Videojuego: Outer Wilds + Echoes of the Eye (PC).
Solía pensar en la muerte. Desde pequeño he tenido fijación por hacer historia de alguna manera, y a menudo sentía que estaba perdiendo el tiempo, que si me iba a morir así, no habría marcado a la humanidad con lo que podía hacer y mi existencia se iría como vino: mi vida habría sido una pérdida de tiempo. Luego llegó la adultez, entre los 25 y los 30 años, y la vida me dio tantas hostias que fui bajando mis expectativas hasta estrellarlas contra el suelo. Me sentí derrotado y asumí que no iba a ser nadie grande para la historia. La idea de una vivienda propia ahora mismo es soñar despierto, no digo ya tener un bebé, pero qué bebé, ¿con qué chica, si conozco a na y menos al año, no te digo ya atraernos, no te digo ya que funcione?
Lo que intento decir es que es normal desistir y acabar dejándose llevar. No sé, perder el tiempo, rebuscar aquí y allá, sacarse algún estudio, probar suerte, sin expectativas ni presiones, porque total, nos amañaron el sistema, y nos da igual ya todo. Para perder el tiempo, mejor perderlo a nuestra manera, yendo a donde queramos, a nuestro ritmo.
No digo que Outer Wilds te haga sentir así, porque no lo hace, pero me veo reflejado en ese sentimiento de dejarse llevar y dedicar los minutos a hacer nada en concreto, mirando cosas, probando cosas, muriendo por hacer el subnormal, sin notar avances claros. Estar 15 minutos sentado sobre un cometa, admirando su órbita, hasta ver incrédulo cómo el sol atrae la nave que tenías aparcada y la engulle. Qué juego más maravilloso. Es mágico, tanto, que no puedo decir gran cosa, has de vivirlo, no existen las palabras que definan el sentimiento que produce.
Tampoco puedo decirte nada sobre él. En esta reseña sin espóilers, voy a ir con una mano izquierda espectacular para hablarte sobre el juego sin hablarte sobre el juego, ni la historia, ni el género, nada. Sólo puedo decir que va sobre viajar por el espacio y va sobre resolver puzles.
Y cuando digo "viajar por el espacio", hablo de viajar por el puto espacio. Aquí no hay una pantalla de carga que te lleve de un lado a otro, ni tienes los controles típicos sencillos y cómodos como si fueras en avioneta entre meteoritos, no. En el espacio, los planetas rotan y se trasladan alrededor del sol, y el vacío hace que el acelerón que das ahora durante medio segundo todavía valga una hora después. En el vacío, las velocidades son relativas, cosa que has de tener en cuenta cuando sales a reparar tu nave en mitad de la nada, quizás yendo a 1000km/h sin que lo notes. Y en Mobius Digital te han plantado un sistema solar completo de tamaño mini para que hagas con él lo que quieras. No digo que se sigan al pie de la letra todas las leyes físicas, pero te crees la ilusión mientras vuelas.
Posiblemente, lo más complicado del juego sea despegar y aterrizar, pero cuando se domina, es muy satisfactorio. Los puzles pueden estar bien, pero cuando volar es tan divertido, y tienes opciones para hacer el puto loco, ¿sabes cuántos minutos puedes perder? ¿Cuántas veces te estrellarás y perderás el tiempo, pero será tu tiempo, a tu manera, y tus risas que sólo tú te llevarás a la tumba?
Sin marcadores, sin objetivos. A mucha gente le va a echar para atrás no tener nada en lo que guiarse más allá de la propia curiosidad, porque al menos con Breath of the Wild tenías el objetivo de matar a Ganon. No vas a subir de nivel, no vas a conseguir mejores armas (no hay armas), ni vas a ver números más grandes en pantalla. Todo, absolutamente todo lo que avances será ni siquiera mediante la inteligencia, sino la intuición, y aquí no obtienes puntos de experiencia o poder, sino que tu poder será el conocimiento. Ni siquiera lo notarás, cuando lo adquieras no lo notarás, igual que todos esos cursos que estudiaste, que hoy parece que no han servido de nada.
Tienes ayudas. La nave va recopilando todo lo que vas descubriendo, sólo recopilación, no te lleva de la mano, y la música te avisará cuando llegues a algún sitio importante, algo que no es difícil y se ha hecho un millón de veces, pero muchos críticos y youtubers recalcan lo obvio sobre la música porque, simplemente, es preciosa. El uso que se le da, además, en determinados contextos, hace que se te queden grabados en la cabeza los temas principales y, además, los guardes con cariño... espera, ¿cariño, o nostalgia? Los guardas con sentimiento, eso seguro.
