TOP: Mis videojuegos favoritos.
No he jugado a un solo título de esta imagen, Hulio. |
Desde que yo estuve ahí para hacer que el tiempo fuera tiempo, me la he pasado reseñando pelis, series y videojuegos contigo. ¿Que para qué? Pues no lo sé, pero siempre he utilizado un criterio más o menos objetivo. La objetividad no existe, pero para que nos entendamos, procuro dejar mis gustos a un lado y ver qué funciona o no desde la manera más neutra que puedo. Me has visto hacer tops sobre Marvel, sobre Pokémon, y yo qué sé, hasta sobre los deportes más soporíferos, y me lo paso en grande, pero muy pocas veces me siento contigo a hablar sobre lo que me gusta.
La entrada de hoy es bastante especial, y bueno, ya que soy más raro que un perro gris, vamos a considerarla mi propio especial de navidad. ¡Porque se trata de mis juegos favoritos, y los juegos... se pueden regalar en navidad! Puede que para ti y para muchos sólo sean imágenes movidas por un mando, pero estos pequeñines me han ayudado muchísimo en mis momentos más jodidos, y me han aportado mucho tanto solo como con amigos. A veces he reflexionado sobre la puta vida gracias a ellos.
Por eso, hoy voy a dedicarles un pedestal a aquéllos que más me han marcado y ordenarlos en un top 25 que va de "éste me encanta" a "y éste me encanta más", una forma de que me conozcas mis gustos crudos, sin el filtro de la crítica de videojuegos, y oye, si logro meterte el gusanillo con alguno de ellos, ganamos todos. Va, aquí van las reglas: obviamente, sólo puedo hablar sobre los videojuegos jugados hasta 2023. Tengo pendientes Baldur's Gate 3, The Outer Wilds, Final Fantasy IX, Celeste, God of War (2018), The Last of Us, The Legend of Zelda: Wind Waker y otros imprescindibles de los que no puedo opinar. Aún así, habrá alguno que me encante y se me haya olvidado incluirlo, sólo porque soy así de magnífico. Estarán ordenados puramente por mi preferencia y no habrá espóilers en ningún momento porque no soy un tan cretino. ¡Hale, al lío!
Menciones especiales.
Hay muchos títulos que han quedado fuera de esa lista de 25, y quería mencionarlos porque me parece injusto no hacerlo. Soy poliamoroso de videojuegos, colega, no puedo evitarlo, y sobre todo cuando hablamos de nuestros favoritos, empezamos a tiraaaar y tiraaaar de la cueeeeerda y es que no puedes dejar fuera a...
The Legend of Zelda: Breath of the Wild, Dishonored 2, Cat Quest, Final Fantasy IV, Batman Arkham Asylum, Nidhogg, Spec-ops: The Line, Golden Sun 1 y 2, Sacred Gold, Dragon Ball FighterZ, Fortnite, Rocket League, Tales of Phantasia, Human Fall Flat, Astro Bears, World of Warcraft, The Walking Dead (Telltale), Duck Game, Final Fantasy Tactics A2, Port Royale 2 y South Park: La vara de la verdad.
¿Alguno de estos nombres, como Breath of the Wild, te han extrañado verlos tan abajo? Es normal, si es que lo peor de hablar de estas cosas es que querrías meter una barbaridad de títulos, pero todos los de arriba son muy muy buenos, y me gustan por distintas razones. Aquí el 25:
25. Slay the Spire.
La relación que tengo con este juego, vaya la sinceridad por delante, es algo tóxica. Es un juegazo e incluso después de meses sin jugar sigue apeteciendo, pero debes tener muy presente que, incluso conociendo bien qué debes hacer y cuándo, puedes perder, algo a lo que no estoy muy acostumbrado. Sobre todo porque soy de los que juega a juegos por los estímulos y la serotonina, no por querer pensar de más. Aún así, este juego es una maravilla del balance y me gusta mucho personalizarme partidas para tener combinaciones rarísimas.
24. Wargroove.
Digo que no juego para darle al coco y aquí va otro juego en el que hace falta pensar. Pero vamos a ser doblemente sinceros, a veces apetece hacerlo. ¿Hay algo mejor que aplastar las tropas del rival con una estrategia minimalista y eficiente? Vaya, pues sí, hacer eso mismo pero en la cama, con la Switch, y a puntito de irte a dormir. No he jugado muchos juegos de estrategia, pero uno por turnos, simplificado y que, al mismo tiempo, cumpla a rajatabla los principios de la estrategia militar de la realidad, llamaría la atención de cualquiera.
23. Mario Kart 8 Deluxe.
Los Mario Kart me gustan, pero no para ponerlos tan arriba. Sin embargo, este me parece el mejor: la velocidad correcta, el ancho de circuito correcto, todos los circuitos reciclados están remasterizados, contiene 48 circuitos, más que ninguno hasta ahora, y el DLC trae 48 circuitos más, que puedes correr en online aunque no lo hayas comprado si alguien que lo haya hecho vota por ellos.
Hay cositas que pulir. Si las batallas hubiesen sido como Mario Kart DS o la lotería de objetos impidiera que el primero se escapara tanto, estaríamos hablando del Mario Kart definitivo. No me vuelve loco, pero me encantó completarlo al 100%, y por supuesto tiene su mención merecida en el top.
