Pactar con tu audiencia y timarles con éxito.


¡Muy buenas! ¿Qué tal la cuarentena? ¿Bien? Bien jodida, ¿no? ¡La vida es dura, gordi! Para leer desgracias y mensajes serios de condolencias y sororidad (xd) ya hay muchos sitios, y yo estoy... pues a otras cosas, a poner esa chapita de unicornios y arcoiris en medio de tu chupa de heavy metal. ¿Que el mundo se está decstrullendo? Pues yo vengo a traerte un taller de escritura, pero uno guay, con clase, que yo creo que es interesante para cualquiera, más que nada porque no me voy a poner en plan tiquismiquis con el rollo técnico, bro, que no soy feca, y voy a sapearte ahora mismito unos secretos que seguro que te quedas pulpo.

Este taller no es un taller en sí mismo, sino que voy a hablar de un aspecto de las historias que, a poco que estés separado del mundillo, no conocerás: el pacto que hay entre el que cuenta una historia (peli, libro, teatro, anécdota... cualquier cosa) y el que la escucha. Y, por supuesto, como buen gángster, después voy a enseñarte a coger ese pacto, limpiarte la caca del culo con él, y que al hacerlo tu audiencia te tenga como el puto amo. ¡Musiquita!


Este es un tema que toqué de refilón en este artículo de letras rojas, pero allí, más que hablar de la chicha, me centré sólo en el aspecto práctico con varias películas. No, no, hoy entro de cabeza al meollo del secreto.

El pacto tácito entre escritor y lector.

"Nooo lector, no voy a engañarte jiji".

El comienzo de cualquier historia es clave. Si empezamos con una noche de tormenta en la que un violador es asesinado muy sangrientamente por nuestro protagonista justiciero, será porque queremos hacer una historia para adultos. Dentro de este festín de perversión y sangre, podemos darle un toque más serio o más cómico, y el tono que pongas también transmite mucha información, porque tu audiencia va a esperar que la mayoría de la historia sea con ese tono. En ningún momento les has dicho que esta historia es para adultos y, pongamos, es una comedia negra, pero después de esta primera escena, tu audiencia va a entender que ese es tu género porque has empezado así.

Este nivel de suposición no acaba aquí. Cuando viste El Rey León supiste de inmediato (aunque no fuera conscientemente) que iba a ser una peli solemne y épica, por todo el despliegue que ocurre al principio, lá música, el color, y cómo se arrodillan los animales, pero además, también supiste que el protagonista iba a ser el hijo, porque el bebé es el centro de esta primera escena. Cuando comienzas un libro, si el protagonista te habla directamente para contarte una historia que ya ha pasado, vas a suponer que va a seguir siendo así durante todo el libro y que te cuenta una historia que ya ha acabado. Etcétera, etcétera. La forma en la que tú comienzas una historia da una barbaridad de pistas a tu audiencia para saber qué esperar de esa historia. ¡También funciona con anécdotas! Si comienzo mi anécdota con una sonrisa, ¿a que esperas que la anécdota vaya a ser graciosa?


Por eso, si de pronto empezamos a cambiar de protagonista constantemente (yo lo he hecho y mea culpa), empezamos a cambiar el tono de golpe, la historia va de una cosa pero de pronto escogemos contar un camino aleatorio, o cambiamos el género así como si nada... tu audiencia va a sentirse perdida. Por eso es un pacto: tu audiencia te sigue escuchando, y tú, a cambio, no les mareas.

Es posible que nunca te hayas parado a reflexionar sobre este detalle, pero seguro que alguna vez has cerrado un libro o has abandonado una peli porque te han mareado en alguno de estos sentidos, o te has sentido decepcionado con el final. Como si yo empiezo una anécdota riéndome y resulta que no es graciosa en lo absoluto, ¿no te quedarías... extrañado? Como si hubieras enfocado mal la historia desde el principio.

Me follas o me fallas.

Pues este es el pacto tácito entre escritor y lector, por eso es importante que cuando introducimos a nuestros lectores a un universo nuevo, sea poco a poco. Que no hagamos muchos cambio de personajes, al menos al principio, que sea suave. Que conservemos el tono y el género hasta el final, y que la pregunta fundamental de la historia, como "¿quién asesinó al comisario?", sea respondida en el clímax. Si estás empezando a escribir, te recomiendo empezar por historias sencillas que choquen con tu audiencia lo mínimo posible, para coger soltura, porque... oh, sí sí, amigo. En el arte, las reglas están para romperse.

