Cómo escribir alivios cómicos como Perrito.


El alivio cómico se suele utilizar en historias pensadas para que las consuman niños. No quiero decir que sea contenido para niños, pero sí para incluir a los niños dentro del potaje. Cuando pensamos en este cliché, se nos suelen venir a la cabeza Jar-Jar de La amenaza fantasma u Olaf de Frozen, pero la verdad es que no tienen por qué ser personajes tan terribles, ni estar hechos por animación. La Búsqueda es una peli bastante decente con actores en carne y hueso y para todas las edades, y en ella, Riley, el becario del prota, hace de alivio cómico y lo hace bien. Ni siquiera hace reír especialmente, pero ahí está la cuestión. El alivio cómico es más "alivio" que "cómico", y aliviar tensión es algo que los niños agradecen, pero a veces también te hará falta con los adultos.

Así que el tema de hoy será establecer qué es un alivio cómico, bien definido y limitadito, y explicar para qué nos puede hacer falta y cómo hacerlo bien, en ese orden. Utilizaré varios ejemplos, pero sobre todo me enfocaré en Perrito, de El Gato con botas: El último deseo, que es una película para todo el mundo con un tema particularmente oscuro. Espóilers menores de la película, por cierto. Si no la has visto, ya tardas, te esperaré luego.

Qué es el alivio cómico, cómo se cocina y con qué se le condimenta.


En el nombre pone alivio cómico, en ningún momento pone que tenga que ser un payaso o ser mentalmente imbécil. No es un personaje bufón y no debe pretender ser gracioso, sólo ha de serlo si cuando lo escribimos generamos situaciones extrañas y absurdas que inviten a la risa. Lo que sí pone en su nombre es que es un alivio, y alivio significa que allá donde estén el drama y la tensión, él va a estar más abajo. ¿Todo el mundo está preocupado? Puede estar preocupado, pero lo estará menos. ¿La herida duele? Él es el amigo que te hace pensar en otra cosa para que no te centres tanto en el dolor.

Significa que, si todos los personajes tienen una realidad, la del alivio cómico va a estar ligeramente alterada. Puede que no sea capaz de tomarse las cosas tan en serio, que suelte estupideces cuando está nervioso, que no comprenda la situación o que, directamente, lo que para muchos es peligroso y dramático para él sea algo divertido. Está diseñado, por definición, para hacer contraste respecto al protagonista, y ahí es donde se pueden generar situaciones absurdas y graciosas, del contraste, o de su realidad alterada, pero no de sus chascarrillos baratos porque su único rasgo de personalidad es soltar chascarrillos. Perrito no es gracioso porque suelte chistacos, sino porque, por ejemplo, su inocencia contrasta con que suelte palabrotas, sin saber él que son palabras tan fuertes, o porque es un personaje inocente rodeado de verdaderos canallas.


Ya escribí un taller de escritura sobre la tensión narrativa, y cómo ésta ha de ir subiendo y bajando para no tener a tu audiencia aburrida en los extremos. Por ejemplo, en la película Aladdin el Genio se roba todas las escenas en los momentos más calmados, como su presentación en la cueva, su preparación para ser príncipe o sus parodias entre escenas, pero en los momentos dramáticos o tensos, es mucho más discreto. Esto tiene un doble propósito: mantienes entretenidos a los niños, y ofreces un contraste de emociones a los adultos que harán que se sientan más involucrados con la película; se pueden reír en calma, pero cuando hay tensión, están tensos, y el alivio cómico les permitirá seguir tensos.

Pero puedes querer justo lo contrario. En Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra, Jack Sparrow consiguió, de forma no intencionada para director y guionistas, convertirse en un personaje que invocaba a la risa en momentos tensos, y en momentos tranquilos, se ponía dramático. Lo que consigues así es que la película tenga cierto caos y viscómica que haga que el espectador nunca tenga claro qué es lo que va a sentir, o cualquier sensación que tenga, se va a ver interrumpida o mezclada por otra. Un efecto que generó 4 secuelas, así que no es poca cosa.


Es importante que el alivio cómico caiga bien, no como Jar-Jar u Olaf. Pensar que es gilipollas es algo contraproducente, y si le haces graciosete por el mero hecho de serlo, puedes provocar que sea un apático, un niño mental o un cretino. No-bueno. Bender de Futurama te saca más risas que nadie y es un puto canalla, pero el humor negro funciona porque te cae bien. Hacen que te caiga bien haciendo que tenga las emociones justas para que hagas "ooooh" de vez en cuando, y luego, te roba la cartera. Literalmente.

