¡Las cagaícas de Carli! #6
Rum-tum, rum-tum. ¡Prrrrrrrrrrr-rum-tum!
¡Piiii piripíiiii... pi-pi-pa-pi-pa-piiii, piripii pi-pi-pi poo pee piiiiiii
piripíiiiiii!
Nonina niiiiiiiiiiii (¡POM, POROPOOOOM!), nonina niiiiiiiiiiii (¡POM,
POROPOOOOM!)
¡No ni na NIIIIIIIII!
¡PIPOPA PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!
(BRRRRRRRRRRRRUM)
Érase una vez que se era, que dos nalgas audaces, hermanas de nacimiento y
separadas de sus padres al nacer, encontraron consuelo en una familia
variopinta formada por diferentes partes corporales. ¡A veces era difícil la
convivencia...!, y las hermanas nalgas sabían que, en el reparto de tareas, se
habían llevado la peor parte, pero ellas, contentas de recibir sus cuidados y
su amor, afrontaron su tarea con entusiasmo. Porque, como en todas las
familias, el amor siempre prevalece, y de ese amor, surgían pasteles marrones
y cremosos. Esos pasteles eran preciados y debían tratarse con la máxima
delicadeza, por eso, una vez al día y después de comer, nuestras amables
nalguitas insistían a su nueva y colorida familia que las acompañaran a esos
muebles blancos, satinados y huecos. «¡Llamad a las cosas por su nombre!»,
decía el cerebro de forma paternalista, «pues váter se llama y váter le habéis
de llamar».
Y váter le llamaron desde entonces. Cada día, casi todas las partes del cuerpo
colaboraban a la hora de crear los pasteles de amor. Unos amasaban la masa,
otros le otorgaban el color, otros el olor, y otros, esa textura tan cremosa.
Cuando el postre había terminado y la cocción estaba lista, eran las nalgas
las que debían darles partida hacia ese váter especial, para darles el buen
uso que siempre merecían. Pero un día de tormenta, un accidente, tan vago en
detalles que no se supo qué pasó, separó a las dos nalguitas del resto del
cuerpo mientras despachaban uno de sus famosos dulces, y se quedaron así,
varadas en el váter, separadas por segunda vez de los entes a los que alguna
vez llamaron padres.
Engatusadas por una bruja que pasaba convenientemente por allí, las dos
hermanas sufrieron un maleficio: cada día, a la misma hora, un pastel nuevo
sería creado de la nada, y ellas deberían despacharlo como siempre, pero sus
padres y hermanos no estarían allí para hacerlas compañía. Cada día, sin
descanso, las dos nalgas depondrían las delicias en el váter, pero, sin su
hermana la mano que pudiera dar salida a los paquetes, éstos se estancaron,
hasta hacer una pila que casi podrían rozarla con su cutis suave. Un pastel
gigante y embrujado, una mierda estancada e inmensa que no desapareció hasta que el
Príncipe Carli, armado de valor, redirigió la tubería a las caras de sus
lectores y pulsó la cadena atascada hasta que el embrujo abandonó el váter con
violencia.
A su obra, su sexta prueba heroica dentro de su leyenda, la renombró Las
Cagaícas de Carli (parte 6), aseguró que ninguna de ellas hablaría de política
y, prometiendo un gran entretenimiento en esta entrega, adoptó a las nalgas
para que vivieran con él y le sirvieran como esclavas sexuales. Y colorín
colorado, comieron perdices.
Peligros al volante.
La verdad es que tanto el Príncipe Carli como las nalgas la palmaron pocos
meses después de un cáncer contagioso, pero eso es otro tema. ¿Qué tal, cómo
estás? Desde que aprobé el carné de conducir hace 4 años, me he pasado muchas,
muchas horas al volante desde entonces, la mayoría de ellas por curro, y he
conocido a mucha fauna. Me apetece hablar de esa fauna.
Tú también les habrás visto: trogloditas que corren a 180 como si la carretera
fuese suya, que no tienen ningún problema en hacer eses adelantando a todos.
Dependiendo, básicamente, de que los demás estén atentos a estos bobos para
que no haya ningún accidente. Pero no son los únicos. Hablando de accidentes,
¿qué les pasa a algunos motoristas? Yo entiendo que las motos son un vehículo
ligero y ágil, pero eso no les da derecho a ir adelantando a la peña de
cualquier manera cuando la carretera va fluida. Muchos de ellos se me han
puesto en el ángulo muerto del retrovisor, y no les he embestido al cambiar de
carril porque la santa casualidad o el instinto me han hecho ver un átomo de
brillo en la esquina de los espejos.
