¡No digas "este agua", burro!


Muy buenos días, tardes y noches, mi azucarito de cristal, mi flor de cielo, mi querubín. Después de muchos días sin escribir na y menos, es hora de calentar esas manos haciendo movimientos firmes, repetitivos y estimulantes en el teclado, de forma que empapemos nuestros cerebros con actividad y energía y así podamos penetrar poco a poco en una parte tabú de nuestra cultura, el lenguaje. Por eso, aunque la entrada de hoy será corta, empezaré poco a poco para poder acelerar más y más hasta un clímax satisfactorio de conocimiento y crecimiento personal. Nos vamos a poner bien pringosos de algo casi prohibido: hablar bien el español.

Vale, empecemos por lo más básico. En español tenemos nombres masculinos, como pollo, que se refiere a una de las aves estas que ponen huevos, el pollo, un pollo, este pollo, y también tenemos nombres femeninos, como polla, para describir a un ave similar a un pato de color generalmente oscuro y patas bien feotas, la polla, una polla, esta buena polla. Cuando nos referimos al macho, utilizamos los determinantes el, un, aquel, puto, ese, etcétera, porque cuando quieres coger un pollo, coges ese pollo, y el pollo acaba cogido, ¿entiendes? Para nombres femeninos, usaríamos la, una, aquella, esa, y todas las que me falten, porque cuando hablamos de la polla, si quieres cazar esa polla porque una polla te quieres comer, vas a por aquella cochina polla, ¿a que sí?


Lo que pasa es que hay una excepción que nos trae a todo el mundo loco: algunas palabras femeninas que empiezan por a. Como el "a" de Jägger, solo que para el caso no tendría nada que ver con lo que estamos hablando. Me refiero a palabras como agua, alma, águila, arma, palabrejas que pronunciamos al día más de lo que nos pensamos, sobre todo arma, si eres estadounidense. Y para esas palabras, decimos el agua, un águila. Vamos, que usamos los determinantes masculinos para palabras perfectamente femeninas y cuyo género ni se cuestionan.

Estas excepciones han generado muchos fanáticos entre los hispanoparlantes, hasta el punto de que no sólo la cumplen a rajatabla, sino que van más allá, y dicen cosas como este arma, mucho agua, aquel águila, puto alma. Bueno, pues tengo malas noticias para estos fanáticos. Lo están haciendo mal.


Para que no me llames hijo de la gran puta y me cierres el navegador en toda mi cara, déjame recordarte la regla y por qué la usamos. Utilizamos algunos determinantes masculinos en nombres femeninos cuando empiezan por a tónica. Si te fijas, tanto agua, alma, hacha, águila, ansia y ánima, por decir algunas, tienen la fuerza en la a del principio. Porque aurora, que tiene la fuerza en la o, decimos "la aurora". ¿Por qué esta diferencia?

Si yo dijera "la agua" y lo pronunciara como un actor de voz leyendo un audiolibro, me entenderías, pero el lenguaje de calle no es así, y enlazamos las palabras de la misma frase las unas con las otras para ganar tiempo, y por comodidad, qué coño. Te voy a poner dos ejemplos, justo después vas a ver en cursiva cómo se pronunciarían, y por último, en negrita verás lo que entendería la otra persona.

la agua    laagua   -  lagua
una hacha  unaacha -  unacha

La realidad es que el poderío de esa a del principio se come la sílaba anterior de todo lo que pronuncies, y si la sílaba anterior acaba en a flojita, se la come con papas. Al final, lo que hacemos es enlazar una con la otra, creando una cacofonía (un sonido feo o extraño). Ya no estaríamos diciendo la agua, sino lagua, que podría ser una palabra diferente, y una hacha la entenderíamos como unacha, que eso ya ni se intuye lo que puede ser. La palabra ha cambiado, y sí, podemos llegar a entenderla, pero tenemos que trabajar. Por eso, para hacerlo comodón, decimos el agua y un hacha.


La cosa es que... ¡la regla se termina ahí! Aunque digamos el y un, el resto de determinantes y adornos que pongamos se van a decir en femenino. Lo correcto es decir esta agua, igual que decimos la expresión
"vamos a calmar las aguas".
Si decimos las aguas es porque la s hace una barrera entre la a chiquita y la a fuerte de agua. Y, aunque el determinante esta no tiene ninguna barrera que la separe, no hay ninguna palabra en español que sea "est", ni que podamos confundir si decimos "estagua", simple y llanamente porque esta tiene 2 sílabas y esas dos sílabas hacen que la a tónica no se la coma. Lo mismo pasa con aquella, con esa, con puta y todas las palabras que quieras poner delante. ¡Se dice esa puta agua, no ese puto agua, xD, es decir, por Dios!

Dicho de forma resumida, la regla está para evitar la cacofonía en la y una, no para poner todos los determinantes masculinos en esas palabras. Y creo que con esto ha quedado bien clara toda la movida, mi pastelito de chocolate fondant, mi cremosa salsa de leche batida. Espero que la estimulación de mis manos, traducidas en palabras escritas, hayan hecho temblar y estremecer tus ganas de seguir aprendiendo. Como siempre digo, si la curiosidad pringa y salpica, es porque se disfruta. Hale, espero que te vaya bonito y te comas una buena polla. ¡Un besi de fresi!

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