Y, en resumen, estaríamos hablando de un simple contraste respecto al protagonista que genera situaciones que, cuando te interesa, le restan llorería a tu historia, para darle vidilla, para mantener al niñato entretenido o para generar contrastes, algo extremadamente útil. Puede que consiga ese efecto teniendo un pensamiento lateral o absurdo respecto a la escena en la que está, o que su pensamiento sea tan lineal que resulte gracioso. Ahí ya entra el arte de cada uno, pero, aún así, voy a orientarte a la hora de usar este personaje.

Consejos vendo, que para mí no tengo porque soy un escritor malísimo, joder, qué malo soy, coño, doy asco, pero qué buenos consejos doy, sí.


En realidad voy a hablar aquí sobre todos los roles que puede tener tu alivio cómico dentro de la historia, y he puesto ese título porque soy imbécil y cuando se me ocurre una frase de mierda tengo la necesidad de ponerla porque me hago gracia a mí mismo, cosa que, siendo patética, tiene un toque hasta tierno.

  • En una sucesión muy larga de escenas de creciente tensión. Han Solo siempre ha tenido algo de gracia porque es un chulo, pero no le podemos considerar un alivio cómico hasta El retorno del jedi, película en la que, en general, es más gracioso de lo normal y alrededor de él hay escenas más absurdas. Esto es así para compensar que, en las otras dos narrativas paralelas a la suya, la tensión crece sin control hasta el final. A ver, que haya tensión es bueno, pero hay veces que la tensión oprime tanto, tanto tiempo, que puede generar mal cuerpo. No queremos eso, tampoco.
  • Humanizar el drama con toques blancos. Aunque no te lo creas, la vida no es sólo drama. Más de una vez me he reído en un velatorio, me he puesto triste en una fiesta y he hecho el ridículo cuando estaba echando la bronca a alguien enfadadísimo. Cuando queremos hacer algún contraste y manchar el tono de una escena con pequeños destellos de color, tenemos a nuestro personaje, que ojo, esto puede pasar con todos los personajes, pero ya me entiendes.
  • En un tono cómico, potenciar el absurdo. En los videojuegos Borderlands hay mucho chascarrillo, pero la locura de Tiny Tina genera situaciones que se salen de la gráfica habitual de sexo fraternal o unicornios anales. En Resacón en las Vegas pasa lo mismo con el personaje de Zach Galifianakis, porque en esa peli ocurren cosas absurdas a gente más o menos normal, pero este tío parece que vive y respira en el absurdo.
  • Utilizar su máscara inocente para mostrar su forma de pensar, y que luego resulte tener la razón en todo. Este es el caso de Perrito, en El último deseo, que dice cosas extremadamente inocentes y hippies y resulta que, tanto con Gato, como con Kitty y con Ricitos, tenía razón, cada frase que dice hablando de ellos es correcta. Algo que pega más fuerte cuando pensabas que decía tonterías por ser el alivio cómico.
  • Es un personaje que necesitas proteger. También es el caso de Perrito (reconocido por él mismo), y también incluiría a Nezuko Kamado, la hermana del protagonista en Kimetsu no Yaiba, un personaje que puede patear traseros pero el objetivo principal de la serie es salvarla, y casi fallan varias veces. Aquí no solo tenemos alivio por contraste con el protagonista, sino que, cuando nos interesa, metemos una capa más de tensión cuando ese alivio cuqui está en peligro.
  • Generar conflicto entre personajes. Vamos a ser sinceros, Asno (de Shrek) funciona porque saca a Shrek de quicio, y en la secuela, funciona en gran parte por su rivalidad con el Gato con botas. Que los personajes discutan por tener personalidades diferentes siempre es bienvenido cuando es gracioso, y Kronk, de El emperador y sus locuras, hace otro papelón al respecto.
  • Si es una trama alternativa, generar contraste respecto a la principal. En las series de dibujos suele haber 2 tramas funcionando a la vez, una más graciosa que la otra, o, al menos, con 2 tipos de humor distintos. Si tienes a tu prota madurando y rumbo a su misión, puedes hacer otra trama de un puto ido de la olla que dispara antes que preguntar y le da un poco igual que su coche no logre saltar el risco de 20 metros que ha hecho sin pensar mientras su acompañante cobardica grita en falsete con la boca muy abierta.
  • Generar verdadera tristeza. ¿Cómo te quedas? Siempre agradecemos al alivio cómico que nos haga reír, pero nadie le pregunta al alivio cómico cómo está él. Si alguien que en general está menos preocupado y triste que el resto, le vemos realmente triste en un capítulo, uf, eso nos llega. Es más, si es de estos personajes optimistas que incluso estando triste se recompone y sonríe, hace que le respetemos mucho más, porque estar siempre feliz es fácil, basta con ignorar lo malo, pero no ignorarlo y seguir sonriendo es chungo. Además, hay un personaje así en Fullmetal Alchemist al que matan de mala manera y me sentí extremadamente hundido con su muerte.