¡Pum! Tiro el micro.

Cuando cogemos el pacto y nos limpiamos el culo con él.


Antes he dicho que, si estás empezando, recomiendo escribir historias sencillas. Esto no es sólo porque (si es así) no tendrás fluidez suficiente escribiendo, también es porque para joder este pacto y salir bien parado debes conocer muy bien el medio en el que te manejas, y tranqui porque voy a poner un par ejemplos.

En la novela Sostiene Pereira, que me aburrió mil y ni siquiera terminé, una persona nos está contando la historia de Pereira según lo que este Pereira le ha contado antes. Por eso, desde el principio sabemos que toda la historia ya ha sucedido, final incluido, y que no es la historia más verosímil del mundo, porque te la está contando una tercera persona. Hasta ahí todo bien, tú podrías esperar perfectamente que al final del libro esta persona te acabara de contar la historia, te diera las buenas noches y se fuera, pero entonces, ocurre un giro. Resulta que el que nos ha contado tooooda la historia ha sido el abogado de Pereira, y que nosotros, la audiencia, somos los jueces que tenemos dictar sentencia de sus supuestos crímenes. Aquí, el pacto se ha roto, porque al estar narrada la historia en pasado, nosotros pensamos que ya ha acabado, y resulta que hay una historia por encima a todo esto, que es que hay un juicio sobre lo que ha pasado y debemos dictar sentencia.


¿Otro ejemplo? Espóilers de Knives Out (Puñales por la espalda), una peli detectivesca reciente y que recomiendo muchísimo si tienes algún gusto por las pelis buenas o por los puñales, y salta a la siguiente sección, que estará libre de espoilereles. ¿Que por qué coloco espóilers de una peli reciente? ¡Porque es el mejor ejemplo! Y no se me ocurre otro.

Esta es una historia de detectives, que empieza con el asesinato de Harlan Thrombey, y una serie de entrevistas para saber qué pasó la noche del asesinato. Como es la peli de un crimen, y como espectadores que ya hemos visto más de una de ese género, esperamos varias constantes, sobre todo la de que el crimen sea resuelto al final. Bien, este pacto es diferente al de Sostiene Pereira porque depende de lo que tú esperas en ese género para sorprenderte. Y es que a mitad de película descubrimos que Harlan Thrombey no fue asesinado, sino que murió por un accidente provocado por la enfermera. A partir de ese momento, la peli de detectives se nos viene abajo, porque hasta hacía unos segundos queríamos saber quién era el asesino y esperábamos descubrirlo al final, pero resulta que lo hemos descubierto a la mitad y lo que queremos a partir de ahora es que el detective fracase para que nuestra protagonista no vaya a la cárcel.


Lo que pasa es que, ¡oh, vaya!, resulta que eso sólo fue una artimaña de Rian Johnson, director y escritor de la película, y resulta que al final había un asesino. El género se mantiene, lo que pasa es que ha estado media película jugando con lo que tú sabías del género para hacer que dieras vueltas como un perro al que le hacen ir a por un palo que no ha sido lanzado.

¡Eso es timar al espectador con clase! Y como se ha hecho bien, la gente está encantada con la película y dicen que Rian Johnson es un genio.

¿Quieres saber el truco? Te lo vendo barato jiji.


No soy el primer escritor que da este taller. Hace un año, en el artículo que he puesto al principio pero vuelvo a poner ahora comenté un vídeo sobre esto, sólo para decirte que no le hicieras ni caso porque no me parecía que estuviera dando ni una. Y hace poco, un escritor joven y sabio (como yo jijiji) habló sobre Knives Out y Los Últimos Jedi para explicar cómo Rian Johnson había aprendido de su catastrófica peli de Star Wars para escribir una peli de detectives genial.

Estoy muy en desacuerdo con esto.


No es ningún secreto que adoro Los Últimos Jedi y que la defiendo a muerte allá donde voy, pero más que por mi amor ciego, lo hago porque pienso que la gente no comprende bien lo que ha querido decir y tacha como incorrectos algunos conceptos que la peli, irónicamente, también cree incorrectos. El error de esa peli está, probablemente, en comunicar reguleramente estos conceptos a la audiencia, pero no está en cómo tima a su audiencia de forma brillante, porque su rotura de expectativas es maestra, y las expectativas son, al fin y al cabo, el pacto del que tanto hablamos. Si el tema te interesa, aquí tienes mi opinión larga sobre esa película. También te digo que Knives Out sí lo hace mejor.