Pero no todos los peligrosos lo son por ir rápido o por mala colocación.
Cuando alguien se incorpora a una carretera rápida, intento facilitarle el
paso todo lo que puedo. A veces sé que frenando un poco, ellos ya pueden
colarse, y eso hacen la mayoría de veces. Pero hay algunos demasiado inseguros
que no se cuelan por más que frene, y que han provocado una congestión porque
yo he frenado, los de detrás han frenado, el que iba a incorporarse tarda más
en hacerlo, lo hace desde la posición de parado, y se ha formado una cola de
incorporación detrás de él que ha perdido toda la inercia.
Pero mis favoritos son los que creen que la carretera es suya, como los
primeros que he dicho, solo que éstos se quedan en el carril izquierdo y pegan
su morro tanto a tu trasero que parece que quieren olerlo. Hubo una vez un
conductor de Mercedes (que son los peores, junto a los Audi, los BMW y los
Porsche) que se pegó tanto a mí que por los retrovisores no le veía ni los
faros. ¿Qué hago en esos casos? Pues soltar el acelerador, por supuesto. Si me
da es culpa suya, y, después de retenerle unos segundos, antes de que vaya a
adelantarme por la derecha, pongo el intermitente y empiezo a cambiarme yo de
carril. Pero muy despacio. Muy, muy despacio. Y no le retengo haciendo zigzags
porque, aunque esos ricos de mierda no aprecien sus coches, yo sí me estimo el
mío.
Hay un último tipo de mal conductor, y seguro que conoces a alguien que hace
ésto, o tú mismo lo habrás hecho. Hablo de los que ven que una salida de una
carretera está congestionada, y se ponen en el carril de al lado (que no sale)
y apuran apuran apuran hasta el último momento, para no hacer toda la cola.
Primero de todo, si haces eso eres imbécil y te pido por favor que te des un
tortazo. Hacer eso trae más problemas de los que crees: atascas el carril de
al lado a la salida y agravas la cola que ya hay formada. Es más. Por culpa de
conductores así, esa salida se congestionó, en primer lugar, porque a ver por
qué si no frenaron los coches cuando pasaron por ahí.
En fin, no quiero que tomes ésto como un despotrique, sino más bien como un
estudio de malas prácticas que se dan al volante en las carreteras rápidas,
que al final son las más peligrosas. Ya somos mayorcitos para que ande
diciendo que están mal, porque todo el mundo puede hacer lo que quiera, pero
cuidado si para hacerlo vas a joder a alguna persona. Todos hemos conducido
mal alguna vez, pero la diferencia entre un cretino y un gilipollas es que el
gilipollas no sabe que lo es.
Porno machista.
Este tema se las apaña para ser gracioso y serio a la vez. Por un lado, no
puedo evitar reírme cuando las que más critican al porno son mujeres que no lo
han visto en su vida, y siguen un discurso que se pegan entre sí, radical,
como esta clase de gente. Dicen que el porno es machista porque se han visto
vídeos de violaciones en las páginas, y han durado unas horas hasta que han
desaparecido. En primer lugar, ninguna página querría esa malísima publicidad
y eliminaría el vídeo en cuanto se enterara de que existe, y, además, si
realmente se sube un vídeo de una violación es una prueba casi absoluta en un
juicio. Si el violador, además de repugnante, es retrasado, ¿qué culpa tendrá
el mundo del porno?
Ese tema es estúpido, me interesa más el de la crítica con sentido común. Real
que el porno está hecho casi siempre para hombres, porque ellos son los que
más lo han estado consumiendo. El mismo motivo por el que casi todos los
héroes de cómics son masculinos y las Witch son chicas adolescentes (a mí me
molaban las Witch, pero ése es otro tema). Directoras como Erica Lust llevan
años ya haciendo contenido para mujeres, más centrado en el contexto y las
sensaciones, generalmente muy ñoño para mí, pero es que esa es la gracia, que
no son para mí.
Además, es verdad que el porno ha normalizado unas prácticas reguleras. Que el polvo se acabe
cuando se corre el tío, sin que la chica termine, es algo normalizado en todas
partes, y el porno es reflejo de ello, pues incluso ahora, que la cosa empieza
a cambiar, los vídeos siguen siendo muy penecentristas, también los grabados
por parejas directamente para Pornhub.
Que se corran en la cara, en la boca, en las tetas, es algo que puede molar,
pero sólo si a la persona corrida le mola. Eso de acabar el polvo con una
corrida en la cara es un meme entre artistas del porno que no está mal,
siempre que sepan que es un meme y que puede cambiar en todo momento. Y,
aunque hay muchos que no hacen lo de siempre, el estándar es correrse en la persona follada. Respecto al porno gay, la verdad es que no sé si se corre uno o los
dos, pero estoy hablando del hetero, que es el que necesita renovarse.
