Película: Todo a la vez en todas partes.

Hace unos años pasamos por una época jodida en el cine. Todo eran remakes, y las únicas cosas nuevas que se estrenaban o eran explosiones, u olían a feminismo rancio del que no cree en el feminismo y sólo lo usa para ganar dinero. Por suerte, dejamos atrás ese arrebato injustificado de nostalgia y de querer cosas fáciles. Después de una pandemia que casi mata a los cines y al triunfo de las plataformas digitales, que apostaron por títulos nuevos y artísticos porque cuadraban con su modelo de negocio y que a la gente le encantaron, ahora los cines han vuelto a recuperar el caché premium y apuestan por el arte. Aprovechemos esto, y apreciémoslo.

Todo a la vez en todas partes es una película distinta y se nota sólo mirando el póster; no va a llamar la atención de todo el mundo, pero es que no es para todo el mundo. Aquellos que sólo quieran una aventura entretenida y se la sude temas como la dirección, el montaje o el arte, en general, se van a encontrar con una película quizá demasiado larga para lo que cuenta y que no tiene ni medio sentido. Yo me tomé la premisa absurda como una especie de metáfora, ya sabes, como que solo sucede en las pajas mentales de los protagonistas, pero es que ni aún así, el conflicto entre la protagonista y la antagonista no es para tanto, y si hubiera sido más intenso, hubiera funcionado todo mejor.

Otra cosa que adolece es que se empeña tanto en que pienses que va a acabar mal que no para de cortar el rollo, y estamos continuamente en una montaña rusa en la que los buenos tienen la victoria a puntito para después no haber ninguna esperanza, para tener la victoria otra vez, para ser imposible otra vez, ¡pero se motivan!, y se desmotivan, ¡pero lo consiguen!, pero deben rendirse... ¡pero no! Y claro, durante los 2 últimos minutos de clímax me los pasé con los ojos cerrados, aburrido, esperando una conclusión de una puta vez.

He dejado claro que si te recomiendo ver esta peli (a ser posible, en el cine) no es por su historia, sino por todo lo que la rodea. La cinematografía (narrar sólo con imagen) tampoco es una maravilla, me hubiera gustado que el dinamismo que hay en el primer minuto y medio se hubiera mantenido todo el rato, pero eh, debo reconocer que las escenas de acción son una puta pasada. O sea, ¿todavía hay gente por ahí diciendo que Shang Chi les gustó? ¡Pfff! Esta película tiene una acción que se folla a Marvel y a su mierda de multiverso por la oreja. Y, de la manita con la acción, el montaje. A nivel general y narrativo, el montaje hace lo que puede para resultar lo menos aburrida y más coherente posible, pero a nivel más chiquito, en determinadas secuencias y en las escenas de acción (sobre todo en el enfrentamiento final), brilla de la hostia.

Y, más allá del montaje, tenemos detalles que sólo suman a todo. Que por momentos la pantalla se alargue o se vuelva más cuadrada, incluso que se haga más pequeña, es sutil, pero nos comunica en silencio que sí, que sabe que es una película, que se toma en serio lo justo y que quiere que te lo pases bien, porque, aunque la historia sea absurda, reconozco que me reí un montón, y casi la colocaría en la comedia. Y quiero que te quedes con esa clave: pasarlo bien. Da igual todo, y cuando digo todo, digo todo. Tu vida, tu trabajo, tu familia, sólo somos partículas diminutas en un cosmos gigante que nos hacen sentir la última mierda, y, sin embargo, nos importa. Es nuestra pequeña mierda, ¿y qué más da que seamos pequeños? Quizá todo dé igual, pero, precisamente por eso, vamos a pasarlo bien, a ver una propuesta distinta en el cine, capaz de mantenerte interesado en una escena de dos minutos en la que sólo hay silencio, a ver 1231491 fotogramas por segundo en otras, peleas de dildos, y un pitoste multiversal que nos recuerde que somos pequeños, pero importantes.

Antes de irme, déjame plantearte una última pregunta existencial. Si todos los Carlis del multiverso te dieran un besi de fresi, ¿qué temperatura haría en julio?