Película: Oppenheimer.
Nolan es un director de ideas, de filosofadas, un pedante, vamos. Cuando narra la vida de Robert Oppenheimer no te está contando realmente su vida, sino que habla sobre la idea del genio terrible y su legado, se saca la chorra haciendo que todos los efectos sean prácticos, te firma una peli masiva que no sé cómo han tardado menos de 8 años y medio en rodarla, y se la pela.
Hay 3 secuencias que me parecen sobresalientes. La primera de ellas es la inicial, cuando vemos su juventud, y vemos su forma de entender la física, con los electrones iluminando su habitación y los choques entre partículas impidiéndole dormir. La luz y el sonido, posiblemente, las dos mejores cosas de la película, y con luz no me refiero a que rueden durante el día, sino a la luz que hay en la escena a la hora de grabar. Pero el sonido. Joder, el sonido. Cómo puede llegar a reflejar la tensión del momento y agobiarte de esa mala manera. Nolan te revienta los tímpanos y se la pela.
Y sobre sonido, la música. No es buena porque la canturrees cuando sales del cine, ni me acuerdo de cómo era, pero Ludwig Göransson va a ser el próximo Hans Zimmer y aquí queda dicho, a lo mejor no tan pegadizo, pero sí más genio. La forma en la que la música y el montaje pueden llegar a acumular y arrastrar cada vez más tensión es una maestría, como pasa en mi segunda escena sobresaliente, la de Trinity. Cómo la inminente prueba de un explosivo atómico, con toda la incertidumbre que había captada en 6 minutos agónicos, puede dejarte sin aire en lo alto de la montaña rusa más alta del mundo, ahí parado, en lo más alto, pudiendo salir disparada en cualquier momento, y esa música no para, y ese montaje clavado al milímetro, ¿y a Nolan qué? Pues eso.
Hablando sobre montaje, salvo en las escenas destacadas, hace lo que puede, porque no le dan tregua. Narra en 3 horas lo que debería haberse narrado en 5 perfectamente. Hay mucha información, ocurren demasiadas cosas, nombres y personajes entrando y saliendo constantemente, mucho en general para entender todo lo que ha ocurrido a la primera. Podría haber sido una serie de puta madre, y para ser 3 horas tan concentradas, se pueden hacer cortas si vas pillando todo porque todo va cambiando muy rápido. Y claro, Nolan sigue haciendo esos diálogos marca Nolan, es decir, malos, nadie habla así, pero al menos le doy algo de cancha porque se nota que los usa para abreviar, al menos.
En general, el mayor enemigo de la película es la cantidad de cosas que cuenta. Al no tratar un solo suceso, sino que habla en general de toda la vida del hombre, muchas cosas que ocurren están desligadas del resto de cosas. Bueno, es complicado, porque todas las escenas afectan al final de un modo u otro, pero abarca tantos temas que al final es todo y es nada, al mismo tiempo. Una vida entera, pero diluida entre varios flecos.
Por ejemplo, con el antagonista. Aunque también tratemos la vida anterior y el legado de Oppenheimer, lo principal es la bomba. El antagonista es potente, actuado de 10, pero al no guardar una relación directa con la bomba y sólo afectar al legado, no se siente con tanta fuerza como debería, está diluido porque la bomba y los antecedentes, que también son tratados, le opacan. ¿De qué sirve que veamos a Heisemberg en los antecedentes, si sólo va a servir para un comentario, después, cuando hagan la bomba? Diluido.
Y sobre personajes femeninos... a ver. Yo entiendo que queremos chicas decentes y que, bueno, les hagan justicia, también entiendo que Nolan nunca ha plasmado un personaje femenino con suficiente fuerza. Todos han sido complementos de los hombres, lo entiendo. ¿Pero aquí? ¿Quién esperaba que Emily Blunt hiciera el papelón de su vida en una peli que es un campo de nabos de una época en la que todo lo importante lo hacían hombres? La pobre defiende el papel demasiado bien para los diálogos que le dieron, y la escena más criticada de la película, que tiene que ver con ella y la escena de sexo con Florence Pugh... ¿estamos bobos? No, en serio. Es una puta metáfora, vista desde los ojos de Emily Blunt, es de cajón. Está excelentemente hecha. Las escenas de sexo están genial, aunque es obvio que Nolan es un tío de mucha filosofía y poco sexo, porque nadie se levanta en mitad de un polvo para coger un libro.
En fin. Oppenheimer sorprende. No importa las expectativas que tengas y qué creas que va a contar, te sorprende, porque cubre todas las expectativas, lo cubre todo. Abarca demasiado, en mi opinión. Quizá algo más enfocado le hubiera ayudado a dar más peso a cada escena y dejar que un espectador bobo como yo lo digiera todo, pero bueno, yo que soy bobo me las pude apañar sin hacer preguntas, que dice mucho más de "grandes" series como Mad Men o The Witcher.
Al final, tú vas a ver a Nolan porque dirige bien y porque le da al coco. Es un tío que piensa (sólo hace eso, debe ser insoportable convivir con él), y ya que tú no piensas, piensa por ti y te hace sentir listo. Es un pedante, pero aquí no se pasa de pedante, al contrario. Me gustó Oppenheimer, mucho más que todas sus pelis desde Interstellar. Sobre todo, las escenas que tienen que ver con el trauma, con la vergüenza y con la muerte, como ese discurso justo después de bombardear Hiroshima, mi tercera escena sobresaliente y mi favorita. Colega, con lo que le gusta pensar a esta peli, y cuando más me gusta es cuando sólo siente. Pero bueno, cositas. ¡Hasta la próxima! Besis de uranio enriquecido metido por tu recto anal y preparado para detonar en cuanto estornudes. De fresi.
¡Ah! Y Cillian Murphy está espectacular. No había dicho nada, y me la pela. Chao.
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