22. Animal Crossing: New Horizons.
Verle tan abajo en la clasificación me recuerda que, en realidad, el mero hecho de estar en este top es ya un privilegio. Durante la pandemia, para mí era vital pasar entre 2 y 5 horas al día en mi islita, haciendo de todo, visitando a amigos o vendiendo nabos en esa economía sumergida de Twitter y Apps hechas sólo para eso. A ver, es que si no has jugado, no acabarás de entenderlo: este Animal Crossing está tan bien hecho que, más que un juego, es una cultura, y cuando todo el mundo jugaba, era completamente una segunda vida.
¡Espera, que digo más! Las mecánicas del juego promocionaban una actitud constructiva que te incitaban a querer ayudar a los demás. No sólo era una segunda vida, es que era la hostia de agradable. Ahora esa comunidad tan masiva se habrá perdido, pero todavía existen grupos dedicados al intercambio de muebles, de nabos y de seres vivos, e incluso sin conexión, puedes sentirlo desde tu isla, por la forma en la que los vecinos se comportan para hacerte sentir como si siempre estuvieses en tu hogar.
21. Pokéclicker.
Hace 4 ó 5 meses me miré al espejo y acepté que, efectivamente, Pokéclicker debía ser de mis juegos favoritos. Quiero decir, es un juego idle y por lo tanto lo he tenido en segundo plano, pero es que lo he tenido enchufado más de 10 semanas, que son más de 1160 horas, y la mitad de ellas sí habría estado pendiente del juego y clicando cosas. Incluso llegué a toquetear el código, para lo cual necesité descifrarlo, sólo para obtener unos pokémon que me pedían unas monedas demasiado desorbitadas como para que hasta un viciado como yo se plantee hacer trampas por ellos.
Que no estoy enfermo, vaya, que simplemente me gusta esta mierda. Pero no voy a enrollarme más, porque en no demasiado le voy a dedicar una entrada.
20. The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom.
Viste a Breath of the Wild en las menciones especiales, y, aunque mis sensaciones con él fueron impresionantes, al final acabó cansándome, y nunca lo disfruté demasiado, que digamos. Había disfrutado más mundos abiertos menos ambiciosos que faltan por aparecer en esta lista, pero la secuela me ha pillado con la guardia baja. No voy a decir que es la segunda venida de Cristo, porque que innova está claro y que mejora en todo al primero está claro, pero para mí, sólo mejora lo que antes me gustaba parcialmente.
Sin embargo, aunque no sea muy fan de las mecánicas, sí lo soy de su ciclo jugable. Que existan islas flotantes y subsuelo, cada uno con cosas distintas y necesarias para avanzar, y puedas tanto construir cacharros como fusionar materiales a tus armas, para mí es un mundo. No soy especialmente creativo con ninguna cosa, pero me siento libre. A veces lo juego y pego un bufido en voz alta por la capacidad que tiene de hacerme querer explorar y dejarme luego flipado con lo que he descubierto. Es magnífico, no será el que más revisite de esta lista, pero me ha hecho sentir pleno muchas veces. Y todo eso, sin que el juego implosione con sus mecánicas, algo que me todavía me deja de pasta de boniato.
19. Stardew Valley.
A ver, qué decir. Es el putísimo Stardew Valley, el putísimo juego en el que gestionas una granja y todas las personas que dicen que no les va ese rollo y lo prueban, quedan enganchadísimos. Es simplemente así de bueno. A mí no me gusta NADA gestionar las putas granjas de los cojones y llegué a sacar el 100%, pero este juego no deja de actualizarse y llevo años sin probar las novedades, que me cuentan por el pinganillo que son impresionantes.
18. Super Mario Odyssey.
Para mí, éste era el segundón del 2017, completamente eclipsado por Breath of the Wild. Y es así. Sin embargo, a mí me gusta bastante más. ¡Cómo te lo resumo en un párrafo! Mario domina el concepto de "videojuego familiar", haciendo que cualquier chavalín novato sea capaz de pasárselo, pero que, cuando su padre chad coge el mando, sude completando los niveles opcionales.
Para un concepto de plataformas 3D tan puro y arcade es necesario que el salto sea suave y perfecto, y aunque no soy fan de la combinación de botones para los saltos, muy rara y enrevesada, cuando te haces a ella, el salto es suave y fluido. Me saqué 700 lunas así como el que no quiere la cosa, y cuando me quise dar cuenta, ya estaba a punto de completarlas todas. Sacaron un minijuego de esconder y encontrar globos de otros jugadores y yo, que no soy mucho de online, pensaba que no lo jugaría nada. Mis cojones, era la hostia de divertido. En general, ese es el resumen: un juego que te hace sentir bien y está hecho con un pulido que da miedo. Que tu dices, "nah, en seguida lo dejo", y mientes. Mientes.
17. Portal 2.
La lista avanza y poco a poco, los títulos empiezan a convertirse en tótems para mí. Portal 2 sería sólo un juego de puzzles entretenido si no fuera por GLaDOS. El giro a la mitad, la aventura esperpéntica que ocurre después y el clímax no hubieran sido lo mismo sin ella, o mejor dicho, sin el cariño y miedo que sentimos hacia el personaje. Es difícil explicarlo con palabras, así que me limitaré a decir que, pudiendo haber sido un juego original de puzzles, fueron más allá, dieron trasfondo a la historia, los (2) personajes son muy carismáticos y el guión, currado y cuidado, tiene un humor muy característico que hace que cojamos un cariño muy especial al título.
Por las cuatro perras que vale en rebajas, y lo relativamente corto que es, más te vale jugarlo.
