¡UVE ESE! Going Under vs Say No! More


Es la primera vez que, antes de empezar un UVE ESE, ya sé quién va a ganar, pero comparar los videojuegos Going Under con Say No! More me parece interesante y necesario, porque los dos hablan de lo mismo y tienen un enfoque similar: la protagonista es una becaria, la última mierda de la oficina, y tiene que cumplir tareas de mierda que le da todo el mundo, hasta que, cuando es evidente que el éxito de la empresa se debe a todo este tema corporativista de la absorción de empresas y las acciones, y que ninguna mierda que haga le va a garantizar el puesto ni la va a hacer prosperar, decide plantarse, decirles que NO y preservar, ante todo, su salud mental. Un duelo que se hará (casi) sin espóilers.

Me parece un tema muy actual y que toca a mucha gente, porque yo hace poco dejé mi primer empleo estable, después de un año, porque el empleo me exigía toda la energía vital que tenía, y ya ni escribía por aquí. Me había convertido en un zombi que vivía para trabajar, y por cuatro perras. Podríamos decir que yo fui esa becaria que se plantó, sólo que "perdí" y me acabé yendo, o quizá ganara, no lo sé. Pero ahí fuera también hay gente que se habrá quemado por el trabajo, que se habrá resignado y haya pospuesto sus sueños por la comodidad de la estabilidad, igual que los jefes adoctrinados de Say No! More o los monstruos de las empresas fallidas de Going Under. Podrías ser tú mismo, quizá.


Y estos títulos nos hablan a todos sobre aquello en lo que podríamos convertirnos, sobre salud mental, sobre amor propio. También sobre cómo la generación que ahora ronda los 50 vivió una cultura de tragar mucha mierda y expulsar esa mierda a los subordinados, y ahora ven a los jóvenes que luchan por su salud mental y les llaman quejicas por no querer pasar por el mismo aro que ellos.

Es la cultura de la resignación contra la cultura de la salud. Y no nos engañemos, porque esto no es sólo un tema generacional. Conozco a gente de 31 años, actualmente, que se resigna y obliga a resignarse al resto, igual que sus padres, y no son conscientes del daño que hacen tanto a su grupo como a ellos mismos. No somos esclavos del capitalismo. No le debemos nada. Y de nada va a servirnos que nos partamos el lomo para una empresa que sólo piensa en crecimiento, en números, y se ha olvidado de que tanto los clientes como los trabajadores son personas.

¿Y con estos temas tan actuales, tan necesarios, cómo han sido los juegos? Bueno. Ambos han sido algo decepcionantes.

El sótano lleno de empresas no-lo-suficientemente rentables.


Going Under se presenta como un rogue-lite en el que avanzas por varios pisos de una mazmorra derrotando monstruos y comprando habilidades que te hacen más fuerte, hasta que te topas con el jefe y terminas. Tus armas serán los materiales de oficina que te encuentres, y como en Breath of the Wild, se rompen, por lo que tienes que ir buscando constantemente. Si ganas, vuelves a la base, y si pierdes, también, pero con menos monedas y sin haber logrado el objetivo.

Básicamente, es como Hades, pero menos divertido. Y eso que Hades es todo el rato el mismo recorrido, pero la personalización de las armas y las habilidades que desbloqueas cambian por completo la forma de jugar, mientras que aquí, la cambian demasiado poco, y después de varios recorridos, ya sabes las 3 armas que te gustan y vas a buscarlas, lo que significa que siempre vas a jugar igual.


Por un lado, el principal enemigo de Going Under es que sólo hay 3 mazmorras distintas, y por otro lado, si hubiera más, hubiese sido peor, porque el estilo de juego cansa pronto, es divertido, pero sólo para un rato. Está bien que haya logros que necesiten tiempo para conseguirse, pero sólo serán para los cuatro mataos que les encante el sistema, y, por las estadísticas de Steam, la primera mazmorra sólo se la pasaron la mitad de jugadores, y pasarse el juego, el 9%. Muchas armas, bastantes enemigos, muchas habilidades... pero no es suficiente.

