¡Muy Rocambolesco!

La primera vez que esta zorrita tan mona apareció en mis recomendaciones de Netflix, pasé bastante rápido. ¿Un anime que encima apestaba a Hello Kitty? Me daba miedo solo de verlo. Luego, empecé a ver que críticos de cine en youtube comenzaron a reseñarla, y le ponían buena nota. No me lo creía. Pero luego leí la sinopsis, y lo entendí todo: Retsuko vive en un Tokio poblado completamente por animales. Está hasta la polla de su trabajo en oficina, de su jefe, de su mierda de vida, pero las opciones que se le presentan para cambiarla parecen bastante arriesgadas. Mientras tanto, se limita a soltar todos sus problemas cantando death metal en una sala privada de karaoke. Una sinopsis larga para una serie de diez capítulos, de quince minutos cada uno, ¿verdad? En realidad, no es la historia lo que importa en esta serie, sino de qué va: de una chica que está hasta la polla de la vida, igual que tú y que yo, probablemente todos, hasta el millonario que vive bien. Nacer no nos cuesta

¡Carli al habla! Los últimos días están siendo ocupados y convulsos para mí, así que aprovecho que no estoy comprometido a nada para obviar mis tareas de escritura, como la reseña del martes de esta semana. Lo cierto es que quería preparar mucho esta entrada, hasta que me he dado cuenta que... ¡no hacía falta! Cuando la serie 'Rick y Morty' llegue a su cuarta temporada, haré una reseña de por qué esta serie es tan genial, y espero que sea una entrada muy inspirada. Pero hoy no es el día de esa reseña, sino más bien una lista de argumentos sobre las bondades de una de las temporada respecto a las otras dos. Y esa temporada es... ¡ La tercera ! Ooooh, oooh, sorpresa, vítores... No entraré en temas generales, sino puramente concretos y comparativos. Así que, si aún no has visto 'Rick y Morty', ve a verla, y así podrás leer la reseña con espóilers cuando llegue el momento. Mientras tanto, abro el apetito con esta entrada de opinión, que, por supuesto, está repleeeeeeta

Cuando miro por la ventana y veo que empieza el buen tiempo, el sol se pone más tarde que los Loonies se vayan a dormir, y mañana sábado millones de Larvitar van a aparecer a lo largo de mi barrio, pienso: "¡Eh! ¡Es junio!" Cuando conduzco el coche que me ha tocado heredar, el cual tiene treinta y muchos años y es el puto amo porque cuando voy por ahí con él todos me miran y sonríen para bien, pienso: "¡Eh! ¡Es junio!" Cuando pienso que quizá me quede sin verano porque estoy buscando trabajo como un loco y ya están empezando a llamarme, pienso: "¡Eh! ¡Es vale, vale ya, para, coño. Menuda pesadilla. En realidad, lo que estoy queriendo decir con todo esto es que no me apetece opinar mucho últimamente. Ya sabes, ahora que hace buen tiempo y la primavera la sangre altera, los madrileños empiezan a hacerse amigos de ti solo con verte, así que me he visto obligado a salir de mi cueva porque, total, estoy solo y no tengo amigos, y necesito un poco de vida

No me apetece reseñar un gran proyecto, porque no me apetece estar horas frente a la pantalla hablando de algo grande y lleno de detalles, al menos hoy, que tengo tantas cosas que hacer. Se me ocurrió reseñar alguna temporada suelta de alguna serie que sigo, pero prefiero seguir esperándome a que la serie se acabe y reseñarla en todo su conjunto. Hay películas pequeñas que se me ocurren ahora mismo que podría despacharlas en cinco minutos, pero resulta que esas en particular me gustan mucho, y no puedo despachar así algo que me gusta, por más crítico y objetivo que me ponga... no. Hoy me apetece algo pequeño. Hoy me apetece 'Duck Game'. ¿Desempato? El nihilismo patuno. No me malinter pates por lo que he dicho antes, este juego es la hostia. Pero es tan pequeño, tan fácil de reseñar, que incluso con implicación emocional no voy a tardar más de cinco minutos en escribir esto. Bien, empecemos. ¿Qué es 'Duck Game'? Páti camente, es un juego en