16. Horizon: Zero Dawn.
Guerrilla, los desarrolladores, tienen bastante mala suerte. Sacan su juego a finales de febrero de 2017 para petarlo y sólo una semana después aparece Breath of the Wild para borrarlo del mapa. Se curran una secuela, la lanzan en febrero de 2022 para ahora sí que sí reventarlo, y sólo una semana después aparece Elden Ring para deshacerles de cualquier conversación como chasquido de Thanos. Entiendo las limitaciones que ve la gente en ambas partes (no he jugado la segunda), sobre todo al compararlos con sus dos rivales, que son perfectos, pero, pese a todo, sus virtudes me pesan muchísimo más.
El público de PlayStation prefiere juegos cinematográficos con mucha historia, pero a mí este juego me encandiló por su jugabilidad y su ambientación. Lo de vencer a máquinas con flechas está guapo, pero me gusta más el razonamiento que hay detrás, el hecho de que haya que estudiarse a las bestias y sus componentes, para saber a qué tipo de ataque es débil cada uno. ¿Quieres farmear un tipo de componente? Puedes verlo adherido a la máquina, y a lo mejor reventándolo matarías al instante a la bestia, pero si lo haces, ya no lo obtendrás.
Obviamente, hay limitaciones, y para alguien que quiere explorar todo, el juego acaba haciéndose repetitivo, ¿pero no pasa también con los Zeldas y con Elden Ring? Creo que no hay que medir cada juego con una vara de aciertos y errores, sino ver qué querían conseguir. Y para los que les guste un juego como éste, como yo, disfrutamos mucho pasándonoslo y repasándonoslo.
15. Ori and the Blind Forest.
Ay. Qué bonito. En un momento en el que los metroidvanias estaban de capa caída, Ori revitalizó el género y le dio una buena capa de pintura: ahora estaba más centrado en la historia, hasta el punto en el que máomeno era lineal, su historia, tanto en el comienzo como en el final, pega fuerte en la corazonada, y su estética no ayuda a que no llores. Para el que le apetezca regalarse los ojos con algo precioso y relativamente corto, muy sencillo en modo fácil y todo un desafío en difícil, éste es el juego. Siempre habrá tiempo para meternos en otros más específicos después.
14. Spyro Reignited Trilogy.
La primera vez que olisqueé una consola de sobremesa tenía 5 años y vi jugar a mis primos al Crash Bandicoot 2 en la Play 1, pero nunca he sido un fan incondicional de Crash. El plataformas que a mí me gustaba ver de verdad cuando era peque era el Spyro, ese juego que, junto a Dark Cloud de la Play 2, me hacía fantasear con ser mayor y tener algún día una consola sobremesa, una fantasía que, por cierto, todavía siento, pese a tener consola y haber jugado tremendos juegardos. A veces pienso, ¿soy mayor ya, estoy jugando de verdad a los juegos grandes?, y sí, soy mayor, y como mayor que soy, no podía no jugar la remasterización de Spyro, teniendo en cuenta que no dispongo de las consolas originales.
Fue tan bueno como recordaba. Obviamente, la nostalgia hace estragos y de pequeños vemos las cosas de forma idealizada. Cuando veía la Play 2 pensaba que era imposible que nada fuera más realista, y tú y yo sabemos que muchos juegos de nuestra infancia, tanto en gráficos como en mecánicas, no han envejecido bien. No sé qué tal estarán los Spyro originales, pero la Reignited Trilogy hace parecer que, jugablemente, salieron por primera vez el otro día. Obviamente, ese tipo de historia y esa forma de presentar los niveles es antigua, se nota, pero nunca necesité una guía, o me vi atascado por un pico absurdo de dificultad que alargara la duración, o una cámara mal posicionada.
De hecho, algo que les agradezco enormemente es que las vidas, que están, apenas fueran algo que se usara. En la trilogía remasterizada de Crash las vidas son el mismo dolor de muelas que entonces, y los tiempos han cambiado demasiado como para seguir conservándolas. Éste me hizo revivir tiempos añejos sin que sintiera el producto avinagrado.
13. Elden Ring.
Tú sabías que aparecería, yo sabía que lo pondría. Sabíamos. Quería Elden Ring pal cuerpo desde que lo probé en casa de un amigo, estaba en un momento de mi vida en el que necesitaba algo así tal cual, y no decepcionó en lo absoluto, al contrario, continuamente me bajaba a mí mismo las expectativas porque "no podían estar tan altas" pero el señor Ring cocinó, sirvió, recogió, fregó y estuvo todo exquisito.
He de decir, no obstante, que esto es café para cafeteros y que afrontarlo requiere paciencia, porque From Software no es que haga juegos sencillos, que digamos. Del género souls es el más asequible, así que si quieres probar, prueba éste, pero no deja de ser un souls, por lo que si vienes por su historia, el porro encendido de tu mano va a crecer, en vez de consumirse. Con esto dicho, he de decir que de Elden Ring dijeron todo lo decible, yo incluido, y poco más puedo aportar, salvo que, al contrario de lo que parece, este juego fue mi relax, mi sofá mullido después de un día duro de trabajo, y me ayudó a gestionar los derrames internos que le entran a uno cuando ha de cocinarse y plegarse los calzoncillos por primera vez. Se hace largo y su sistema de misiones es terrible, pero incluso el final me pareció el clímax merecido de un viaje epicardo, tanto en lo jugable como en lo personal.