Nuestro amigo The Closer Look, al que adoro con toda mi alma esté de acuerdo con él o no, creo que no está estableciendo las reglas correctamente. Más que nada, porque a poco que mires el vídeo, que está en inglés, verás que para él la regla más importante a la hora de timar a tu audiencia está en no romper las promesas que les has hecho. Falso. ¿Cómo va a ser esa la regla principal, si timar a la audiencia consiste en, justamente, romper esas promesas? Creo que sé por dónde va, pero que su enfoque no es del todo correcto.

¿Tienes curiosidad por saber mi opinión respecto al milenario arte de limpiarte el culo con la confianza de tu audiencia, y salir bien parado? Pues pilla papel (papel de escribir) y lápiz, que voy a contarte las reglas que yo considero. ¡YYYYIIIIIIII este tema me encanta!


1. Debe haber una intencionalidad detrás de esto. Parece obvio, ¿verdad? Pero la cantidad de escritores que escriben pensando solamente en hacer un giro alucinante te sorprendería. El giro alucinante es el que tiene un propósito detrás, y si no existe algo de filosofía, es vacío. La razón por la que Knives Out te hace esa revelación es para que te metas en la piel de la protagonista y veas las cosas desde su visión. Es algo que también pasa en Los Últimos Jedi, que aprovecha lo que le comemos la polla a Luke Skywalker y nuestra sospecha de que los padres de Rey son especiales para ponernos en la piel de la muchacha, que cree lo mismo que nosotros. Revelar que sus padres no son nadie no son 2 horas tiradas a la basura, sino obligarnos a reflexionar y evolucionar con el mismo impacto que Rey. Lo que hiciera el Episodio IX es otra historia.

2. Podemos engañarles para que reinterpreten la historia, o para hacerles reflexionar. Por ejemplo, la novela Sostiene Pereira que he mencionado hace que, al final, la reinterpretemos por completo, porque no somos el oyente, somos un personaje activo en la historia. Por otro lado, Los Últimos Jedi hace que sus protagonistas fracasen porque el escritor anuncia que estaban siguiendo la filosofía incorrecta. Ese fracaso impacta en la audiencia y la hace reflexionar.

3. Si vas a cambiar el tono, que sea gradual. Podría hablaros de la saga Harry Potter y cómo, a medida que avanzan los libros, los sentimientos de Harry van madurando, y con ello, comienza a hablar de temas más complejos, y la historia se va volviendo cada vez más oscura. Si en algún punto de tu historia tienes dar un puñetazo en la mesa y cambiar las cosas de golpe, procura que antes se hayan dado pequeños indicios de ese pequeño cambio, porque...

4. El final tiene que estar "presente" desde el principio. Con esto sólo pretendo decir que la historia debe ser coherente, y que, la segunda vez que tu audiencia escuche esa historia, deberían poder ver que las pistas estuvieron presentes desde el principio. ¡Pero la audiencia no se había fijado en ellas! Porque, y atento, que esta es la regla más importante...

5. Las expectativas de tu audiencia eran falsas, y las verdaderas estaban escondidas. Este es el viejo truco del mago, uno que parece la hostia de difícil, pero en realidad puedes usarlo hasta en tus anécdotas a poco que te las preprares y la historia invite a ello. Se trata de coger un elemento llamativo y al mismo tiempo cliché, que atraiga la atención de tu audiencia. Mientras tanto, damos los detalles clave de forma sutil, de modo que parezcan adornos, pero que se quedan en el subconsciente de los que te escuchan. Cuando se revela la trampa, ¡pam!, les habrás timado, y encima te felicitarán por el truco.

Giro de guión estándar.

Un verdadero timo a la audiencia.

¡Y ya estaría! Creo que este tema es alucinante, y algo que me encanta como escritor es explorar esta relación que hay entre escritor y lector, para ver hasta dónde podemos retorcerla. Por supuesto, las 5 reglas que he puesto son sólo mi visión, y faltarían cientos de subapartados y excepciones que, como hablamos de arte, ni me voy a molestar en poner. Pero bueno, ¿te ha parecido correcto? ¡Porque esto se ha acabado! Ha sido un taller larguito, pero interesante. ¡Tenía ganas de hacer uno! Mmmmmmmmuá, toma besi de fresi. ¡Hasta la próxima, probablemente cuando termine la novela, dentro de un mes!

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