TOP 17: Thor.
¡El universo es demasiado grande como para no ir preparado! Pincha en este enlace que te llevará al Evento Marvel Rocambolesco 2019, donde hablo sobre las películas y otras cuestiones de Marvel Studios, imprescindibles para vivir en el espacio. En fin... qué idiotez. ¡Empiezo la reseña!
Una derrota calculada es lo que puede hacerte ganar la guerra. Un cebo que usas para atraer a todo el ejército enemigo a un lugar donde aparentemente está todo tu ejército, pero donde solo tienes un 10% de él, y, mientras tanto, con el 90% restante tomas algo que para el enemigo es profundamente más valioso que lo que tú acabas de perder. Sí, el enemigo está entero, pero tú le has quitado los calzoncillos en el campo de batalla y, posiblemente, hayas aprovechado ese intercambio para dejarle encerrado, y masacrarle luego, o dejarle morir de hambre.
No soy historiador, y no sé quiénes realizaron estas jugadas, pero tanto tú como yo somos unos huevones de la rehostia y nos conocemos de memoria todos los capítulos de Juego de Tronos, en los que, tanto en la primera como en la séptima temporada, se hace esa jugada para dejarte a un pasito de ganar la guerra.
Thor, mientras tanto, es un cretino, que no duda en matar a inocentes (que le quieren muerto, pero inocentes son), y en poner en juego su vida y la de sus amigos únicamente por una rabieta de niño malcriado. Los encuadres torcidos de Kenneth Branagh hacen énfasis en esto, y son utilizados cada vez que el protagonista del encuadre pierda los estribos, ya sea Thor o Loki (también abusa un poco de ellos). Brannagh une el comportamiento de la cámara al sentimiento del personaje, y así logra hacer que momentos no tan épicos desde un punto de vista externo, sí lo resulten al teñir la escena del sentimiento en cuestión.
Además, Tom Hiddleston como Loki ha sido uno de los mayores aciertos de cast del estudio. Su interpretación de dios del engaño es llevada al absoluto extremo, y solo chirría de él la batalla final contra su hermano, en la que, igual que todas las películas de la Fase 1, Marvel Studios imponía una batalla final entre héroe y villano, normalmente innecesaria. Más allá de eso, el tratamiento de los personajes, sobre todo el Thor de Chris Hemsworth, es, aunque un poco casposo, correcto. No están bien establecidos en una mitología que es más bien confusa, algo que empeoran los primeros quince minutos, innecesariamente complejos.
Pero estos defectos se ven compensados por una extraña virtud. ¿Virtud? No sé yo: se trata de fusionar con naturalidad el mundo alienígena de Asgard con la Tierra, y para eso, hacen que Thor encaje dentro de un encuadre pequeñito, donde romper una taza es algo sorprendente. Hablando un poco sobre el pueblo de Nuevo México, la productora hizo una labor titánica de preproducción construyendo de la nada un pueblo en mitad del desierto, aunque luego no fuera capaz de dotarlo de vida. Pero sigamos con Thor, sus tazas y sus nuevos amigos.
No voy a ocultar que los personajes de la Tierra, y muchas de las cosas que ocurren ahí, son lo peor de la película. La escena donde Thor fracasa al levantar su martillo es preciosa, también lo es cuando confronta al Destructor con camisa, pero falla miserablemente en sus interacciones, porque no son interesantes, y, respecto a su utilidad, son unidireccionales hacia Thor, que aprende de humildad a través de este encuadre pequeño.
No sé si Marvel Studios estaba pensando en algo mucho más grande cuando creó esta película, en la que se nota aún que eran novatos llevándolas a cabo. En general, parece una derrota, una peli que se queda a medias, que no acaba de llegar pese a sus bondades, pero, cuando la vemos como parte del Universo gigante que es ahora, debo reconocer que Thor es mucho más épico después de haber explorado el microverso intimista donde una taza rota es todo un espectáculo. ¿Derrota calculada? Puede ser, puede ser... pero, sobre todo, una promesa de las cosas que podrían venir en el futuro.
¡Un besi de fresi! ¿Ontas para que te cuente el TOP 16?
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