Descansito.
A mimir. |
Éste es el gatito de la mimisión. Recibe la bendición de este gatito para continuar con fuerzas suficientes durante el resto del top, y acuérdate de beber agua aunque no tengas sed.
12. Peter Jackson's King Kong.
Los títulos avanzan como los años en tu vida, y entramos ya en el territorio de mi zona de confort. A partir de aquí, aparecen esos títulos a los que vuelvo de forma recurrente, o aquellas joyas de mi niñez que, cosas de la vida, sí que eran buenas. Este juego, el King Kong es, de hecho, mi Imperio Romano personal, porque lo tengo en CD, pero no es compatible con los Windows actuales, y no está en ninguna tienda digital. Me parece terrible, porque nadie lo conoce y es buenísimo.
Está basado en la película, e imita a la perfección esa atmósfera cinematográfica, pero no lo hace a base de meterte cinemáticas por el culo como el puto God of War, sino que las "cinemáticas" ocurren mientras juegas, y puedes perdértelas si sudas de lo que pasa y te lías a explorar lejos, lo que se conoce como un script. Estás en una isla luchando por sobrevivir, pero las balas son escasas y los monstruos no mueren enseguida, que digamos. Hay que ser listo. Por suerte para ti, la dificultad va variando conforme se te va dando más o menos bien, algo que para un juego cinematográfico viene muy bien. Y el nivel del T-Rex, dios mío. Este juego tiene momentazos. Incluido un nivel final alternativo que desbloqueas si consigues suficiente puntuación rejugando los niveles.
No sé, las bibliotecas digitales serán el futuro y todo eso, pero yo veo que con ese sistema se pierden un montón de juegos, a no ser que los pirateemos. ¿Cómo jugar a éste, si no? El arte y el trabajo de mucha gente podría quedar en el olvido, y es triste que en esta industria la última palabra la tengan las compañías, en vez de que exista un organismo regulador que prevenga que ocurran estas cosas.
11. Pokémon Esmeralda.
Que la 5ª generación de Pokémon está infravalorada, la 1ª es una basura y la 3ª es la mejor es algo que todos conocemos, pero la nostalgia de muchos hace que no lo quieran admitir. Aun así, todos disfrutamos el juego que disfrutamos, y en cuestión de gustos no hay reglas ni hacen falta justificaciones. Casualmente, durante mi infancia no tuve consolas y los primeros Pokémon que pude jugar fueron los de Hoenn, unos títulos que a día de hoy revisito en la Game Boy Advance que todavía tengo en perfectas condiciones pese a estar más pelada contra el suelo que su puta madre, y sigue siendo un juegazo, mucho, muchísimo mejor que los actuales. La historia de la 3ª generación, mejorada, la posibilidad de capturar a todos, también a parte de la Pokédex de Johto, y EL FRENTE BATALLA. De mis 500 horas invertidas en el juego, yo qué sé, ¿300 habrán ido a parar ahí? El Frente Batalla es divertido, variado y exigente. Me encanta.
De hecho, la única pega que puedo poner al juego son los metadatos de cada Pokémon, es decir, los IVs y EVs ocultos, que vienen a ser unos números secretos que pueden hacer que tu criatura sea la hostia o una puta mierda. ¿Cómo medirlo? No puedes. A lo peor, perdiste contra tus compas porque tus bestias eran peores que las suyas, no porque tu estrategia fue peor, y nunca tendrás forma de saberlo. Un sistema estúpido que viene haciendo Game Freak desde que es estúpida (siempre) hasta ahora, y que, por suerte, no empaña un título completo y divertido. Lástima que Game Freak sí se haya empañado a sí misma, sí.
10. Trackmania Original Oro.
Ahora que llegamos al décimo puesto, me gustaría parar un segundo para agradecer el trabajo de la distribuidora FX en España. No sólo produjeron la saga Imperivm, sino que se encargaron de doblar al castellano muchos juegos que, a día de hoy, no lo están en ninguna parte. Vete a Steam y mira juegos como Sacred Gold o The Longest Journey, y sólo están en inglés. ¿El doblaje español? Perdido, salvo por los cuatro mataos que tengan los juegos todavía en su estantería, como yo. El caso de este Trackmania es parecido... más o menos. No es por el doblaje, sino que esta versión del juego no existe en digital. En Steam, lo más parecido que vas a encontrar es Trackmania United Forever, que usa el mismo motor, tiene el mismo editor de mapas e incluso más biomas, pero aún así, no es el mismo juego, ¿sabes? Es como si te encuentras al amor de tu vida con el que llevas 30 años, pero de un universo paralelo en el que habéis vivido cosas distintas.
Aunque haya perdido la versión física del juego, al menos mi memoria de él y el cariño seguirán conmigo, en el espacio calentito de mi corazón. Por suerte, todavía me puedo dar un canto en los dientes porque el editor de mapas, para mí lo más importante del juego, siga vivo en United Forever. Aún a riesgo de que se quede una entrada larga, déjame hablarte brevemente del juego.
Yo no soy de jugar carreras. Este juego tampoco es de carreras como tal, sino de mejorar tus tiempos en circuitos arcades, como lupings, rampas y demás movidas, y yo no soy de estos juegos, todavía menos, pero sí soy de este, por lo que sea. Tengo la teoría de que, con 10 años y casi ningún juego, uno está más abierto a probarlo todo, y los buenos ratos que pasé con él hicieron que, aunque no sea del género, sí sea de jugar de vez en cuando a Trackmania.