Outer Wilds tiene una expansión, Echoes of the Eye. Tarea difícil la de construir sobre una idea innovadora, rompedora y emocionalmente devastadora como el juego base, proponer algo muy distinto, y que se sienta reconocible y que aporta a todo el conjunto. No es una expansión de terror, pero utiliza intencionadamente elementos de terror de forma magistral. Lo que sí te diré es que actives en las opciones el "modo cagón", porque he probado ambas maneras y te aseguro que ese modo no reduce nada de lo que puedas sentir, sino que simplemente elimina la frustración en cierta sección muy, muy frustrante.
Porque ah, pues claro que este juego tiene defectos, fallos y frustraciones. Me gusta la idea de que al acabar cada ciclo el protagonista vuelva a la base, pero ir varias veces a la misma región que estabas explorando, que es larga de explorar, da por culo. Estar haciendo progresos, dar un paso tonto, caerte y morir y tener que volver a ir allí, da por culo. Ir cuatro mil veces al sitio de la expansión, que se concentra toda en la misma región, es un dolor, y ya puestos, que tenga que leer en Google cómo leches acceder al contenido de la expansión es mal diseño. Lo último no, pero el resto de problemas se hubieran resuelto dándonos un artefacto que nos permitiera aparecer directamente en un sitio que hayamos marcado, restándonos el tiempo que nos costó llegar la primera vez, y dando por hecho ese viaje cada vez que morimos. Ahora, esos paseos rutinarios y porculeros, de alguna forma, nos acaban curtiendo de una forma que no nos gusta, pero que quizá sea necesaria para el sentimiento final, por lo que me abstengo de dar una respuesta definitiva al respecto.
No, no es para todo el mundo, pero no deja de ser una experiencia religiosa por ello. Que absolutamente todos los textos estén en perfecto español es un plus, aunque se compensa con que te aconsejen usar mando y a mí se me volviera loco el mando de la Xbox 360 cada vez que entraba en el menú de juego de Steam. Pero luego llega ese pedazo de final y es otro plusazo.
Aunque venga, vamos a ir acabando. Al final, todas las cosas van a acabar, incluso esta reseña, y eso que no me callo ni aunque me maten. Pero algún día, como dije antes, moriré. ¿No van sobre eso los juegos de aventuras, del miedo a lo desconocido, de la vulnerabilidad que sentimos, y de morir de mentirijillas para volverlo a intentar de otra manera? Porque el espacio da miedo. Hubo una vez, una noche, antes incluso de tocar la expansión, que pegué un berrido que desperté a mi familia entera. Sin embargo, en el momento en el que más acojonado estuve del juego base, pude escuchar una armónica. Estaba cagado, pero me centré en ella, en su sonido, en la música... y me dio esperanza. Me tapaba los otros ruidos que me asustaban. Desde entonces, ese lugar me dio mucho menos miedo.
Durante las horas que le eches haciendo nada y todo al mismo tiempo, parecerá que no hagas avances claros, pues claro que no, si lo que descubrirás será irrisorio... pero avanzarás. No te darás cuenta, hasta que sí. ¿Y qué habrá pasado? Que habrás hecho nada, habrás perdido el tiempo, tu tiempo, a tu manera. Cuando yo era más joven, pensaba en la muerte como algo malo, una cuenta atrás para hacer algo increíble o fallar en el intento. Perseguía una idea, algo grande. Lo que no te he dicho es que llevo más de un año sin pensar en la muerte, sino en mi familia y amigos, y en cómo para mí ellos son la armónica que me calma en mis peores días; pienso en lo que he vivido, lo bueno y lo malo, y en las cosas que me llevaré cuando me vaya.
Hoy en día, pierdo mucho el tiempo. Juego con mi gata. Miro vídeos medio dormido en la silla. Duermo más si tengo sueño, aunque haga menos cosas. Es mi tiempo, y si tantas hostias de la vida sirvieron para algo, fue para darme cuenta de que, al margen de lo que consiga, lo que haga debe ser algo que yo quiera hacer, con la compañía que me haga más feliz, y cuando muera, quiero sentir que habré vivido. Besis de fresi.
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