Los muchos vicios del género de fantasía.


Los géneros de romance y fantasía son los que tienen la peor aceptación dentro del círculo de lectores. Alrededor de los dos hay un prejuicio que hace que muchos adultos los eviten y hablen mal de ellos. Que si la fantasía es para críos, el romance para mujeres de cierta edad, que si leer esos libros no es literatura de verdad... Y yo no creo ni que la literatura signifique arte sesudo, ni que ésto se cumpla siempre, ¿pero cómo te quedas si te digo que los prejuicios tienen una razón de peso detrás? Hay títulos de fantasía y romance que son magníficos, pero la gran mayoría no, y es una pena. Las cadenas que arrastran los dos géneros son diferentes, así que hoy, ¡como habrás adivinado!, sólo hablaré del género de fantasía, que es el que más controlo.

Verás, yo escribo fantasía. Bueno. Mi profesor de novela una vez lo denominó como "género raro", ya que sí, meto elementos de fantasía, pero no son muchos y tienen todos una razón de ser medianamente explicable, lo que lo acerca a la ciencia ficción sin llegar a serlo, y para colmo, suceden en la Tierra, en en un presente realista. Sin embargo, para no soltar este parrafazo cada vez, me limito a decir que escribo aventura fantástica... como TRES MILLONES más de personas.


La verdad es que la fantasía es el género más trillado de todos, todo el puto mundo la escribe, no todas las obras son muy buenas, y no aportan gran cosa al género. Hay personas que no han querido leerme porque mi género no les gusta, educadas en una cultura que asocian "libro" a "aprender cosas del mundo real o la historia que antes no sabía", un concepto muuuuy erróneo, pero ése es otro tema. Hay otros que simplemente no entienden que en mi prólogo un tío se eche a las llamas y se convierta en un pastiche blanco derretido, en lugar de morir.
"¡No tiene sentido!",
dicen, y tiene todo el absoluto sentido del mundo, si aprendes a ver más allá. Pero es cierto que la fantasía tiene muchos vicios, y si te los destaco no es para hablar mal sobre otros artistas como yo, sino para que quienes quieran escribir a partir de ahora reflexionen sobre lo que voy a decir, y los que quieran leer puedan diferenciar los topicazos de los libros que realmente les van a aportar algo. Aunque leer un topicazo esté de puta madre si es lo que buscas.

Hablemos sobre topicazos.


Sagas. ¿No te llama la atención que todos libros de fantasía tiendan a convertirse en sagas? Siempre hay segundas partes, exploraciones a otros rincones del universo, malos que todavía no han sido derrotados... Habla aquí el primero que ha escrito una trilogía de fantasía. Pensar a futuro no está nada mal, porque aprovechas la historia tan larga para que sintamos el triple por los personajes, pero echo de menos un libro de fantasía que, una vez lo terminas, sea imposible escribir secuela de él. O qué coño... con uno que tenga la cabeza en el presente, en lugar de preparar secuelas y secuelas sin resolver nada, ya sería un comienzo. Si escribes fantasía, por favor, no metas personajes sólo porque serán importantes en futuros libros.

Más de un personaje narrador. Aquí habla el primer pringao que tuvo 3 narradores en su última novela. Mostrar más personajes hace que veamos más facetas de ese universo en menos tiempo, pero si no se hace correctamente, puede ser un puto lío, y suele ser un lío. En mi caso, los otros dos narradores no es que hicieran demasiada falta, pero los quise mostrar porque su modo de ver el mundo cambia mucho a lo largo de la historia, y ése es mi principal objetivo. Meter a un campesino para narrar, que vas a matar en ese mismo capítulo para mostrar lo malo que es el villano... pues qué quieres que te diga.


Razas. El topicazo más grande de todos. Siempre hay orcos, elfos, enanos, pigmeos del bosque, y alguna especie pseudoanimal que habla para que el mundo parezca más fantástico. El problema no está en usarlas, sino en ver qué aportas con ellas. ¿Estás explicando diferentes caras de la humanidad con ellas? ¿Otra reflexión interesante, como la de pueblos oprimidos y opresores? Si no aportan nada más que avanzar la trama, no deberían ser otra especie, y cambiarles un atributo no "rompe" ningún cliché. Si encima son las mismas de siempre, peor.

