Serie: Andor, temporada 2.

"La muerte de la verdad es la mayor victoria del mal."
Cuando terminé la primera temporada de Andor, pensé que obviamente faltaban cosas por contar, pero no cosas que decir. Ya se había mostrado al fascismo tal y como era realmente; no el mal absoluto en cada hombre que lo apoyaba, sino la apatía del pueblo generada a base de pistolas apuntándoles desde lo alto, también por conveniencia, por la ansiedad, la necesidad de estabilidad, y básicamente, el sacrificio de la libertad de uno debido al miedo. También por la desinformación. Si no fuera por ésta, ¿cómo el pueblo iba a estar de acuerdo en ser oprimido?

Lo estamos viendo hoy. Primero fue Photoshop, luego los deepfakes en vídeos, luego la IA. Herramientas interesantes que pueden ayudar, pero también puede ser utilizadas por gente que quiere manipularte. Lo vemos en canales de telegram que radicalizan a la gente, que nos hablan de MENAS, okupas y otros problemas mucho menores que la corrupción política y la evasión de impuestos millonaria de los que más tienen. Está pasando ahora, cuando los periódicos, totalmente fuera de rigor periodístico, están publicando noticias falsas cuya fuente nació en las redes sociales o en las actas de jueces que actúan con voluntad política. Cuando dejan de haber fuentes fiables y los que pueden hacer, no hacen, la manipulación comienza a actuar sin temor a las represalias. ¿Cómo algunos ciudadanos del mundo podrían defender el genocidio en Gaza, si EEUU y Europa condenaran los asesinatos del estado ilegítimo de Israel? ¿Cómo podrían ciudadanos españoles aplaudir las políticas anti-extranjeras de Trump? Nos están manipulando y quien puede impedirlo no lo hace. Así se crea un clima de dos bandos, traído por los golpistas apelando a la libertad de expresión que, con apoyo de un bando, purgarán a los que se posicionaron en contra de toda esta manipulación.


Política. Ese animal mitológico que odiamos porque no lo entendemos, y al que culpamos de todas nuestras miserias porque "todos nos engañan". ¿Y tú no engañas? Déjame decirte algo; eres una persona regulera, por más que apoyes o critiques al régimen político de turno y por más que te masturben verbalmente todos tus amigos y familiares. Y si somos reguleros ahora mismo, figúrate cómo seríamos en una guerra. ¿Yo?, un completo hijo de puta, ¿y tú? También. Pero que no te engañen con verborrea de moral gris, porque ser un cabronazo no te quita de ser bueno o ser malo, y en una guerra suele haber siempre un bando que quiere (o quiere en más cantidad) la libertad de su pueblo.

Esto es Andor. Política, sexo (fuera de cámara, seguramente) y naves espaciales. Segunda temporada, sin espóilers.


La realidad es que a los productores no les hubiese servido de nada tener el guión brutal que han tenido, que se siente verosímil y real, como si la serie estuviese basada en hechos reales, si los escenarios, el vestuario y la arquitectura que vemos no se sintiera real. Después de años filmando de una forma distinta, en Star Wars han vuelto, por esta vez al menos, a la forma tradicional de grabar películas, y no digo la típica de pantalla verde, sino la tradicional, la de las primeras películas. El valor de producción de esta serie es increíble porque se nota que han hecho los deberes antes de empezar a grabar, sabían perfectamente qué querían y han construido calles enteras de ciudades o han utilizado escenarios de Inglaterra o de España, como Montserrat y Valencia, para apoyarse como base real sobre la que luego editar con efectos. Lo puedes ver claramente en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, con cada edificio perfectamente reconocible e integrado en el paisaje de Coruscant. Todo es táctil, tiene polvo y es interactuable, sientes que estás allí, con ellos, y te olvidas de las naves y la ficción, y una buena historia que no utiliza cameos ni fansérvis barato remata la faena.


No hay mucha comedia en la historia de una rebelión. Donde en la primera temporada, en 2022, se mostraba al fascismo como un animal sanguinario que quiere perpetuar su poder a toda costa, en 2025, después de ser testigos de la muerte de la verdad en las redes sociales, el tinte es distinto. No se trata ya de contar cómo es el Imperio y las intrigas y maquinaciones que se pueden intentar hacer contra ello, sino de cómo ese Imperio se basa en la falta de voluntad y esperanza del ciudadano medio que sólo quiere seguir sobreviviendo, bombardeado a desinformación sobre cómo él, trabajador del Imperio, es un héroe del bien que lucha por la justicia. Mientras, fuera de las pompas de realidad alterada, los terroristas sanguinarios de los que el Imperio tiene derecho a defenderse son ciudadanos que lo han perdido todo por culpa de ese Imperio años atrás y sólo quieren recuperar su hogar. De nuevo, la historia de Palestina y el estado ilegítimo.

