Película: El gato con botas: El último deseo.


El cine de animación también ha pasado épocas chungas. Desde mediados de los 2000s hasta hace 4 días ha habido una fiebre malsana por lo digital y fotorrealista. Los únicos dibujos que queríamos eran los que casi no parecían animación, e incluso Disney llegó a los extremos de rehacer sus clásicos con actores reales, insinuando que la animación es un género inferior. Se me pone la carne de gallina sólo de pensarlo. Todo feo, todo tan... poco artístico. Y las historias tampoco es que fueran buenas.

Entonces, vino Spider-man: Un nuevo universo, y cambió las reglas de la partida. Ya se estaban dando coletazos, pero esa peli fue el primer pez que saltó por fuera del agua. No me gustó especialmente, pienso que todos los Spider-man sobran, pero ya dije en mi reseña que esta peli inspiraría a otras que irían detrás, y así fue. Los Mitchell contra las máquinas, también Arcane, que hizo sus propios logros personales. Es como si los creadores hubiesen despertado y se hubiesen dado cuenta de que la animación no es un género, sino una forma de narrar, y con el fotorrealismo se estaban perdiendo un montón de formas de hacer a la animación distinta, especial y necesaria, sobre todo necesaria. La animación no son dibujitos para niños, sino un vehículo para contar historias expresionistas donde lo más importante es el estilo. No viene a ofrecerte la mejor historia del mundo, aunque pueda, sino a llevarte en un viaje de drogas donde la visión del artista sea pura, exactamente igual a la que imaginó (o sea, drogas), sin límites, en la que se cuente una historia que sólo pudiera contarse bajo sus propias reglas nada realistas.


Y vamos a ver, El gato con botas, la peli del 2011, es más fea que un cojón arrugado, y casi casi literal, porque hay un hombre con cara de huevo. Nunca me produjo interés, ni a mí ni a casi nadie, y pasó sin pena ni gloria. Sin embargo, casi 12 años después, sale su secuela que ya no es fotorrealista, sino que tiene una estética de acuarela y acabados en 2D, igual que tuvo Arcane. En las escenas de acción, sus imágenes por segundo disminuyen, igual que hizo Spider-man: Un nuevo universo, y tal y como hizo Los Mitchell contra las máquinas, cambia de estilo según el momento, centrándose en cómo transmitir el sentimiento que quiere de la forma más estilizada, como pasa en la imagen de arriba. Siendo tan diferente, fue una buena idea hacerla independiente, apta para cualquiera que no haya visto ninguna peli del universo Shrek, aunque obviamente tiene varios guiños.

Con la animación ya tenían mi entrada comprada, pero faltaba por ver qué tal la historia, los diálogos, el mensaje, esas cosas. Por supuesto, siendo una película para todos, lo que incluye críos, si tenemos un Gato con botas que quiere conseguir un deseo egoísta, es bastante obvio que no lo va a conseguir al final, pero saberlo no cambia nada, porque la animación es el viaje, el cómo. Es una historia clásica y sencilla, pero directa, emotiva y que pega duro en el corazón. Peligro de lágrimas varoniles. No es una historia "blanca" e insustancial como las del Disney actual, aquí la peña la palma, y de hecho la historia va sobre eso, sobre la muerte, igual que Soul, de Pixar. Hay un villano, el lobo, uno de los más estilizados e icónicos de los últimos años, que probablemente dé miedo e intimide a los niños. De eso se trata. Los niños que no viven nada llegan a adultos vacíos y poco preparados. Nadie dice que tengan que sufrir, ¿pero una peli en la que hay 5 minutos de cagarse en los pantalones? Por favor, cada día. ¿Hablar sobre la muerte y la vida que nos queda? Necesario. Los niños que no se plantean nada importante llegan a adultos siendo niños mentales.


Y el cariño se ve en los pequeños detalles. Una mención especial para Antonio Banderas, que hizo al Gato en la versión original y de nuevo en la española, y también al equipo de traducción, que animó absolutamente todos los escritos de la cinta al español, e incluso fue un detalle precioso que en los créditos salieran los actores de doblaje, no los originales. No es que eso la haga mejor, pero podemos percibir el cariño, sobre todo en favor de la inmersión de los niños, ¿no te parece? A parte, es bonita de ver, interesante para estudiarla, y todos sus personajes son buenos y tienen desarrollo, ninguno es el típico alivio cómico molesto para que los niños rían de forma insulsa. Después del infarto que sufrió Banderas en 2017, es normal que pensara sobre la vida y me alegro de que les inspirara a hacer una película que trata a su audiencia como gente inteligente.

Ojalá la veas en el cine, para que la industria vea, gracias a tu "voto", que nos gustan las apuestas artísticas. Ni la vida va sobre hacernos una leyenda de nosotros mismos, ni las películas deben cambiarnos la vida a cada vez que las vemos. Una flor en el campo, un abrazo en silencio, esas pequeñas cosas, esa peli que fuiste a ver con tu familia o tu pareja y os lo pasasteis bien. Buenos recuerdos. Esta secuela no tenía ninguna razón para ser tan distinta de la original y tan buena, pero supongo que ambas fueron productos de su tiempo. No innova nada, pero reafirma el poder de la animación moderna, que por fin está encontrando su voz después de años de su transición al 3D. No es una película que venga para sorprendernos, sino para hacernos reflexionar, otra vez, un ratito, sobre lo que ya tenemos y no nos sorprendemos lo suficiente de tenerlo. En fin, ¡besis de fresi!

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