Pero donde yo perdí más el tiempo fue con el editor de mapas. Joder, qué vicio. Muchas veces ni siquiera creaba circuitos, sino un gran parque que me imaginaba que era "mi casa" y pasaba así el rato, recorriendo curvas y lupings en bucle, personalizados no para batir récords de velocidad, sino para recorrerlos una y otra y otra vez. A veces, creaba una larga recta llena de turbos para propulsarme más allá del mapa. Era otra época, donde tenía más tiempo que perder y menos estímulo era suficiente. No la echo de menos, pero estuvo bien, y para mí, no hay juego que me recuerde mejor cómo fue ser niño.
9. Final Fantasy X.
Vale, empezamos con lo gordo, la mandanga. Los titanes-bicharracos que me suben la serotonina por las nubes. En el terreno de los juegos que revisito o que marcaron mi infancia, al Final Fantasy X sólo he jugado una vez y fue hace 3 añitos, pero del pepino que me metió por el recto todavía me acuerdo. Si hubiese sido un juego de la infancia, ahora sería mejor persona, pero me alegro de que no lo sea, porque por jugarlo hace poco pude entenderlo por completo, y tiene tela que cortar y cosas que decir sobre la fe y las instituciones religiosas.
El sistema de turnos de los Final Fantasy previos me gusta, es dinámico, pero éste, siendo mucho más sesudo y estratégico, me ha gustado incluso más, algo curioso, porque creo que fui yo el que dijo que no me gusta pensar de más jugando. Igual que pasa con la historia del juego, tardas un poco en acostumbrarte a sus sistemas, pero una vez los pillas, son lo más intuitivo del mundo, y están hechos de forma que necesitas a todos tus personajes, porque cada uno añade una ventaja al grupo o una putada al enemigo, imprescindibles para poder ganar, pero, a cambio, fáciles de comprender. Salvo las 2 primeras horas y el puto torneo de balonmano de los cojones, todo lo que ocurre es oro, y la banda sonora todavía la canto a menudo, sobre todo el cántico de los monjes.
8. Trilogía de Mass Effect.
Para mí, la trilogía Mass Effect es un evento que forma una sola entidad, y cuando quiero rejugarla, juego los 3 seguidos. El gueimplei está bien, no llama la atención ni para bien ni para mal... pero no jugamos Mass Effect por los disparitos, sino por la historia que une cada matanza con la siguiente. El fuerte de esta trilogía son sus personajes, y casi todos pueden morir en puntos concretos de la historia si tomas decisiones equivocadas.
Podríamos decir que, para la época, la revolución que supuso Mass Effect al hacer que tus decisiones se guardasen para las entregas posteriores, es equivalente a la que hoy en día ha supuesto Baldur's Gate 3 con su capacidad para que hagas lo que quieras. Asies enefecto, mi rey, tus cagadas quedarán perfectamente recopiladas y los compis que hayan muerto por tu culpa te perseguirán en tus pesadillas durante toda la trilogía. Y la historia es bastante buena. Tiene sus cositas aquí y allá, como todas, pero saben hacer que todo te importe, y saben hacer que tengas miedo por tus compañeros y quieras cuidarlos.
En su momento, esta trilogía para mí era el pináculo del gueimin, pero con los años he ido dando menos importancia a la historia y me he centrado más en la jugabilidad. Mismo motivo por el que The Walking Dead de Telltale Games está en menciones especiales y Super Mario Odyssey entrara en el top. La historia es importante, pero debe ser la excusa para jugar unas mecánicas divertidas, en vez de tener que pegar 4 tiros protocolarios como excusa para poder llegar al siguiente capítulo de la juegoserie wena wena que estamos viendo. Aún así, ¿lo recomiendo? Cagontodo, pues claro, está el número 8 y tiene el honor de ser el único juego al que he aplaudido en directo, jugándolo. Para mí es especial, pese a las cosas que han envejecido peor y los minijuegos que inflan las horas que dura.
De hecho, nunca he reseñado esta trilogía como dios manda porque estoy esperando el momento especial que se merece (y acordarme).
7. The Elder Scrolls V: Skyrim.
Si Skyrim no hubiera estado en el top, me hubieras denunciado por mentiroso. A mí siempre me han gustado los videojuegos, pero mis padres fueron reacios con las tecnologías (no les culpo) y lo máximo que tuve hasta los 18 fue una DS. Las portátiles antiguas están genial, pero no las consideraría muy inspiradoras. Si lo máximo que puedes hacer es mover un monigote pixelado y no tienes un juego nuevo hasta dentro de 6 meses, por más tiempo que juegues, no coges inercia ni desarrollas pasión. Fue cuando tuve un ordenador decente, para encarar la universidad, cuando, sin ninguna costumbre por jugar, vi el tráiler de Skyrim, un trailerazo que me enamoró, y caí en la cuenta de que podía piratear.
¿La piratería es tan mala? No lo creo, amigo. Muy poca gente piratea juegos que de verdad se muere por jugar y teniendo la pasta para jugarlos. La mayoría de pirateos que he conocido han sido de gente que quiere probar títulos que no le convencen, o de adolescentes que no tienen nada con qué comprar. Gracias al programa Daemon Tools y al bucanero VictorVal, pude jugar Skyrim con los 0€ que tenía en el banco, y gracias a Skyrim, cogí ilusión por jugar y carrerilla por jugar un título detrás de otro, ahora que podía. Tras éste, vino Mass Effect, luego Assassin's Creed, y después una retaíla de grandes juegos. Con mi primer sueldo, me compré todos los que me gustaron.
