MATONES.
Aunque para hacer bachillerato tuviera que moverme de instituto, di tanto la primaria como la secundaria en el mismo colegio. Fueron 10 años, de los cuales 9 de ellos sufrí acoso continuado, no sólo por parte de los chicos mayores, sino por parte del colegio entero, salvo mis compañeros de clase, que me veían como alguien humano con sentimientos y no un símbolo al que insultar y despreciar. Para mí, ir al colegio era ir a lugar hostil. Me insultaban en la entrada y la salida, en el patio, en los pasillos. Como de pequeño tenía las orejas de soplillo, me llamaron Dumbo y Lendakari Ibarretxe, y aunque crecí y las orejas se pusieron en el sitio, el mote "Lendakari" perduró y, como me estaba recolocando los dientes con aparato y además tengo los morros gordetes, me llamaron Carapato después. Día tras día, imagínate estar viviendo estos insultos, recibir más de 10 al día por parte de personas distintas, y de cuando en cuando, que monten un corrillo contra ti en el que, además de t