Película: Barbie.


Greta Gerwig es una directora de cine independiente, lo que en el idioma de Hollywood significa poco presupuesto, lo que, en el idioma de Hollywood, significa hacer cosas originales. Aunque a mí Mujercitas no me parece un proyecto pequeño para nada, muchos necios pensaron que Barbie sería la oportunidad de Greta para meter la cabeza en el dólar y hacer proyectos vacíos para gente tonta. No, Greta Gerwig es una directora independiente, y cuando eres independiente, como James Gunn, se nota, por más presupuesto que te den. Escenarios físicos, planificación de las escenas o, al menos, una planificación del estilo, son cosas que se desarrollan cuando el CGI no lo puede arreglar todo después. Planificación del estilo, por cierto, significa en el idioma de Hollywood "tener identidad".


Y Barbie rebosa identidad. Es lo que ha llamado la atención de todos, sus tonos muy-mucho pastel, un estilismo tan exagerado que puedes oler y escuchar, ese fenómeno de moda, el hecho de que en la película promocional de un juguete haya chistes sexuales. Porque... ¿es Barbie para niñas? A ver, la muñeca Barbie es para niñas, sí, ¿pero lo es Barbie? Porque sorprende con un comentario social que hace 10 años no hubiera sucedido, para nada, ¿y quién quiere llevar a sus hijos a que piensen? Pfff.

Sus mejores escenas, de hecho, son cuando se pone metafórica, abstracta y autoconsciente. Barbie es una muñeca, de eso va toda la movida, Barbieland es real (en nuestros corazones) y se habla sobre el legado de esta muñeca, lo que supuso, lo que supone y lo que puede suponer. Pero yo pensaba que sería la aventura de Barbie para demostrar a Barbieland que la imperfección y la tristeza también están bien... y no. Va más allá. ¡La última frase de la película pega duro!


Los principios feministas funcionan, tanto al hablar de la importancia de tener trabajo y aspiraciones para una mujer, como para hablar de los cánones de belleza irreales que Barbie ayudó a promocionar, la cintura de avispa, la sonrisa, la ropita divina. También funciona cuando muestra que los hombres que abusan de las mujeres es porque sienten un profundo vacío en su interior, de puta madre. Lo peor es cuando se vuelve demasiado explícita y verbaliza el "patriarcado", y no porque no exista, sino porque supone una contradicción.

Verás, Barbieland es un matriarcado. Es así, en Mattel el producto que importa es Barbie, no Ken, que sólo es un complemento opcional para Barbie. En Barbieland, Ken puede ser playero o rey fashion, mientras que la presidenta, las doctoras y los premios Nobel son las mujeres. Todo bien aquí. Pero si vas a hablar del ninguneo hacia los Ken como algo malo y comentas, de forma paródica, que algún día tendrán casi el mismo poder que las Barbie, quizá cuando sean más responsables emocionalmente... se genera un paralelismo entre el mundo real y Barbieland, y, mientras atacamos el patriarcado aquí porque "es el enemigo", estamos celebrando con extrema alegría el matriarcado de Barbieland. Me explico, ¿no?


También tiene un discurso de America Ferrera que es autocondescendiente. Quiero decir, sí, la vida de las mujeres es dura, pero coño, si yo ahora empezara a decir lo fuerte que he sido por superar 9 años de bullying y lo bien que he salido para haber pasado eso, seguro que más de uno me diría
"bueno, ya será menos"
y tendría toda la razón del mundo. America Ferrera, de hecho, tiene el papel peor escrito de la película, y su actuación no lo levanta, no cuando tienes al lado a la maldita Margot Robbie, una de las mejores actrices en activo, dramática y cómica al mismo tiempo durante casi toda la película. El papel de America demandaba más corazón, un poco a la altura del de Barbie y de un cameo de alguien que existió en realidad y tiene un gran momento en el final. En general, Barbie es profunda en lo emocional y su comentario es potente, y si hubieran dado una vueltita a su comentario social, hubiese sido instantáneamente un clásico, y quizá lo sea con el tiempo, pero por ahora, es una fiesta, una celebración de la yasificación y un ratito para pensar en cositas importantes al mismo tiempo. Que no es poco.

Una escena inicial brutal.

Las niñas. El feminismo se ha centrado mucho en la educación de los adultos de una nueva realidad, pero no se ha centrado lo suficiente en nuestro futuro. Las niñas quieren jugar. Quieren ser madres, quieren ser doctoras, o doctoras y madres, o ninguna de esas cosas. Ellas quieren. Lo que sea que quieran, lo quieren, y Barbie debería reflejarlo. Aquí, una película con algún que otro chiste sexual, que habla sobre patriarcado, corporativismo y matriarcado, que finge ser realista a veces pero me alegro de que nunca lo sea, que critica a Mattel pero está producida por Mattel, quiere enviar un mensaje importante a las niñas. Es para adultos, sí, pero Barbie quiere ser para las niñas y quiere ser como ellas. Estar triste. Pensar que algún día morirás, ¿y esa vida que tendrás, será recordada? ¿Serás querida? ¿Habrá sido suficiente? Las niñas merecen hacerse esas preguntas.

En un mundo cambiado por internet, el cine independiente se abre paso entre lo popular y, con mucha identidad, envía un mensaje que podrá gustar más o menos, pero, sin hacer falta, lo envía. Quizá, en un mundo en el que las niñas quieren ser mujeres, lo que necesitan es una Barbie que sea la mujer que ellas necesitan ser. Que, en el idioma de Hollywood, significa ganar dinero con una línea nueva de muñecas. Besis de fresi.

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