Lo que quiero decir es que a Skyrim le debo mucho, incluido que tú hoy puedas leer mis reseñas de videojuegos. Dirán lo que quieran de su IA, y los memes que quieran con sus bugs, pero es una maravilla del diseño, caminar por sus montañas es precioso, y en resumen, es sencillamente icónico. Un videojuego legendario, que todos necesitan jugar y que marcó una época. No diré más. No hace falta.
6. Star Wars: Battlefront II.
Es importante que aclare que me refiero al juego original de 2005, no la basura sin alma de EA. A ver, cómo te explico. No tengo palabras para éste, yo qué sé, es que yo no soy de juegos de guerra, y obviamente Star Wars me gusta, pero las horas que le he dedicado no tienen ningún sentido. ¿Quieres saber cuál es mi top #1 juego de confort, el que, de tener todos instalados, es más probable que juegue para echar el rato mientras escucho algo de fondo? Éste. Jugar por jugar, sí, pero pura diversión al mismo tiempo. Me sabía todos los mapas, controlaba casi todas las clases (soy videojugador de costumbres, pillo algo que funciona y me tiro 320392 horas con lo mismo) y llegué a darle duro al multijugador.
¿Cómo explicarte que el multijugador del puto Battlefront II es el mejor que ha existido? Tú no te apuntabas al modo que querías jugar, sino que la peña creaba sus partidas, y si no te apetecía crear ninguna, buscabas lo que te interesaba y te unías a la que te daba mejores vibras. Chat integrado y a mano. Mapas con título lightsaber duels only, mapas de only snipers o de only chat no killing, mapas de aquí sólo españoles, contraseña de la partida "ñ". Gracias al chat era facilísimo hacer amigos, y el juego te decía en qué partida estaban jugando. Conocí a más españoles, creamos un clan, con su foro y todo. El clan se dividió en 2, y hubo guerra civil, que incluía la creación de cuentas espía que se registraban en el foro rival y leían la información enemiga. Buenos tiempos.
No voy a decir que Battlefront II sea el mejor videojuego del mundo, lo que sí digo es que es un juego de guerra muy entretenido y la experiencia para un adolescente es brutal a nivel social, sobre todo por elegir dónde y con quién jugar, en lugar de apuntarte a una cola, sumado a poder personalizar TODO en tu partida y poder jugar mapas creados por la comunidad siempre que todos lo tengáis descargado. Explorar el Rhen Var Temple de la comunidad modder, lleno de secretos, con amigos del clan, de relax, es uno de mis mejores recuerdos.
El título es bueno, pero es que es uno de los que más gozo me han aportado jamás, y si está "tan" abajo sólo es porque obviamente esas sensaciones quedan relegadas a su época y a las necesidades sociales que tenía entonces, y este juego, siendo mi top #1 de confort, no me hace sentir lo mismo hoy jugándolo que los que están más arriba, de los que sólo quedan mi panteón personal.
5. Dishonored.
Me pilló por sorpresa. Recién salido de Mass Effect y Assassin's Creed: La hermandad, por aquel entonces para mí la historia lo era todo, y Dishonored no destaca por su historia. Te han jodido, vas a vengarte uno a uno de esos cabrones y, de paso, vas a restaurar el orden en el reino. Pequeño giro cerca del final, pero poquísima cosa más. Para mí fue divertido, sin más, y pasé a jugar otros. Más tarde, lo volví a instalar, y volví a pasármelo. Seguí jugando otros. Lo compré en Steam, y me lo volví a pasar, es más, volví después de pocas semanas y me saqué todos los logros del juego principal.
Entonces, me di cuenta de algo: que me gusta. Le estuve dando vueltas, y, ya en la época en la que empezaba a dar más importancia a la diversión del juego que a la historia, me di cuenta que las decisiones de Mass Effect las eliges entre varias opciones, pero en Dishonored, habiendo decisiones, casi todas son invisibles.
La magia de Dishonored está en su rejugabilidad. Hay "pocos" niveles, pero puedes afrontarlos de muchas maneras distintas, y, dentro de tu plan, puedes elegir matar más o menos, pero a veces, cuando estás contra las cuerdas, decidir matar o no matar es... difícil, más que nada porque el instinto te pide defenderte. Matar sin duda es más fácil que no hacerlo, te quita de problemas de sigilo y si acaban de pillarte, no dan la alarma, pero con cada cadáver das de comer a las ratas de la ciudad y la peste podría desmadrarse por tu culpa. No sólo eso. La heredera al trono te tiene como referencia y, si matas demasiado, podría aprender de tu forma de lidiar con los problemas.
No se trata de los ideales en los que creas, sino de lo que haces cuando la situación se pone jodida, y no hay rueda de diálogos que pueda replicar eso. Llegar a esa conclusión terminó de forjar la filosofía que tengo sobre los videojuegos, y por eso, y por las horas que le he echado, está en el top 5. Quiero decir, me lo he pasado en el modo más difícil, sin comprar poderes, sin ser descubierto nunca y sin matar a nadie, todo en la misma partida. Algo de práctica tengo.