Es importante que usemos la cabeza a la hora de juzgar. Desde el momento en el
que, año tras año, la sociedad cambia y la industria del porno también (hace
dinero cuando cambia a la vez que sus consumidores), es absurdo decir que
estamos en una sociedad machista. Lo que pasa es que estamos en un momento
cultural único, creo, y estamos dándonos cuenta de un montón de cosas que
debemos mejorar gracias a que las personas están hablando, y el resto
escuchan. No considero machista a alguien dispuesto a escuchar.
¿Que el porno está centrado en los hombres? No es malo, siempre que haya porno
para mujeres y uno más mixto, que sinceramente, es el que me gustaría
consumir. ¿Que el porno tiene prácticas y crea situaciones que no son reales y
son más bien fantasías de los hombres que las crearon? Por supuesto, y eso
tampoco es malo, aunque irán desapareciendo conforme empecemos a ser más
considerados. Y por último, ¿podemos culpar al porno de la perversión de los
chavales, o su insensibilidad ante la realidad cotidiana después de ver a
pivones viviendo polvos imposibles? Pues pensemos un poco. ¿Culpamos a la
pistola por disparar a alguien, o culpamos al que le da un mal uso? El porno
es una herramienta, igual que una pistola, que necesitamos utilizar bien.
La cosa a lo mejor no va de señalar y juzgar, sino de criticar con
inteligencia e ir rectificando.
Frío vs calor.
Un tema que cada año que pasa se vuelve más violento, y yo me vuelvo más
violento sobre él. El invierno tiene muchos encantos, pero si me dan a elegir
entre pasar frío y pasar calor, me lanzo hacia el calor como un mosquito
besaría mi coche a 180 kilómetros por hora.
Explicaré mi postura para que veas que tengo alma y digo cosas con sentido,
aunque no estés de acuerdo. No tengo jaquecas cuando hace calor y no soy una
persona que sude de forma exagerada, pero el sudor no me molesta. Por más que
sude, basta con que beba agua y me alimente bien, mientras que pasando frío
contraes enfermedades y dependes de abrigos. La palabra clave es
depender. Porque obviamente, los que prefieren el frío o es porque lo
pasan mal en el verano o porque les gusta la sensación de estar abrigados.
Pero es que éste no es un debate sobre abrigado vs calor, sino
estrictamente frío, el puto frío, el que congela las bacterias, el que hace
que los animales se piren y haya menos alimento que cazar, ese frío. Llámame
loco, pero en el trópico hay la hostia de seres vivos. Puedes preferir el
invierno porque de normal desprendes mucho calor, porque te duele la cabeza
(prueba a beber más agua), esas cosas, y sería normal cogerle manía al verano,
pero que alguien odie el verano, sólo por una cuestión estética o
porque se suda, no lo entenderé jamás.
A esos niñatos que van de superiores porque ellos prefieren el frío y nos
llaman débiles porque "no lo toleramos", me gustaría verles viviendo en una
casa de piedra en un pueblo frío, como pasé yo las últimas navidades. Sin
calefacción. Durmiendo bajo varias mantas y sobre una manta eléctrica,
despertándome cada vez que me movía de la almohada o sacaba la mano de la
cama. Porque el frío podía tocarse. Me gustaría ver cómo reaccionan esos
energúmenos cuando les faltara la calefacción y abrigarse fuera una cuestión
de protegerse, más que de estar cómodo. Que no me cabe duda que esos imbéciles
son de ciudad.
El calor es vida, el frío es muerte. Durante el verano, no dependo de ningún
objeto. Y a quien le pese, que le pese.
Eurovisión.
Estoy a favor de que el jurado hiciera el chanchullo ese para forzar que
Chanel ganara con Slo-mo. Las Tanxugueiras tenían un temazo, pero no hubiera
ganado ni de puta coña, y la reivindicación de Rigoberta sí, muy bonita y tal,
pero para España, no para el resto del mundo.
Así que si no te gusta, pues no sé, cómeme los huevos, o trágate esta cagaíca.
El que sabe es el jurado, y me parece bien que se tenga en cuenta la opinión
de la gente, pero como ni tú ni yo ni nadie del público tiene puta idea, el
que debe tener casi total potestad debe ser el jurado. A mí me parece una
buena decisión, a nivel artístico y a nivel de % de ganar, que si no me
equivoco, es altito. Mucho más que el 0% de las otras dos.