Y, para mí, lo peor es la frustración de que Jackie no pare de aceptar las misiones de mierda de sus compañeros, que les suda la polla encargarle el trabajo pesado, y en algunos casos, ni son conscientes de que los sótanos de la empresa son tan peligrosos. Es decir, está genial criticar el sectarismo de las empresas explotadoras modernas, pero cuando la empresa es el enemigo y vamos a por ella, no cuando tratas de amigos a gente que es muy fácil que te caiga mal. Criticamos a la empresa, pero nos estamos partiendo el puto lomo por la empresa. Me frustró mucho eso.


Sin embargo, y que cuente ésto como un espóiler chiquito, el juego tiene un giro. Algo más allá de la mitad, el paradigma cambia, y Jackie se da cuenta de que debe plantarse frente a los que en su momento dijo que sí a todo. Ya no se trata de salvar la empresa y sus números asquerosos, sino de salvar nuestra salud mental y la humanidad de nuestros compañeros, que es el mensaje que siempre se estuvo guardando.

El juego hasta ese punto ha querido que me pegara un tiro en la polla haciendo favores a gente que detestaba y con una jugabilidad no muy buena, pero ahora, aunque la jugabilidad no es mejor, el juego reconoce lo que has estado haciendo, muestra sus cartas y ha salido de ti durante ese tiempo que Jackie dijera que no, precisamente cuando aceptaba misiones de gente regulera. El mensaje se ha transmitido de forma natural porque ha salido de ti, aunque haya sido a un alto precio y la jugabilidad no supiera compensar ese precio. No es lo suficientemente malo como para que quisiera dejarlo, y de hecho tengo muchos logros, pero no es lo suficientemente bueno como para decir que lo haya disfrutado.

¡No! ¡No! No... ¡¡NONOOOO!!


Al contrario que Going Under, el planteamiento de Say No! More es mucho más divertido. Te enfrentas a hordas de empleados que quieren endosarte trabajos ¡muy rocambolescos!, y les derribarás la autoestima a puro golpe de decir que no, una palabra prohibida en el mundo laboral corporativo, un tabú, de hecho, y que ni tú mismo sabías que existía, hasta que una misteriosa cinta te dice que esa palabra está en el diccionario y puede usarse.

El hecho de que Say No! More utilice el humor y su campaña vaya mucho más al grano hace que apetezca más. No se trata tanto de la jugabilidad sino de la experiencia, aunque en lo jugable tiene muchas posibilidades. Te enumero lo que puedes hacer en el juego, además de decir que no:
  • puedes cargar el no para los tipos más resistentes,
  • pero consume energía, que se puede recuperar burlándote de la gente,
  • hay 4 burlas distintas
  • y también tienes 4 tipos de no distintos.

Bien, a mí me enseñas estos elementos como si fueran piezas de Lego, y yo tengo claro el juego que construiría: un arcade con muchas plantas, en las que cuanto más subes hay oleadas más grandes y más difíciles. Haría que hubiese gente con vestimenta específica a la que sólo la puedes derrotar con un tipo de no, y, según la postura (actitud) que tienen, debes burlarte de ellos de una manera concreta, o no hará efecto y no recuperarás energía. Y los jefes irían cambiando de postura y de color de barrera, por lo que tendrías que ir cambiando de no y de burla para ganarles antes de que se acabase el tiempo. Además, pondría a parte del modo historia un modo infinito, como el tetris, para ver cuánto aguantarías.

Ese es el juego que yo hubiera creado en el universo alternativo en el que yo hago este juego. La realidad, por desgracia, es muy distinta. Aunque tienes 4 tipos de no, da exactamente igual cuál utilices, por lo que estás jugando todo el rato con una sola tecla, y aunque haya 4 tipos de burla, te vale siempre la misma, pero se acabará el juego y no habrás necesitado usar ninguna. Sólo hay modo historia, dura 2 horas, y se centra tanto en la historia que básicamente juegas 2 minutos pulsando una sola tecla, y luego tienes una cinemática de 15 minutos en la que, con suerte, has tenido que decir que no 2 veces.


