Death Note y la moral del autor.


Quería hacer un taller de escritura enfocado en la perspectiva, pero ayer me vino a la cabeza esta idea y no he podido dejar de pensar en ella desde entonces. Tú y yo vamos a hablar de moral, pero no de la típica moralina cristiana de sé bueno, trabaja en equipo o compra nuestros productos, sino de algo más real. Todos tenemos nuestro propio código moral. Hay gente que apoya la pena de muerte para los criminales más grandes, hay quien mataría a cualquiera que robara una barra de pan, y los hay que defienden la vida como algo sagrado. Seguro que tienes tu opinión personal sobre los inmigrantes, sobre si salir o no con la ex de tu amigo, y también tendrás tu propia solución violenta a los problemas de este Gobierno.

Todos, absolutamente todos tenemos nuestra propia moral.

Y es algo que el artista nos cuela en sus obras, por más que lo intente ocultar. Incluso cuando el propio artista decide que su modo de pensar no intervendrá en lo que pasa, pueden ocurrir tres cosas: que sin querer meta mano igualmente; que le salga algo contrario a él pero se sienta extraño, como si él mismo no estuviera de acuerdo; o que acabe siendo un bodrio neutral. A la gente no le gusta la neutralidad. Incluso aunque no esté de acuerdo con algo, le gusta opinar que no está de acuerdo.


¿Mi opinión? No tengas ningún miedo en mostrar cómo piensas en tus obras. ¡Son tus obras, joder, y cuando alguien las consume, están en tu casa, eres su puto padre o su puta madre, y se hace lo que digas! Pero cuidado, no vengas con moralinas de mierda como la de Wonderwoman 1984, porque soltar el discursito es hablar. El arte se trata de que muestres.

¡Y me parece muy apropiado para el caso mostraros cómo Tsugumi Ōba nos da a conocer su modo de pensar, precisamente en una obra en la que el protagonista es un asesino despiadado! Hoy vamos a hablar de...

Te voy a destripar Death Note 100% real 1 enlace MEGA no fake.

Light Yagami.

Un breve resumen, para el que pase de verla o no se acuerde de todo. Sáltatelo si te acuerdas.

Light Yagami es un estudiante de la polla que vive aburrido, sin motivación, porque todo lo que hace, lo clava. Incluso ayuda de vez en cuando su padre, que es poli, a resolver crímenes complicados. ¿Su meta? Ser poli, supone, porque le pilla a mano y así puede impartir justicia en el mundo. Entonces le cae un cuaderno del cielo, con el que puede asesinar a toda persona cuyo nombre quede escrito dentro.

Después de probarlo con un par de criminales, decide purgar el mundo de escoria que vive a costa de nuestros impuestos, así que empieza a matar sin reparo y todos con la misma muerte, para que el mundo sepa que hay alguien asesinándolos. Obviamente, ésto le convierte en un asesino en serie, así que L, el mejor detective del mundo, empieza a investigarle y, con unos cuantos trucos ingeniosos, consigue obtener un sospechoso: el propio Light Yagami. Los dos se odian, son opuestos en todo y encima son enemigos, pero al ser tan iguales al mismo tiempo, hay un rollo gay ahí y yo creo que tienen sexo. Sin embargo, L no puede pillar a Light porque hay una chica, llamada Misa, que tiene un segundo cuaderno con el que confunde a L lo suficiente para no acabar de pillarles nunca. Aunque les llega a pillar, sí. A los dos.

L.

La única forma que tienen de salir del entuerto es perdiendo los recuerdos con un Deus Ex Machina. Light y Misa vuelven a ser buenos, convencen a L de que son buenos, y L ya está en un punto en el que está hasta deprimido. ¡Y encima, Light y Misa recuperan sus recuerdos otra vez con otro Deus Ex Machina! Aún así, L casi casi los vuelve a pillar, el cabroncete. Pero, por una movida de manipulaciones y tal, Light lo acaba asesinando. Ahora, Light es bueno a ojos de todos, conserva sus recuerdos y no tiene a nadie que le detenga. Quiere ser policía, esta vez para convertirse en el nuevo L e impartir justicia. Su justicia.

Entonces aparecen Mello y Near, los discípulos de L. Mello es un capullo y usa su inteligencia para intentar obtener el cuaderno de Light (que también pertenece a la poli ahora). Para matarlo, idean un plan que significaría la muerte del padre de Light. A cambio de morir esa misma noche, conocería el nombre real de Mello sólo con verle (movidas mágicas) y anotaría su nombre en el cuaderno. El padre le tuvo delante, pero no escribió nada. Mello logra escapar, sin el cuaderno, y una explosión acaba asesinando al padre de Light.

Near.

Por otro lado, tenemos a Near, que es el sucesor como tal de L, que está investigando a Light desde EEUU. Ahora Light es el nuevo L, recordemos. Near sospecha que Light, como buen empresario, ha diversificado sus activos y ahora tiene a gente trabajando para él, pero como son 3, no puede pillarlos a todos a la vez. Sin embargo, chan chan, Mello se aparece a Near y decide ayudarle, y con el sacrificio del capullo, Near puede pillar a los 3 malosos al mismo tiempo. Se descubre que el asesino es Light, DE HECHO, se descubre porque Light es un puto mamón arrogante, le pegan tres tiros y muere maldiciendo a todos, insultando, con sangre y mocos en la cara, a manos de su único amigo, que nunca fue amigo suyo en realidad.

En fin, de locos.

Moralidad con protagonista asesino.