La ciencia como religión.
Este tema es personal. Estudié psicología en la Universidad Complutense de
Madrid durante 3 años, pero al final acabé desmotivado y sin ganas de acabar
el cuarto año, todo por la filosofía de mierda que tenía la universidad.
Creían en la ciencia a pies juntillas, pero no la ciencia escéptica que cree
que todo es posible y al mismo tiempo, impreciso, sino de una ciencia que cree
que todo lo que se haya demostrado hasta ahora es la verdad.
Te explico lo que es para mí un buen científico. Si ahora alguien dijera que
la Tierra es plana y diera buenas razones, un buen científico no podría
llamarle tarado, aunque sepa contestar esas razones. Creo que es bastante
evidente que la Tierra es redonda, es una cuestión la hostia de lógica y
práctica, pero no puedo cerrarme a la posibilidad de que no lo sea si yo mismo
no conozco pruebas absolutas, y eso de absolutas tendría que cogerse
con pinzas. Algo puede ser absoluto con los intrumentos que tenemos hoy, y
dentro de 200 años, con más conocimientos y mejor tecnología, ser una mierda.
En su momento, se creía que las sanguijuelas te chupaban la enfermedad del
cuerpo.
Para mí, la ciencia no es ni creerse todo a pies juntillas ni desacreditar
todo, sino aceptar las pruebas que se dan, sabiendo que somos polvo espacial
que no tiene ni idea de la vida y quizás lo estemos mirando todo desde la
perspectiva incorrecta. La verdad es real, pero imprecisa. Siempre
se puede mejorar.
Desde que estudié allí, me sensibilicé a la gente que cree en los artículos
científicos como si fueran la única verdad. Matarían por ellos si el artículo
se lo dijera, porque el artículo está probado y es la verdad absoluta. Porque
está probado. Y es que esas pruebas que ponemos, sobre todo al meternos en
temas mentales, pueden ser un poco... incorrectas. Hay campos de la psicología
donde la ciencia encaja, como los que miden los reflejos, los tiempos de
aprendizaje al repetir una prueba... cosas que tengan que ver con la
inteligencia más pura. El problema está cuando quieres crear una ciencia
alrededor de la personalidad y la psicoterapia.
No hace falta que te diga que está mal, ¿verdad? Es como aceptar como verdad
un test de personalidad que no mide cómo eres, sino cómo te ves a ti mismo, e
incluso he revisado los puntajes de algunos de esos tests y fliparías. Pero no
quiero llevarlo tanto a mi terreno, sino simplemente lanzar una reflexión.
La ciencia, aunque sea una filosofía que procura explicar la realidad, la
hemos creado nosotros. Está sujeta a las bases que tenemos, que pueden ser
falsas, y nuestras formas de probar la hipótesis pueden ser incorrectas o
simplistas. Está bien creer en la ciencia como algo fiable, pero no como algo
absoluto, porque si lo haces, acabarás siendo una profesora amargada que le
pregunte al alumno que dice que no pasará tests de personalidad a sus
pacientes si no cree que se ha equivocado de carrera. Me lo dijo.
Musiquita: Bakermat.
Y no podía terminar unas cagaícas sin un último pedete musical. No me consta
que haya recomendado antes este artista, y yo creo que se lo merece. Es un
productor musical que me recuerda en cierta medida a Robin Schulz, pero es más
tranqui y menos repetitivo. Es el típico que pongo de fondo cuando hay una
charla animada con los colegas pero no estamos como para darlo todo, y
nosotros no lo daremos todo, pero este tío le da a todo. Sus canciones no
suenan iguales, sobre todo las de su penúltimo disco, The Ringmaster,
un disco que te recomiendo entero.
Además, en muchas canciones ha subido videoclips animados en los que un
perrete vive aventuras, y si estás atento, verás que esas aventuras tienen un
orden cronológico.
Obviamente después de este trauma era preciso un videoclip de lutillo, pero como empieza a hacer calorcito avanzo hasta la mitad de la historia.
Y ahora voy a avanzar hasta casi el final para que chequees alto gospelardo con el que terminar.
¡Aaaaaah! Qué a gusto se queda uno cuando barriga y váter se quedan vacíos. Creo que ya era hora de mostrar unas cagaícas más ligeras y menos ácidas, que empieza el veranito, y por mi parte espero que hayas disfrutado de mi opinión para nada necesaria, y que te hayan molado las cancioninchis. Nada más por mi parte, y yo que tú no le acercaría el móvil a nadie por un rato, y mucho menos ponerlo cerca de un ventilador. ¡Un besi de fresi!
Comentarios
Publicar un comentario