No.


Es curioso cómo la mayoría de críticos detienen la lectura aquí. Se centran sobre todo en la obra de teatro original (sí, se nota que la adaptación viene del teatro), en la comedia física o en la veracidad de los personajes, y se olvidan de lo más importante: la cinematografía. Cómo Vicente Villanueva dirige sin rodar dos planos de la misma manera, porque siempre se las apaña para hacer un zum, un traveling, algo que te haga sentir que estás dentro de la sala, caminando (me faltó más cámara en mano), y cómo enfatiza en planos detalle los tics de cada uno de los personajes, algo muy propio para la comedia. No narra sobre los personajes con símbolos o movimientos concretos de la cámara, pero capta una atmósfera cercana, que es más que todo lo que he visto sobre Emilio Martínez-Lázaro ('Ocho Apellidos Vascos', por ejemplo).

No creo que sea una genialidad del cine porque, aunque sea lo más famoso, al cine español no se le da increíble hacer comedias, pero de todas las que he visto, esta podría estar bastante arriba. Me quedo sobre todo con el mensaje, uno que llevaba tiempo pidiendo a gritos, ahora que los médicos y psiquiatras cada vez recetan medicinas antes, unas medicinas que luego enganchan y que no solucionan el problema en absoluto, sino que lo convierten en una tirita de la que el paciente no quiere deshacerse porque es más sencillo fingir que no existe nada antes que afrontar el problema, pero nada, digamos que esta película es una falta de respeto, no vaya a ser que al final incluyamos a esa gentuza enferma al grupo de personas normales y cambiemos a mejor el mundo.

¡Un besi de fresi!

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