4. Hades.
Creo que Hades es el ejemplo de cómo un estudio debería trabajar cuando quiere poner a la venta su juego con acceso anticipado. Siempre fue una buena idea, su diseño de arte es perfecto, y hacer que la historia sobre el hijo de Hades que quiere escapar del mundo de los muertos sea un rogue-lite es acertadísimo, porque si muere, simplemente vuelve a casa, el lugar del que quiere escapar, y no hace falta que retrocedamos en el tiempo y finjamos que la última partida no ha pasado, porque morir es algo perfectamente válido en el Inframundo.
Por eso, morir en este juego no significa fallar, sino continuar. Vamos a poder seguir la historia hablando con los personajes de la casa, podremos mejorarnos más con las monedas que hemos conseguido, y si ha habido suerte, habremos hablado con alguien dentro de la partida que nos hará desbloquear todavía más conversaciones en la casa. Hay mucho diálogo, todo doblado al inglés. Joder, le he dedicado 200 horas y todavía estaba encontrando conversaciones nuevas durante las últimas, y hasta la 135 no encontré ninguna repetida. Es esa clase de juego.
Y saqué el tema del acceso anticipado por algo. Desde el principio, en Supergiant Games tenían algo bueno, pero la comunidad les comentó las cosas menos positivas, y ellos se pusieron a trabajar, y a trabajar, hasta conseguir la versión definitiva que se parece poco a la inicial. Tienes 6 armas para elegir, cada una con 4 aspectos distintos que cambian su forma de jugarla, y dentro de la partida, los poderes que obtengas (aleatorios) hacen que su forma de jugarla cambie todavía más. Todos los poderes son compatibles con todos, y algunos hacen combinaciones realmente demoledoras, y mucho del trabajo desde la versión anticipada estuvo en pulir esos poderes.
¿Quieres una partida tranquilita? Perfecto, haz una partida normal, que después de habértela pasado 10 veces para ver el final verdadero (se hace corto porque hay historia entre medias) se sentirá como una partida fácil. ¿Quieres volver a sentir la dificultad del principio, quieres un reto o simplemente quieres mejorar tus armas? Existe un sistema de dificultad personalizable. ¿Eres un putísimo paquete y no eres capaz de pasarte la historia ni una sola vez? En las opciones de accesibilidad también tienes la opción de ser casi invencible, para que al menos puedas ver la historia sorprendentemente interesante de Hades y su familia, fiel a la mitología original, y bien adaptada para que el videojuego siga siendo rejugable.
En fin, que juegues Hades, ya no sé cómo coño decirlo.
3. Paradise Killer.
¿Paradise Killer? Mejor di Petardísimo, Koño. Lo mío con éste fue amor a primera vista, pero podría haberse quedado en un lío de varias noches, y yo creo que todavía no sabe que estamos casados. Aquí encarnas a una detective en un mundo que parece fantasía pero en realidad es ciencia ficción milenios alejada del presente, que ha de resolver un caso imposible. El argumento es noir, la personalidad de los personajes es noir, y el ambiente fantástico éste parece que choca un poco con todo eso... pero oh colega, no choca, no. Sólo que tú todavía no lo sabes.
Hacer que un juego de investigación sea mundo abierto es un puntazo, porque nadie te dice a dónde tienes que ir o qué hacer, tú eres la detective y tú debes suponer dónde puede haber pruebas (vamos, que vas a ir a todos los sitios). Es importante que reúnas todo como toca, porque no sólo eres detective, sino fiscal, y si no defiendes correctamente el caso en el juicio, alguien que podría ser inocente podría morir.
No sólo me marcó el ambiente, el lore rico, la perfecta adaptación del género noir o la historia que hay detrás del caso, sino que Paradise Killer tiene el honor de ser el único juego que me ha hecho sacar papel y boli, porque todas las pistas se clasifican y ordenan, pero el que debe sumar 2+2 eres tú, y para ello necesité imitar la clásica técnica de la chincheta y el boli con los sospechosos. Cuando resolví correctamente el caso, me sentí muy orgulloso porque todo el trabajo lo había hecho yo, tanto la investigación como la preparación del juicio, y eso es mérito de los desarrolladores.
Por favor, dale una oportunidad. Es un juego indie de precio reducido y no tiene PARA NADA la visibilidad que debería tener, porque es uno de los juegos mejor diseñados que he conocido. No tengo palabras malas, fíjate cómo será que me acuerdo perfectamente de todo lo que pasa y dónde están las pistas importantes, pero de aquí a un año estoy seguro de que lo habré rejugado. Que su curiosa estética no te eche para atrás, porque una vez te acostumbras, es brutal. Juego impecable, tercero en mi podio y uno de tus favoritos, pero todavía no lo sabes.
2. Hellblade: Senua's Sacrifice.
Lo normal es que los juegos favoritos de cada uno son los que hemos quemado tanto que nos los sabemos de memoria, pero una sola partida en el momento adecuado puede marcar una década de tu vida, y, habiéndolo jugado una o dos veces, puede ser igualmente uno de tus favoritos. Me compré este juego a modo de premio después de aprobar el carné de conducir, lo jugué una segunda vez conforme terminé la primera para sacarme los logros que me faltaban, y apenas lo he vuelto a tocar. Es más, hoy por hoy, no me apetece rejugarlo todavía, no siento que sea el momento. Y aún así, fue mi juego favorito durante años hasta que apareció el primero a darme una hostia.
