Serie: Arcane, temporada 1.
Hubo una época en la que las adaptaciones de videojuegos parecían tener una
maldición. Se intentaron muchas: Assassin's Creed,
Need for Speed, Angry Birds, World of Warcraft... Ninguna
acabó de calar en la audiencia, como si les faltara algo, pero yo creo que en
realidad les sobraba, porque cometían el error de introducir las mecánicas del
juego dentro de la historia, en lugar de centrarse en las emociones de los
personajes. Luego llegaron nuevos títulos que nos dieron esperanza, como
Detective Pikachu y Sonic, la primera con un guión
de pena y la segunda con una producción regulera, pero captaron la esencia, el
corazón del videojuego original.
Arcane llega con este contexto. Riot es una desarrolladora de
videojuegos que, estaremos de acuerdo, todo lo que hace lo hace
bien menos los videojuegos. League of Legends, uno de los más exitosos del mundo (reseñado ya por mí) y en el que está basada la serie, en realidad es una partida siempre
repetitiva, desbalanceada entre personajes, la mar de larga y tóxica, que coge
lo peor del trabajo en equipo pero que, como explica el youtuber Joseju, es
tremendamente adictivo. En las partidas da igual que tu personaje tenga como enemigo al que es su
hermana en la historia, porque el trasfondo de los personajes sólo es una
excusa para incluirlos en el juego. No se rolea. No
hay historia, ni drama, sólo un nexo enemigo que tirar abajo, y
esquíns bien bonitas para fardar.
Podrían haber hecho como en Angry Birds e inventarse un conflicto
en el que varios personajes pelean para destruir torretas, pero no, joder, éso
sería absurdo. También podrían haber hecho combates mazo de largos y molones
para que veamos las habilidades de los campeones del juego dentro de la
serie... pero no. El primer combate que vemos, entre dos pandillas
de críos, lo vemos desde la perspectiva de Powder, una Jinx todavía por
cocinar, y es... fea, antiestética. Los chavales se llenan de heridas que
duran a lo largo de los capítulos y el padre de ellas les dice que
la violencia sólo genera más violencia.
Ése es el tema de la historia, y hablamos de la adaptación de un videojuego en
el que el objetivo es matar todo lo posible. Con dos cojones.
No es una historia de acción en la que los protas se peguen de hostias, aunque
haya hostias. Tampoco hay ni rastro de la Grieta del Invocador, sólo es la
historia de Vi y su hermana Powder, y cómo su relación es clave para detener
la inminente guerra entre los barrios bajos de Piltover y los barrios altos.
Los personajes están escritos con mucho cariño, son complejos, y el foco
siempre está en qué sienten, en por qué hacen lo que hacen. Y ojito que los
personajes principales están fenómenos, pero los secundarios no les roban la
tostada por muy, muy poquito. La única pega que yo pondría es que un par de
los importantes evolucionan demasiado deprisa en los dos últimos capítulos, y
el espectador puede perder la pista sobre el punto emocional en el que se
encuentran.
También se tratan temas sociales complejos y sin ninguna clase de tapujo. La
diferencia entre ricos y pobres, las oportunidades que tienen unos frente a los
otros; la alienación de los ricos, que prefieren tachar a los pobres como
villanos sin educación antes de asumir lo muy egoístas que están siendo con ellos. Y ante la
impotencia que sufren los pobres, ¿qué elegir, crimen o adicción a las drogas?
Me ha sorprendido lo rojo que es este título, en general.
Y hablando de rojo, uno de sus mayores aciertos ha sido hacer una historia
adulta, que suma a la crudeza y complejidad del problema social. Si hay que
mostrar sangre, se muestra, si dos personas se atraen, tienen sexo, y he
llegado a contar hasta tres desnudos de personajes importantes, en los que
nunca se llega a ver nada explícito, pero aportan naturalidad y generan
situaciones que en Marvel, por ejemplo, no se pueden dar.
Una historia muy profunda y blablablá, que al final has venido a leer qué me
parece, pero lo que a mí me ha parecido más flipante y su grandísimo acierto
es que haya sido una serie animada, y joder, menuda calidad de animación. Es
como la de What If...? pero más conseguida, con mucha más textura,
que casi parece un cuadro que se mueve, y el CGI (lo puramente digital, vamos)
no canta tanto como en Marvel. Después de 30 años, parece que hemos encontrado
el estilo que combina lo mejor de la tecnología con el aspecto claramente
caricaturizado que teníamos antes. Suma todavía más cuando esa animación está
tan bien dirigida. ¡Fíjate en el quinto capítulo, por favor, en el que casi no
pasa nada, pero qué puta maravilla cuando se intercala esa escena de sexo con
esa otra de agonía! Y las transiciones, buah, cuando Silco hace un aro con el
puro y pasamos al portal circular en la escena siguiente, por ejemplo.
Estamos hablando de un producto sólido por sí mismo, con algo importante que
contar, que integra bien a sus personajes y sólo lamento que sepamos que
algunos no van a morir por el mero hecho de ser campeones en el LoL. Una
cinematografía impecable, que sabe centrarse donde toca, acompañada de las
mejores animaciones que he visto, y unas escenas de acción escasas, limpias y
breves de las que sólo me sobra una en el último capítulo, la del bar, que
rompe ligeramente (o no, depende de la segunda temporada) con el tema que se
construye a lo largo de toda la serie: que la violencia sólo genera más
violencia. Y, aunque todas las tramas, argumentalmente hablando, se hayan
quedado a medias, el tema concluye con un final abierto del que no necesitas
saber cómo termina para saber todo lo que va a ocurrir.
No sé, yo quiero pensar que Riot tardó 6 años en estrenar esta serie porque no
daba con la productora, el estudio o los guionistas correctos, o porque
necesitaron un tiempo extra para producir las 11 pedazo de canciones
originales para la serie, y que a partir de ahora nos van a traer más
temporadas y más series de otras regiones de este universo anualmente. Pero si
van a tardar otros 6 años para darme una continuación que esté a la altura, yo
los espero. He estado hablando, sin ningún tipo de duda, de la que para mí es
la mejor adaptación de un videojuego hasta la fecha. ¡Casi nada! Un besi de
fresi bien mágico, chati.
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