A lo que me voy a dedicar a continuación es a desgranar la moral real del autor en base a lo que ocurre en la obra, para que veamos cómo atribuye los castigos y recompensas a los personajes en función de lo que van haciendo. De primeras, podrías pensar que Tsugumi Ōba deja en suspensión su propia moralidad o hace algo contrario a lo que piensa, porque el prota es un asesino maníaco a tiempo parcial y niñato arrogante a jornada completa. Pero no.

Light Yagami es el protagonista de la obra, pero es al mismo tiempo el villano. Mata sin miramientos a gente buena e inocente, presentada en la serie como buena, inocente y competente, no se corta a la hora de ser un prepotente infantil, y muere solo y andrajoso, rodeado de gente terriblemente decepcionada con el que iba a ser la persona más brillante del planeta. El héroe en esta historia es el L original, o su espíritu, por así decirlo, ya que L muere a mitad de la obra para ser sustituido por alguien igual que él, pero que ha aprendido de su error: no puedes exponerte al mal, ni involucrarte emocionalmente con él.

El padre de Light.

De hecho, Tsugumi Ōba tiene prácticamente la misma moral que L y Near, y hay más pruebas. Mi favorita es cuando el padre de Light perdona la vida a Mello, un momento de piedad que, cuando lo estás viendo en la serie, parece ser inútil y no ir a ningún lado: el padre de Light se sacrificó para absolutamente nada. Sin embargo, una regla del propio cuaderno establece que, desde el momento en el que lo usas, tu alma no va ni al cielo ni al infierno, y vivirás igual que morirás, infeliz. El padre no quiso usar el cuaderno, por lo que su alma fue al cielo, y murió feliz, pues la última noticia que tuvo fue que Light era imposible que fuera el asesino. Una mentira, sí, pero murió en paz.

Hay más. Ese gesto de piedad marcó a Mello. Le hizo reflexionar, hizo las paces con su pseudo-hermano Near, hizo sacrificar a su equipo de criminales y se sacrificó a sí mismo para que Near pudiera capturar a Light. Si el padre de Light hubiese matado a Mello, Light nunca hubiese sido descubierto. Este gesto nos muestra que el autor piensa que el bien juega a largo plazo, y, visto desde el presente, una buena acción puede parecer una pérdida de tiempo, pero no. También habla sobre la felicidad de la ignorancia con la muerte feliz del padre. Muy desengañado todo, pero al mismo tiempo esperanzador.

Mello.

Al margen del tema matar, el autor Tsugumi Ōba también trata el tema de la criminalidad cuando el padre de Light salva a Mello. A lo largo de la obra, presenta a los criminales como verdaderos hijos de puta que viven la vida plácida en prisión, también porque vemos la historia a través de la perspectiva de Light, pero, cuando la historia se vuelve más compleja, vemos otros puntos de vista. Cuando Mello sale vivo de la explosión, reflexiona y decide redimirse, y ésto es muy importante. En lugar de asesinarlos sin miramientos, sí, los criminales son una lacra para la sociedad, y son una mezcla entre subnormales y víctimas de sus circunstancias, PERO. El hecho de que Light, el mayor asesino de la historia, provenga de unos padres tan íntegros, nos indica que no todo son las circunstancias y la pobreza. A veces es necesario un gesto de altruismo o piedad que les quite la venda subnormal de los ojos. No todos están perdidos.

Y cómo no, en esta obra también se trata el poder. Lo vemos en Light cuando pierde los recuerdos y se convierte en un chaval bueno de golpe. Sí, ese chico lleva el demonio dentro, sólo hacía falta despertarlo, ¿pero qué lo despierta? El poder, obviamente. Una persona sin poder, por más que quiera, no puede hacer nada. El poder corrompe, pero no corrompió ni a L ni a Near, los dos únicos que fueron lo suficientemente inteligentes para no desear el cuaderno, y para contenerse cuando lo tuvieron en sus manos.

A veces la movida va de elegir no usar el poder que tienes, si es para violar las libertades de tu prójimo. O así lo entiendo yo, al menos. Impartir justicia significa que tú tengas tantas limitaciones como el resto.

Misa.

Por último, Tsugumi Ōba también da su visión política a lo largo de la obra. Obviamente, cuando un dios elige a placer quién vive y quién muere de forma mágica y a distancia, se está estableciendo una dictadura basada en el miedo. Sí, la gente no comete crímenes, básicamente para no morir. No se está cambiando a la sociedad, como sí hizo el padre de Light con Mello, sino que se la está reprimiendo. Pero es que en el mundo hay gente muy reprimida, muyayo, que el tema de que le controle un dictador le pone bien preparada la entrepierna.

Y aquí, el autor establece una comparación que me gustó muchísimo. Básicamente, compara los fascistas que desean una dictadura con una secta que adora a un líder. Hay quien muere por la secta, hay quien la abandona cuando se da cuenta de que le están usando, hay quien la echará de menos cuando desaparezca, y hay quien permanecerá firme y no entrará nunca. Todos estos papeles están representados por la presentadora de las noticias, el contable de pelo largo, Misa y el equipo de policías, respectivamente. ¿Y qué les pasa a los sectarios? Que creen en un dios falso, no por nada, sino porque sólo es un dictador, y ellos son fascistas, básicamente.

Me parece muy interesante analizar la moral de las obras, sobre todo cuando el protagonista es el villano o mandan sin querer el mensaje que no querían. Dime, ¿a ti te ha resultado curioso, al menos, lo que hemos tratado hoy? A mí me ha parecido muy satisfactorio. Hasta la vista, queda pendiente hacer el taller sobre la perspectiva. ¡Un besi de fresi!

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