No se trata de la historia y tampoco de las mecánicas, sino de cómo las mecánicas ensalzan una historia que se diseñó con esas mecánicas en mente. Todo cuadra, todo tiene perfecto sentido, y yo, como estudiante de psicología que se retiró en el tercer año, ya empecé el juego espoileado, y lo disfruté igual o incluso más. En Hellblade, Senua viaja al Helheim nórdico a buscar a su marido, un celta que fue asesinado por los nórdicos, pero hay un problema: Senua sufre psicosis, una enfermedad mental que le produce alucinaciones y, sobre todo, le hace escuchar voces.
El juego tiene gráficos punteros, pero se diseñó como un juego pequeño de puzles y peleas, con ambas secciones muy diferenciadas. El estudio Ninja Theory tenía la idea, pero no diseñó sus mecánicas hasta después de entrevistar a gente con psicosis y conocer muy bien dicha enfermedad, porque el objetivo del juego es que la normalicemos. En un mundo tan científico como el actual, me parece increíble que cuando digo que alguien oye voces la peña se imagine cosas turbias, espíritus incluidos, cuando la explicación es mucho más sencilla y se encuentra dentro del juego, no de forma explícita, y eso hace que me guste todavía más.
Imprescindible jugarlo con cascos para que las voces tengan el impacto que han de tener, y oye, una amiga lo jugó ligeramente fumada y le llegó todo de forma más intensa, así que es una opción. Es un juego psicológico y mental, que coquetea con el terror, y cuya única pega es, y la diré pese a romperte un poco la inmersión, que por más que mueras, tu partida no se borrará, algo que te advierten al principio pero es una mentira que sólo está para generar tensión artificial. Este juego es una puta pasada y se merece la secuela que va a tener, que, si los tráilers no mienten, va a ser muy ambiciosa.
Vamos con el último. Mi juego favorito. 0% de sorpresa por tu parte. 100% de chapa por la mía.
1. League of Legends.
Jajaja, hostia, ¿te imaginas? Literalmente todo lo que he dicho caería en saco roto porque dejaría de tener credibilidad para ti para siempre. Brbrbrbrrrrr, calla, calla, que me lo imagino.
1. Hollow Knight.
Hollow Knight es especial. Es una perla verde, un rayo que cae dos veces en el mismo sitio, un pollón que encuentra el clítoris él sólo. Un juego financiado por Kickstarter que no timó a nadie y, siendo desarrollado sólo por 3 personas, vino para coger la fórmula de Ori and the Blind Forest y perfeccionarla, no, redefinirla. Puede que el género al que pertenece sea el metroidvania, pero soy de los que piensa que hollowvania sería mucho más acertado. Es tan bueno que para mí ha renombrado un género.
No se trata sobre lo que hace nuevo (nada) o hace bien (todo), sino de lo que hace mal: nada en absoluto. Los desarrolladores tenían una idea en mente y esa idea está ahí, se siente y se puede tocar, en la ambientación, en la historia poco concisa pero coherente, en la dificultad no muy elevada pero sí exigente. Pero sobre todo, en el mundo. Cómo está interconectado y de qué manera, para qué cosas necesitas un poder, para cuáles no, y no será un mundo abierto al uso, pero digamos que puedes entrar en Hallownest sin necesidad de vencer al primer jefe, que te da la llave de la ciudad. Con habildiad, puedes llegar a cualquier sitio, salvo zonas muy concretas, y habría que verse, que si me pongo, a lo mejor consigo acceder.
Otro acierto es que casi todos los poderes tengan aplicaciones prácticas en el combate o el movimiento cotidiano y no sean sólo para desbloquear una zona o un coleccionable. Todo, además, está conectado con el resto de cosas, porque los poderes están ligados a la historia y sus personajes, éstos a la ambientación, la ambientación a la forma de su mundo, y el mundo a sus poderes, pero también a sus personajes, y los poderes a la ambientación. Todo tiene un único sentido, que, al ser tan poco concreto a la hora de contarnos algo, recibimos el mensaje, pero no sabemos exactamente qué nos ha querido decir, lo que significa que nuestra interpretación define nuestra experiencia de juego y también nuestra forma de jugar, porque tanto el protagonista como nosotros no sabemos por qué estamos ahí y por qué hacemos lo que hacemos, lo que significa que, lo que para uno es un final triste, para otro puede ser un final triunfal, habiendo visto lo mismo, sí, pero habiendo vivido cosas muy distintas.
Hollow Knight es perfecto, no según la vara objetiva de su puta madre que no existe en el arte, sino en términos de qué se quería conseguir y qué se ha conseguido. Han sacado 3 DLCs, uno de ellos no precisamente pequeño, y todos son gratuitos. Tardé 40 horas en pasármelo por primera vez, y a nivel contenido/precio/año, es el más barato de todos los de la lista. Lo compré también para Switch en formato físico, y me vino con manual de instrucciones, mapa del mundo dibujado a mano y una carta de agradecimiento por comprarles el juego. No es que hicieran falta, pero, a parte de la humildad, ¿no te indican que a estos tíos les importa esta mierda y les importa hacer buena mierda?
Voy a cortarme aquí porque podría hablar, y hablar, y hablar. ¿Qué puedo decir? Me ilusiona hablar de lo que me ilusiona y me gusta poder contártelo como jugador y no como crítico. De verdad que espero haberte transmitido un poquito de mi ilusión y que mis buenas palabras se conviertan en nuevas buenas experiencias para ti. Sin más, ¡besis de fresi de año nuevo! ¡A ver si en enero puedo escribir todo lo que me gustaría!
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