Hablar bonito vs hablar bien.


Hace casi un año, falleció la gata de una pareja que conozco. No quiero ponerme a rebuscar en sus muuuuy usadas redes sociales, así que os tendréis que fiar de mi memoria. La chica, la auténtica dueña de la gata durante unos 15 años, puso algo tal que así:
"Las paredes silenciosas, los días lúgubres. Esa sensación que no cesa. Hoy, me faltas tú".
Vale, okey, así fue como me enteré de su fallecimiento y me dio pena. Mientras tanto, el chico, que no tiene una formación en escritura y sólo convivió un año con la gata, puso algo bastante más simple:
"Adiós, Pizca. Espero que allá donde estés te dejen maullar y comer siempre pollo".
Y, entonces, fue cuando me quebré y casi lloro por la pérdida de una gata a la que sólo había visto 3 veces en mi vida. Porque, aunque el mensaje del chico es sencillo, apela directamente a mis recuerdos; esta gata no paraba de conversar contigo a maullazos, y se volvía loca por el pollo. Esa frase simple me hizo ver a la gata, tenerla delante y sentir todo el peso de su pérdida, aunque sólo la hubiera visto 3 veces. Se podría decir que el texto de la chica era más brioso, más bonito, más... ¿culllllto?, pero el texto del chico estaba mucho mejor escrito.

¡Familia, hoy toca taller de escritura!


Y hoy vengo a deciros algo muy importante, aunque sea corto, una lección que a mí me hizo mucha falta en su momento, en la escritura y en la vida. Sí, te expresas de lujo, mira lo bien que hablas, pero éso no siempre es hacerlo bien. La realidad es que

Hablar realmente bien = hablar adecuado,

y como sé que "adecuado" es una palabra bastante ambigua, ahora te voy a explicar por qué.

Cuestión de inmersión.

¡Pero enciende la pantallaaaaa!

Si después de un eón
de escritura y tanta verificación
ves que tu texto no genera atracción
y no te dan ni una felicitación,
a lo mejor es que tu selección
de palabras necesita renovación.
Mira este pollón.
Carli Love, 2022

¡Qué le voy a hacer, hoy estoy juguetón! Ahora en serio, tienes que mirar bien qué quieres conseguir con tu tu mensaje antes de expresarte más o menos culto, porque hay algunas veces que es necesario hablar con lenguaje vulgar, sólo para que tu audiencia se sienta más inmersa en lo que dices, y para ésto dependemos de tres factores: los personajes, el narrador y el género que utilices. Tanto si escribes novela como si estás contando una anécdota graciosa a tus amigos, sigue habiendo personajes y narrador.


Sobre los personajes, si estás contando una historia, tienen que sonar diferentes. Cada uno ha vivido su vida, con sus circunstancias, y dudo mucho que todos hablen bonito. Joder, lo que quieres es diferenciarles. Si tenemos en la misma habitación a una pijamierda, alguien tímido-miedoso y a un malhablado (yo), cuando hagan sus participaciones, si están bien recreados, no vas a necesitar ni explicar quién está hablando, basta con cómo los escribas o la entonación que pongas. Te apuesto un kebab a que a estos personajes les vas a poner voces en tu cabeza:

—Ay que ya te lo he dicho, por dios, mira que eres megaplasta, ¿eh?
—¿Plasta? Me cago en la puta, ¿plasta yo?
—Ojjj, abre la ventanilla, que ésto va para way too long.
—Chicos, por favor, vamos a... —titubea—, a calmarnos, ¿vale?
—¿Calmarnos? ¡Sin mi puto dinero no se va de aquí nadie! —Ha susurrado éso último.
—No, ya, ya, no, si yo no digo que no te paguemos, solo digo que... que podemos hablar más relajado.
—Mira, has sido un taxista de una estrella, ¿vale? Nos has llevado fatal —Se recrea en la palabra—. ¿Tienes una app para poder valorarte?

Creo que se pilla el concepto. Siempre que cuentes una historia, va a estar contada desde una perspectiva, pero cuando hay diálogos, acercas tu historia a "la realidad", y éso significa que debe haber color.


Sobre el narrador, ten en cuenta que toda historia tiene uno. Si hablas de una anécdota, estás mandando un tuit o estás dándole el informe de resultados a tu jefe, el narrador sueles ser tú, así que ahí ya tendrías que representarte a ti mismo con las palabras que tú uses en esas situaciones, pero si estás escribiendo una historia, piensa bien quién es el narrador.