Sabiendo para qué sirven, nos fijamos en Perrito para hacerlo bien.


En una película que va sobre la inevitabilidad de la muerte y cuyo villano da especialmente miedo, el drama y la tensión son tan pesados que viene bien tener un alivio cómico que ayude a quitarle densidad en los momentos que no hacen falta. No sólo para los niños, los adultos también agradecen el cambio de aires. Pero Perrito, aunque hace gracia de cuando en cuando, no lo clasificaría como un personaje gracioso.

Insisto: no quieres que el objetivo de tu alivio cómico sea hacer gracia, porque puede que tú no seas gracioso. El humor va con cada uno, y hay quien genera escenas cómicas mejor y peor. Tu historia tiene tu rollo y tu sello, y todos los personajes, aunque sean muy diferentes, deben entrar en ese rollo, porque cuando los fabricamos artificialmente, se nota. Pierden capas.

Y Perrito funciona con el tiempo, porque al principio parece un personaje sin capas. Es la idea de la película, no es que sea la mejor idea, pero desarrollar a su alivio cómico, darle un trasfondo doloroso y demostrar que el personaje está a la altura de un momento dramático a lo largo del tiempo funciona, sobre todo porque Perrito suele tener la razón cuando habla, y el mensaje cala mejor cuando al principio piensas que no la tiene.


Si te fijas, tiene unas vibras muy particulares que rozan la locura, parecidas a Olaf de Frozen o B.E.N. de El Planeta del Tesoro, y ésta es la parte más peliaguda. Que tenga una personalidad peculiar y vaya a por todas está bien, pero procura no desquiciar a tu audiencia. Ir a por todas, sí, pero siempre dentro de los límites del sentido común. Si te sirve de algo, Olaf estaría ya en el límite del buen gusto y no debería ser más tonto.

Por supuesto, esta personalidad rara viene por una visión de la realidad trastocada. Los dueños de Perrito le intentaron abandonar muchas veces y al final, hartos, decidieron ahogarlo en el río, pero Perrito se lo toma con humor. Y lo que funciona en la escena no es el humor, sino que Perrito no pilla el asesinato o no lo gestiona como los demás. Su vida ha sido tan miserable que ve con perfecta normalidad que le llamen con insultos, no sólo eso, lo abraza. Esa extrañeza es la que genera contraste y alivio.


Sin embargo, Perrito no es sólo tontería, no debe serlo. Él ya había mencionado, de forma cómica, que quería ser un perro terapeuta, pero cuando a Gato le entra un ataque de pánico en la que es la escena más seria de toda la película, toda la escena queda sostenida por Perrito.

No hace chistes ni desmerece el sentimiento de Gato. Viene preocupado, le pregunta serio, piensa qué puede hacer y, como realmente no puede hacer nada, se queda en silencio junto a su amigo, apoyando la cabeza en la tripa de Gato para regular su respiración, y acompañándole. Sin juicios, sin dramas. Ese momento pega duro en el corazón porque es descarnadamente realista y sincero, y ha sido Perrito quien ha hecho que funcione.


Esa escena es la que legitima a Perrito como personaje. Antes de ese momento, nos podría caer mejor o peor, pero no es suficiente, y es más, el hecho de que Perrito exista y aligere los momentos tranquilos hace posible que pueda haber momentos tan pesados en una película para todos los públicos. Fíjate, Perrito es protagonista en un momento densísimo. Incluso los alivios cómicos, que tienen un rol anímico, necesitan ser necesarios en la trama de la historia y pueden, o deben, participar en los momentos más oscuros. Es más, todos los personajes deberían tener momentos alegres y tristes, todos. Tu alivio cómico no sólo debería tener una función necesaria en la historia, sino que debe mostrar un rango amplio de emociones al verse envuelto en situaciones muy distintas.

Ese rango es el que hace que les veamos como personas, y eso es lo que hace que les queramos. ¿Que nuestro alivio cómico siempre va a tener la visión más optimista? Perfecto, pero eso no quita que pueda tener rango de emociones, o que no pueda evolucionar, o que tenga deseos y tenga que renunciar a ellos por sus amigos.

La clave es la humanidad. Es lo que nos conecta con los demás, también con los personajes. ¿Que son gente rara y genera situaciones raras? Nosotros somos amigos de gente rara. Piensa en tus amigos, ¿no hay por lo menos uno así? Nuestra tensión y nuestro drama con ellos se verá rebajado, algo útil en los superdramas, o algo directamente gracioso. Por eso, piensa en tus amigos cuando escribas a tus alivios cómicos, y, cada vez que sueltes un mal chascarrillo, acabaré lenta y dolorosamente con la vida de uno de ellos, una vez tras otra, hasta que te quedes sin amigos o aprendas a escribir a este personaje. ¡Nada más, guapi, besis de fresi y ten un buen verano!

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