Inclusión de minorías en las historias.


¿Pero qué pasa, máquina? No podía no escribirte algo ahora que no ando tan poco libre, ¿no? Pues eso. Ya basta de tonterías, el tema de hoy es serio y seguro que tú estás tan harto como yo de que metan a personajes negros, homosexuales, transexuales y mujeres al poder sólo por meterlos, porque vende.

Bueno, dos matices. El primero, es que a mí no es un tema que me harte ni moleste en realidad. El segundo, es que está bien que esos temas vendan hoy, y no quiero sonar de la manera equivocada, lo que creo que criticamos casi todos es que lo hagan sólo por el dinero, no viendo a estas personas de minorías como gente, sino como una manera de hacer caja con los colectivos.

Un trato igual de racista que encasillarles.

Así que hoy voy a hablar sobre cómo incluir a colectivos en nuestras historias sin ser de ningún colectivo, sin tener una sensibilidad especial por ellos ni fijarme si el prota de la peli es lo que sea. ¿Cómo introducirlos en una historia de forma que se sienta natural? ¿Cómo entender por qué tantos personajes nos chirrían por su color de piel o sexualidad? Voy a basar todo lo que vaya a decir en una frase muy simple: las personas de minorías también son personas. Una obviedad como una catedral, pero es que, aunque parezca mentira, a muchos les cuesta creer que personas sean personas, como les pasa a muchos empresarios, que piensan sólo en los beneficios y de forma psicopática ven a las diferentes identidades como formas de hacer pasta.

Las personas, todas, van a cagar. Se suenan los mocos, se rascan la ingle cuando hace calor, recogen la ropa del suelo y la huelen para ver si se la pueden poner, fallan a los de su alrededor, se contradicen y, viendo el revuelo que levantó la serie Dahmer, es necesario recordar que también matan a otra gente. Negros y blancos, humanos, humanas, humanes y helicópteros de combate, de cualquier religión, sexo, género, orientación sexual e ideología. Los hay buena gente y mala gente, pero son gente, personas. Bien, era necesario que recalcara bien esto. Entonces, hoy vamos a ver cómo no introducirles mal en las historias, pero otro tema también sería por qué hay tan pocos, al mismo tiempo. Cuando Marvel hizo su primer personaje homosexual, fue noticia, joder. Yo tengo una opinión al respecto.

Hay más inclusividad de la que pensamos.

Te presento a una perfectamente legal Hermione Granger.

Una vez me dijeron que no tenía en cuenta a los trans porque en las 2 novelas que llevo escritas les ignoraba. Menuda tontería. Cuando yo digo que el personaje X es la mujer más despampanante y sexy que hay en todo el libro, estoy hablando de una mujer despampanante, de movimientos suaves, sugerentes y provocadora, mujer, eso lo dejo bien claro, pero jamás he especificado si tiene rabo. Y ese guerrero tan fiero de allá, al que nunca le hemos visto enamorarse ni acostarse con nadie porque sale cuatro ratos, nadie te puede ni asegurar ni desmentir que sea gay, y la verdad es que no importa. No me importa, y no debería importar a nadie.

La regla fundamental en los personajes de historias es que si algo no aparece, no se sabe. Ni siquiera yo lo sé, ¿y sabes qué? Me da igual. Me la suda que cojan un personaje mío y digan que es gay, o que se lo imaginen gay. ¿Le hemos visto con alguien? ¿No, verdad? Pues entonces sí que podría ser gay, yo desde luego no lo sé, lo puedo intuir como mucho, pero no lo sé, porque un escritor sólo debería saber lo importante de una historia, lo fundamental, y dejar al resto montarse las pajas que quieran. Si no especifico el color de la piel de un personaje, es porque ni la conozco, ni es importante, y si no es importante no me importa. Incluso imaginándomelo de una manera, blanco, por ejemplo, no diré si es blanco si no me parece interesante.

James Gordon es blanco en los cómics porque en aquella época todos eran blancos. Habría que preguntarse si es un rasgo relevante.