¿Es un personaje dentro de tu historia? Si es que sí, el narrador tiene que hablar igual que el personaje. ¿Siente algo, o ve lo que ocurre con indiferencia? ¿Ha tenido educación? Todas estas cosas medirán la temperatura de tu proyecto, y dependiendo de éso, tienes que adaptarte. A mí me han dicho más de una vez que escribía demasiado bien para lo imperfecto que era mi personaje narrador, o que escribía con tanta rabia (porque la sentía el personaje) que se perdía la coherencia de lo que pasaba. Hay que tener un equilibrio.

Si lo que cuentas no se adecúa a quién lo cuenta, tu audiencia lo sabrá, y no se sentirá inmersa en tu historia, sino que tendrán todo el rato la mosca detrás de la oreja, pensando que algo no anda bien. Algo importante para el que habla por él mismo, porque si eres de una manera en la vida real y en twitter eres otra persona, se va a notar. Ya te digo yo que se nota.

Poetas reunidos para leer sus versos, captados en cámara.

Sobre el género, en realidad se trata de la forma en la que cuentes las cosas. No es lo mismo escribir un ensayo científico, que contar un discurso delante de mucha gente, una anécdota a los compas... incluso no es lo mismo si lo que quieres es generar tristeza, motivación o risas. La cosa cambia, y las palabras cambian, lo tenemos interiorizado.

En la anécdota, lo importante está en la chispa que tengas al contarla. Los poetas de hoy (por desgracia) buscan más la sonoridad de las palabras y hacerse la paja en la boca, que hacer algo que sea comprensible, y en la novela se busca más el sentimiento que cree una palabra, más que la sonoridad. Luego está el ensayo científico, donde utilizamos un lenguaje culto y lleno de tecnicismos porque, ya sabes, los científicos a veces actúan como sectarios que ocultan su conocimiento al pueblo llano. Como los gueimers.

No creo mucho en la rigidez de los géneros. Soy de los que piensa que un discurso solemne puede ser dicho con palabras malsonantes, y los versos más preciosos pueden venir del barro lingüístico. Porque sí, depende de lo que vayas a contar, y cómo, vas a tener un público u otro... pero puedes buscar también tu público. ¿Sabes qué pasa conmigo? Como estoy enseñando a escribir, la gente esperaría de mí a un tolay culto y aburrido, y le vendrían a su blog gente culta y aburrida. Sin embargo, no paro de decir tacos y de presumir de polla, ¿por qué? Porque puedo.

Cuestión de a quién te diriges.


De lo pequeño a lo más grande, acabaríamos aquí. Sí, los personajes son importantes, el narrador normalmente eres tú, y el formato en el que lo cuentes es clave... pero en la vida diaria lo que más importa es a quién va dirigido. Hace 3 ó 4 meses tuve una discusión por twitter con otra persona que escribe... madre mía. La tía me hablaba como si estuviésemos en la época de Quevedo, usando palabrejas raras,
"no había reparado en sendos detalles, pero mantengo mi postura",
y después de darme arcadas unas cuantas veces le dije que no me hablara de esa forma pedante o le potaría en la cara. Colega, twitter no es para hablar culto, más que nada porque "hablar culto" y "hablar anticuado" son compis de piso, son gemelas, y encima tienen el mismo nombre, se llaman "que te jodan".

¿Sabe vuesa merced que esos ropajes son de su madre?

Y me parece perfecto que te expreses así en twitter, es tu espacio al final, pero cuando estés hablando con alguien, no asumas que se va a expresar como tú, o que por no entender palabras cultas ya no es "digno". Yo puedo hablar de cualquier manera en este blog, pero verás que cuando converso por las redes me adapto a qué quiero conseguir y a quién estoy hablando. Twitter no es una carta personal donde te puedes poner tan ñoño como el otro te permita, no es una conversación entre colegas ni un discurso corporativo de empresa. Cada situación va anclada a quién se dirige ese mensaje, y te tienes que adecuar.

Con mi forma de expresarme, yo soy muy consciente de a quién me dirijo: gente joven que, o no tiene mucha idea de escritura, o piensa que saber hablar es algo aburrido. ¿Tú me ves dirigido a un público boomer serio? Claro que no, y habrá veces que, como yo, podáis elegir a vuestra audiencia. Ahora, cuando tu jefe te pida el informe trimestral de resultados, no le vas a hablar como te estoy hablando yo ahora, ¿a que no? Al final es un balance entre lo que tú quieres y lo que tu público espera de ti. Ésto se aplica también al arte, ¿eh? Si el narrador es un chaval de 6 años y me utiliza lenguaje difícil, cierro el libro en la página 2 porque no es lo que yo espero de un chaval. Y si quieres que me sienta triste por una gata que acaba de morir y que ha sido importante para ti, no utilices lenguaje abstracto y rimbombante, ve a los detalles concretos que me hagan echarla de menos.

Hale, un besi de fresi. Mañana más.

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