Y la verdad, los compañeros de Going Under, por más mal que me cayesen, eran mucho más humanos, tenían gustos y matices. La tonta que combatía su quemazón en el trabajo comprándose cosas tenía sus motivos, y también los tenía la gruñona anti-tecnología. Sin embargo, los compañeros de Say No! More salen de la nada y a efectos reales tampoco valen para nada más, sólo son tipos unidimensionales que dirán 4 frases que no están bien escritas, y tu amigo de toda la vida sólo tiene un rasgo de personalidad: quiere que le pagues el alquiler. Ya está. Yo solo quería decir no sin parar y "cargarme" a oleadas de gente, no ver cinemáticas interminables sobre las personalidades de los personajes de la empresa. Me dan igual los giros. Sólo quería jugar.

Además, quiere endosarte el mensaje de la salud en el trabajo con tanto texto, con tantas ganas, que acaba siendo moralista y chaposo. En Going Under me frustré, pero me frustré por jugar, no por no jugar, y al menos salió de mí de forma natural la moraleja de la historia, pero aquí no.

¿Hay duelo?


El mensaje es el mismo y es igual de necesario, compres el videojuego que compres, porque el capitalismo corporativista y la mentalidad de las empresas debe cambiar o no sólo nuestra salud mental se irá a tomar por culo, sino que el planeta no tiene tantos recursos para la velocidad con la que se consumen con tanto modelo nuevo, tanto modelo viejo roto a los 2 años, esa filosofía del consumismo y de hacer que las acciones crezcan exponencialmente cada año.

Es dañino, y la excusa de "si no tragas, alguien vendrá detrás que lo hará y tú pasarás hambre" ya no sirve. Puede que si no trague pase hambre, pero esa regla la han impuesto gente en las esferas privilegiadas que no está ahí por haberse hecho a sí mismos, sino por tener una familia con contactos, capital para invertir, o por pactar con el demonio haciéndote amigos de los que están arriba. Un carpintero, por más bueno que sea, no va a estar ahí, no si no se convierte en empresario, porque ahora parece que sólo el dinero y el éxito te construye como persona, y en el capitalismo corporativista, lo único que da dinero es ser corporativista.


¿Cuál es, entonces, nuestra filosofía sobre ésto, cuál es nuestra solución alternativa? Está claro que el modelo actual debe dinamitarse, ¿pero si nos preocupamos por la humanidad de la gente... tendremos un entorno laboral mágicamente sano, si, probablemente, al preocuparse realmente por la humanidad, todas las empresas entrarían virtualmente en bancarrota?

Está claro que conecto mucho más con la filosofía agridulce de Going Under que con la ñoña y paternalista de Say No! More, pero también conecto más con su estilo y jugabilidad, aunque no haya sido la experiencia de mi vida. Say No! More lo tenía todo para ser la ganadora por el dinamismo de su premisa, pero su ejecución es del todo errónea, porque no es un videojuego, es un pasatiempo/película de 2 horas.

Ninguno de los dos es un gran juego, pero los dos tienen un mensaje necesario, producto de su tiempo, que recomiendo para todo aquel que necesita reflexionar sobre su situación laboral. Pero esto es un UVE ESE, y en estos duelos, sólo puede haber un ganador. Going Under se lleva el premio, claramente, con un KO técnico en el segundo asalto, sin desmerecer a Say No! More, porque estoy muy seguro de que más de uno lo preferiría. Simplemente, a la hora de transmitir su mensaje mediante su jugabilidad... al menos Going Under tiene jugabilidad, ¿sabes? Nada más. Un besi de fresi, bien abajo, ya sabes, en esa parte en la que no me puedes rechazar.

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