Digo con todo esto dos unidades de cosas: que un escritor no puede describir de más a un personaje, debe narrar sobre él sólo las cosas relevantes para la historia, y debe de hacerlo por la segunda cosa, que es que todo lo que no está escrito debe quedar en la incógnita, para que tu audiencia se sienta identificada con ellos de forma más fácil. Si un personaje te inspira alguna religión, sexualidad o tal distinta a la norma y no está especificado, por favor, colócale la etiqueta que quieras, y por otro lado, escritores como J.K. Rowling deberían callarse detalles de sus historias años después de publicarlas. A nadie le importa que ella confirme si Dumbledore es o no es gay después de tanto; era más bonito que, quien lo creyera, no encontrara nunca pruebas de que no. O mira, podríamos habernos sorprendido al verle enamorado de Grindewald en la película, y ya está.

Incluir bien a todas las personas en una historia también pasa por dejar de asumir que si no se dice nada sólo puede ser de la mayoría. Un personaje puede ser cualquier cosa en tu cabeza si nada en la historia te dice lo contrario.

Ideas para introducirles.


Igual que cuando un personaje debe ser blanco, hetero y todas esas cosas, cuando debe pertenecer a una minoría de forma obligatoria es porque la historia va a hacer algo con eso. Insisto, se utilizará su pertenencia a esa minoría sólo si es obligatorio que ese personaje pertenezca. Un error de novato es meter estos personajes por meterles, como hacer que Eva, la amiga del protagonista, muestre o hable de su novia de forma forzada sólo para que la audiencia sepa que es bi o lesbiana, o hable de derechos LGTB sin venir a cuento, etcétera. No. Si quieres hacer saber a tu audiencia que a Eva le mola el pescado y no es importante, simplemente quieres que ese personaje sea homosexual, basta con que otra mujer coquetee con ella, o un juego de miradas, algo más sutil. Los detalles sugerentes siempre son bienvenidos en una historia y alimentan el universo interno de esos personajes. Algo así lo vimos con Asha Greyjoy en la séptima temporada de Juego de Tronos, en un momento que quedó simpático. Bien metido. También lo vimos con Oberyn Martell, un follador nato que, para hacer su sexualidad más sexual, le daba a todo y quedó como una potenciación de su personalidad, algo que cuadra con él y le hizo más exótico, pues no tenía los prejuicios que sí solían tener los de la capital.

Y es que a ver, tampoco tiene que ser megaimportante para la historia, pero si es parte del universo del personaje, debe tener un impacto en su forma de vivir la vida. Me explico. En la serie Hunters, de Prime Video, la detective es una mujer negra y es lesbiana. Que sea negra me parece relevante para la historia (la dejé a medias) porque los malos son los nazis, pero que sea lesbiana no lo es. La serie se ubica en los 70s si no me acuerdo mal, y en aquella época, ser lesbiana era difícil. Los vecinos hacían preguntas. Durante los 2 capítulos que vi antes de abandonarla, en ningún momento se trata lo difícil que es para ella ocultar su sexualidad, y hacen parecer su convivencia facilísima en una época que no lo era. Aunque más adelante se tratara, una primera presentación tan artificial hizo que viera que la escritura de la serie estaba a medio cocer.


Así que... sí, puede no ser un rasgo importante, pero cuando a mí me gusta es cuando es importante. En la serie Watchmen de HBO, una de mis favoritas de la vida, uno de los protagonistas se quedó huérfano en la matanza de Tulsa, una masacre de negros que hizo el Ku Klux Klan en esa ciudad, así que sí, debía ser negro. Y, dado que los villanos son ultrafascistas con dejes nazis, pues sí, mira, pega mucho un prota negro. En Descifrando Enigma vemos la vida de Alan Turing, que fue gay y sufrió mucho por ser gay, hasta el punto de haber sido ninguneado por la historia hasta hace poco. Y es que en las historias basadas en hechos reales con protagonistas de minorías, siempre va a ser relevante mencionarlas porque seguramente fuera una gran dificultad en su vida, y siempre puedes tomarlas como ejemplo para mostrar algo verídico en tus propias historias.