Magia. Si digo "libro de fantasía", te imaginas un mundo lleno de razas y magia. ¿Por qué? La humanidad llama "magia" a todo lo que se escapa de su entendimiento, así que es normal que haya elementos mágicos en sus historias... pero no tienen por qué ser explícitamente magia, en el sentido arcano. Puede ser también un milagro inexplicable, una tecnología que se escapa a nuestro sentido común, algo religioso, o simplemente hablar sobre dioses que interceden en la vida de los protagonistas, como en la mitología clásica. O criaturas parlantes con trabajos de humano, como en la putamente buena Zootrópolis.


Medieval. Entiendo que en la antigüedad se especulaba sobre magia y criaturas chachis, pero también se hizo en las cavernas y en la actualidad. El romanticismo que hay alrededor de la época medieval me empieza a resultar rancio.

Imperios. ¡Siempre hay un puto imperio! ¿Qué les pasa? ¿Dónde están las repúblicas democráticas? Onward es fantasía y habla sobre que la gente prefiere la oficina a la magia, y el momento más épico lo protagoniza una furgoneta destartalada que marcha solitaria. ¿Por qué no hay libros de fantasía que rehuyan la épica y exploren crisis existenciales a través de temas cotidianos, como la rivalidad entre la chavalada de un pueblo y el próximo?

Y hablando de chavalada...

Libros para adolescentes.


Los adolescentes creen que son tope maduros, pero son unos impresionables de cuidao y rezan a cualquier santo. Me tragué los libros Eragon y Eldest, su secuela, como el que se bebe agua, absolutamente ajeno al puto coñazo que son y a lo poco nuevo que estaban aportando a mi vida. Incluso el comienzo de Brisingr, su tercera entrega, no acabó con mis ganas de leer: el libro empieza arribísima, con el prota a punto de matar a dos villanos que habían estado dando por culo los dos libros anteriores. Yo estaba a tope,
"¡Vamoh vamoh, a poyeyos, que loh tenéih al otro lao de la puehta!" «Mi autoestima frágil justo antes de ser destrozada severamente».
Sin embargo, en lugar de entrar, Eragon decide montar un campamento cerca y pasar la noche. Cazan un conejo, y mientras lo come, se pega un buen discursazo sobre lo mal que se siente comiendo conejo ahora que siente la energía viva de las cosas. Un discurso muy bueno para otra ocasión, pero a Christopher Paolini le daba igual, él vino a hablar de su libro y te iba a dar la matraca cuando quisiera.


Este ejemplo estúpido, uno de los momentos más traumáticos de mi vida, me sirve para mostrar cómo los autores más exitosos de fantasía pueden ser novatos, porque los autores de fantasía SUELEN ser novatos. O han visto poca calle o no tienen las habilidades para expresarlo. No suelen controlar los tiempos, y muchas veces meten escenas de acción que no llevan a ningún sitio, sólo porque o molan o hacía falta una para levantarles la historia. Y ojo, que ésto no se interprete como una crítica a los novatos, porque aquí tienes a uno y todos tenemos derecho a practicar. Lo que digo es que casi todos los que están empezando, para ahorrarse la coñazo-tarea de documentarse, crean su propio mundo y listo.

Y se nota, porque la física, la biología y la sociedad no se comportan como suelen hacer en el mundo.

Y se nota también que eligen a una audiencia adolescente porque no se va a dar cuenta de estas cosas y no va a juzgar las esquílllls justitas de nuestro escritor becario.


Sumado a todo lo que he dicho, a los niños el mundo les parece guay, y cuando son adolescentes se sienten estafaditos al respecto. No quieren reflexionar sobre el puto mundo de los cojones, quieren, no sé, vengarse pintando grafitis, masturbarse y alejarse de esta mierda de sociedad que les oprime. Y la fantasía les viene que ni pintada, pooooooorqueeeeee...

Los escritores de fantasía tienen una fijación casi fetichista con su universo.


Ésto es algo que ellos se toman muy a lo personal, y quizá por éso me desquicia tanto. Como los autores de fantasía no suelen hacer los deberes de documentación de cosas reales básicas, se refugian exclusivamente en su universo, sus leyes particulares, sus razas y toda la mitología, costumbres y hechos pasados que le dan vida. Cuando digo que se refugian, lo digo completamente en serio. ¡Tolkien, todo un referente! ¿De qué hostias me sirve que los enanos se pongan a cantar durante 14 páginas, maestro? Que sí, que cánticos propios de su región, de cuando no les habían echao, que se solían cantar los miércoles por la tarde porque según su mitología, un dios se murió un miércoles por la mañana y fue honrado por la tarde.