Y aquí está la principal diferencia; nadie te va a decir que los terroristas de Hamás están haciendo bien, pero la pregunta sería, ¿acaso pueden? ¿Podrían haber acudido a Europa, si todavía hay países de la UE que no han reconocido el Estado Palestino después de haber sido masacrado casi hasta la extinción? Todos somos personas reguleras y bastantes intentamos hacerlo lo mejor que podemos, pero cuando la opción es tan radical y acabar con una vida te separa de salvar a millones con la información que acabas de descubrir, probablemente tomes esa vida. Nadie dijo que sería bonito, pero vale la pena recordar que los que establecieron el modelo de terror fueron los fascistas del Imperio.


Pero, como serie de Star Wars que nos trata como gente adulta (raro), estar en el bando del mal tampoco significa ser el peor cretino. Ver las cosas también desde el lado del Imperio ofrece un buen vistazo de cómo en una tiranía los únicos que prosperan son los psicópatas que saben colgar el muerto al que tiene a su lado o más abajo, y los demás, persisten a costa de romper su humanidad o romperse a ellos mismos; los más suertudos, los más inocentes, siguen creyendo hacer lo correcto, víctimas de la manipulación. Y tampoco se salvan los ricachones de estar tan atrapados como los más pobres, algo que vemos bien gracias a Mon Mothma, interpretada por Genevieve O'Reilly, el mejor personaje de la serie y el mejor actuado, hasta el punto de habérseme erizado la piel sólo de recordar su interpretación en el 2x03 y el 2x09, y de sentirme bendecido por haber rodado sus escenas en mi país.


Lo único negativo que puedo decir de la serie es algo subjetivo, que otro podría ver como algo bueno. Que la serie se divida entera por arcos de 3 capítulos está muy bien porque fuerza que la historia dé para cuatro aventuras por temporada, pero a veces pasa un año entre arco y arco y me veo obligado a llenar los espacios, algo que a mí me sacaba un poco porque, además, algunos espacios me hubiera gustado verlos desarrollarse. Eso, sumado a que al final ya te acostumbras a la estructura preparación-preparación-clímax. También me hubiera gustado que algún que otro personaje importante en la primera temporada tuviera algo que hacer en la segunda más allá de estar por ahí.

Quiero terminar hablando sobre la acción porque, por suerte, también es la última prioridad de la serie. Aquí entienden que es mucho más importante filmar 4 escenas de acción por temporada que importen a filmar 20 y que ninguna se sienta ni real ni importante. La preparación y la tensión previa lo es casi todo, y aquí son genios estableciéndola, mucho mejores que grabando la acción en sí, que a nivel de coreografía y juego de cámaras, palidece al lado de otras series como Juego de Tronos.


Y un poco relacionado con Juego de Tronos, una serie adulta no lo es por decir tacos y desnudar a sus personajes, sino por mostrar capas de profundidad. Aquí vemos a gente buena servir engañada al Imperio y vemos a gente marronera meterse en la Rebelión por tener una excusa para disparar el gatillo y robar al Imperio. Pero qué pasa, ¿que tú no eres así? ¿Acaso tú no harías lo mismo, con lo regulero que eres, en un ambiente de guerra? Es un alivio, para mí, admitir lo regulero que soy, y lo polarizado que estoy tras ver todas las noticias falsas que salen en el telediario y ponerme tan en contra de ellas que a veces querría vomitar.

La verdad está muriendo, y con su muerte, vendrá el lobo a por nosotros si no somos lo suficientemente fuertes. Nada nos quitará esta serie, tampoco el hecho de que Rogue One y la película original de la franquicia mejoren gracias al contexto que aporta, basada en la resistencia francesa frente a los nazis y el genocidio en Gaza, pero fuera de la ficción, a lo mejor nos convendría hacer caso a lo que Andor tiene que decir y equiparnos un arma con gatillo contra las 30 familias mafiosas que llevan gobernando España desde antes de la Segunda República y quieren matar a la verdad para que vuelva la dictadura. Besis rebeldis a velocidad sub-luz.

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