¿Quieres introducir a un personaje trans sí o sí? ¿Por qué no haces que quiera ser algo cuyo sexo sí se lo permita, pero su género no? Por ejemplo, un soldado en el medievo que quiera ser soldado pero no quiera seguir fingiendo que es un hombre, porque no se siente así. Eso es un conflicto de calidad.


Lo mismo va para temas de religión, etnia y demás. Por supuesto, la localización y la época influyen muchísimo para hacer estas características importantes. No va a ser lo mismo tener un protagonista nativo americano hoy, que cuando les desterraron a las reservas, que cuando les masacraron. Y por supuesto que no va a ser lo mismo tenerlo en EEUU que en España. Dicho esto, no intento que pienses que cada minoría tiene su propia historia predeterminada y que los protas negros siempre deben enfrentarse a racistas, porque creativos nos podemos poner todo lo que queramos. Lo que sí que digo es que, dado que cualquier personaje puede tener cualquier piel o sexualidad si el contexto permite que dé igual, si vas a meter a alguien de minorías, le introduzcas algún conflicto asociado a ella, o haz que las costumbres propias de esa minoría, como rezar a la Meca, sean relevantes de alguna forma tanto para él como para los de su alrededor.

La clave de la inclusión es que, sea obligatoria u opcional, debe ser coherente con el lugar y la época. Sinceramente, me da igual que elfos de hace 5000 años sean negros en Los anillos de poder, pero si me plantas un soldado romano asiático, nadie se lo va a creer. Necesitamos visibilidad y flexibilidad, pero la historia ha sido como ha sido, y, a no ser que hagas como el musical Hamilton que es muy abstracto y le da igual quién interprete sus personajes, la gente te va a cuestionar. No queremos que nadie te cuestione cuando quieras ser inclusivo, porque consigue el efecto contrario.

Cuando ya nos ponemos a escribir, o a analizar las historias de otros, a no ser que seamos ciegos, mudos y mancos, que entonces lo vamos a tener un poco difícil.


Lo más importante es que no seas borrico y te documentes bien sobre la minoría que tratas. Habla con gente que lo ha vivido, visita sus círculos, observa sus costumbres y su forma de comportarse, averigua por qué lo hacen. Qué rasgos suelen compartir, qué gustos suelen tener, qué odian. Porque son personas, y como personas que son, tienen una vida y un por qué hacen lo que hacen. Cuanto más te informes y más adaptes tu historia a todo esto, más realista va a quedar tanto para tu audiencia que sepa del tema como para la que no sabe.

Y son personas. No tengas miedo a hacerles imperfectos o a villanizarles. Hay gente negra mala y hay gente trans estúpida, igual que lo eres tú. No vas a hacer que fascistas vean peor a los gays por hacer una historia sobre un asesino en serie gay y caníbal, más que nada porque si eso pasa es porque el fascista en cuestión ya estaba predispuesto a pensarlo. Tampoco vas a joder a ninguna lesbiana si muestras a dos novias en los 70s discutiendo porque apenas se ven y encima una de ellas tiene un esposo con el que se casó por compromiso. Joder, eso es la vida.


Cuando un personaje es humano y está bien escrito, como si fuese una persona, hace que nosotros empaticemos con él y sintamos cosas, también. Los buenos personajes son los que nos hacen sentir, así que haz que gocen y padezcan, que se ilusionen, que les cueste ser como son si el contexto hace que ser minoría sea difícil. Haz que roben, que se planteen hacer las cosas mal, que las hagan mal a veces. Que se equivoquen y se arrepientan, que se sienten en un rato a solas, se tapen la cara con las manos y digan en voz alta por qué hacen tan mal las cosas. Que lloren, en sus peores ratos y cuando abracen por fin a un familiar que echaban de menos. Que coman a deshoras y disfruten demasiado una tarta que les va a poner en peor forma. Que amen a su padre y no puedan verle porque es un títere de su madre, a la que odian. Que sientan el sexo como algo sobrevalorado, hasta que alguien les dé la vuelta a todo su mundo.

Que sientan.