¿Ésto me sirve para el final, para un personaje, o representa una clara metáfora de algo que pasará luego? ¿Entonces, con todos los respetos, qué coño me importa?


Hace poco intenté jugar a dos videojuegos de rol, y cuando digo rol, joder, hablo de mucho rol, mucho texto. Sí, rolear es divertido, lo pillo. El problema es que los narradores de una partida de rol, igual que los escritores de fantasía, deben conocerse muy muy bien su propio universo, el primero para improvisar sobre las decisiones de otros y el segundo para ver qué incluye y qué no en el corte final. Pero cuando hay mucho material sobre el que trabajar, si no vas con cuidado, acabas abrumando al lector de información, y mira, sí, tu mundo se siente muy currado y muy vivo, pero me suda tres cojones y me está apartando de la historia. A la hora de la verdad, la jugabilidad de esos dos juegos no me pareció suficientemente divertida como para justificar que estuviera continuamente leyendo textos no tan bien escritos. Un universo, por sí mismo, nunca será interesante.


Lo peor no es ésto. Me parece peor que, por ser el universo el centro de todo, los autores se lo tomen como algo personal cuando éstos universos son criticados, y quien se pica sabemos que ha comido ajos. También, la saturación de detalles de este mundo suele enmascarar las carencias de profundidad de una obra. Decir que los elfos se toman el té a partir de las 21h porque les sienta mal beberlo a la luz del sol no es profundidad, es un dato, sin más. Explicar que son nocturnos debido a que el té que beben les droga y les permite estar más en contacto con el cosmos, y cómo esa droga ha acabado creándoles una dependencia mágica hacia el infinito imposible, que acabó generándoles una guerra civil entre los que querían prohibir este modo de vivir y los que no... Ya es algo mejor. Si encima añadimos que los humanos tomaron parte del terreno del bando élfico perdedor por haber ayudado al ganador, que lo ha deforestado salvo por dos reservas en las que los perdedores nativos viven, y que encima han cambiado el nombre del lugar, sumado al racismo... joder, aquí ya empezamos a tener capas de profundidad. Por cierto, te cedo la idea si te ha molado.

¿No te das cuenta que, cuanto más profundos nos hemos ido poniendo, más parecido era el mundo fantástico al mundo real?


Durante todas malas prácticas y topicazos que he estado hablando, si te fijas, la constante es que el género de fantasía nos estaba alejando del mundo real, de donde vivimos, y ése no es el objetivo de la fantasía. Puede que haya puesto a caldo a Tolkien por su detallismo cansino, pero al final, las fuerzas de los elfos representan la naturaleza que está muriendo, los hobbits pueden representar la bondad, Saruman y sus máquinas son la industrialización, que estaba en su apogeo en la época de Tolkien, y el Anillo Único puede ser perfectamente la bomba atómica, de un poder que nadie abarca, que todo el mundo quería, pero sólo les iba a llevar a su destrucción.


Por supuesto, todos estos vicios que he ido señalando se pueden usar para identificar un libro que te "enriquece el alma" de uno que no mucho, pero sobre todo son para recalcar que la fantasía no se trata de alejarnos de nuestro mundo, sino de ver nuestro propio mundo desde fuera, y así, la reflexión que nos llega nos pille bien adentro y con la guardia baja. Por éso, igual que para dominar el dibujo no realista hay que saber dibujar realista primero, para integrar dentro de ti cosas básicas como la perspectiva, las texturas o los puntos de luz, para escribir fantasía hay que documentarse mucho, ¡no sólo de cosas básicas como medicina o física! Sobre qué quieres contar. Sobre qué comunidades han vivido éso, y por qué. Sobre qué clase de escenarios son los que crean las crisis de la que quieres hablar.

Y yo espero haber entregado mi mensaje correctamente. No me enrollaré más, ¡éso se lo dejo al escritor de Eragon! Un besi de fresi, hasta la próxima. Guapo. O guapa, o elfo. Bah, qué más da.

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