Otro asunto a tratar sería el tema de que son minoría. Cuando no es importante es mejor ser sutiles, y a poco que esa minoría vaya a tener una importancia, no podemos ser machacones. En Black Panther es muy importante el hecho de que los wakandianos sean negros, y se crea una especia de metáfora invertida entre los negros y el muro de Trump. Sin embargo, pese a que la película sea una celebración de la cultura africana y a las raíces de todos los afroamericanos, nunca intentan ser moralistas con ellas. Nunca nos cansan. Los wakandianos son negros, es importante que sean negros, pero ahí está, es un elemento importante en la historia tanto como lo es el conflicto de T'Challa con su primo y tanto como el hecho de que exista un muro, no por separar a negros de blancos, sino porque separa a wakandianos de otros negros.

El tema de la machaconidad y hacer ver a las minorías como gente buena es bastante racista, si estás fuera, y ser supremacista, si estás dentro. Y condescendiente todas las veces. Las personas son imperfectas, y si no se las trata como personas, se les está dando un trato de favor, una discriminación para compensar un complejito que se tiene. Lo mismo va a la hora de victimizarlas o hacer ver todo lo que han sufrido, como la serie Hunters, una serie de judíos para judíos que no para de lloriquear sobre el Holocausto y fue una barbaridad, una masacre, pero si no paramos de sentirnos tristes sobre eso, si es el único sentimiento que transmites continuamente, cansas. Y al final, la serie Hunters me enseñó, tristemente, el motivo por el que los nazis fueron contra ellos: porque si no eres uno de ellos, no entiendes ni hostia de lo que hacen ellos, son una comunidad cerrada e incomprensible para los ojos de un gilipollas nazi. Y cerrada dejé yo la serie en el segundo capítulo.


Por supuesto, igual que tiene las desventajas, ser de una minoría tiene ventajas. Los judíos que he mencionado antes tienen una subcultura para ellos solos que hubiera sido muy interesante de mostrar, siempre que se quiera mostrar para el resto de gente, claro. Los ritos sexuales de la gente LGTB varían respecto a los ritos heteroclásicos de discoteca o comedia romántica americana. Los negros tienen pollón. Etcétera, no sé, no me he documentado ni he dicho que lo haría, pero siempre hay ventajas, e igual que no podemos ser machacones con los inconvenientes, tampoco con las ventajas. De hecho, debe parecer natural, como algo que siempre ha estado ahí porque para ellos es así. Esa es la forma de hacerlo, sin asumir que tu audiencia sea heteroblanca, para insistir en las diferencias, ni que sea de esa minoría, para decirles lo buenos que son. Son personas.

Tampoco entremos en temas polémicos, a no ser que importen, y aquí sí es importante que importen. No hables de algo que levante ampollas en alguna parte si no es para ofrecer una visión completa del tema, siempre vista de la forma más tridimensional posible, humanizando a todos los lados. Falcon y el Soldado de Invierno es un poco aburrida, pero tocó muy bien el tema del racismo en EEUU, que más que racismo es clasismo, pues hay mayor porcentaje de negros pobres y de barrio que blancos. La cosa es que un Capitán América negro era algo que daba cosita a más de uno, por lo que el racismo está bien traído en la historia al ser casi todo su núcleo. Del mismo modo, si yo hiciera una historia con un protagonista trans, no sacaría el tema del "le digo que soy trans o no se lo digo" si el rechazo y la intolerancia no fueran un tema nuclear y, por favor, bien implementado. Las historias de represión a un colectivo pueden ser cojonudas (12 años de esclavitud), pero también caer en todas las cosas que he dicho antes que no hay que hacer.


Al final, todo va siempre de lo mismo: las personas de minorías son personas. A veces es importante que lo sean, otras veces enriquecen la historia, alguna vez se usarán como guiño para mostrar brevemente el universo interno de un personaje, y otras veces no se sabrá si pertenecen a alguna o no, porque no se mencionará nada al respecto. Todo eso estará bien. Y allí estaré yo, para no leerte, ni analizar contigo las pelis que veas, porque soy un bot creado por algoritmos, sin sexo, género ni religión. Espera, ¿antes he dicho que era un chaval hetero y blanco? ¡Joder, mierda, si tan sólo pudiera borrarlo...!

Bueno, que un besi de fresi.

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