Videojuego: Dark Souls (PC).
En los albores de internet sólo existía el caos. Las consolas de videojuegos primigenias nacían y morían, presas de la obsolescencia o la presión del mercado, en nichos diminutos de compradores que operaban en la sombra y sin formar comunidad, a riesgo de perder el honor y vivir en la vergüenza. Los videojuegos eran perseguidos y eran, además, difíciles para sus videojugadores... un placer doblemente castigado. En un tiempo en el que los vientos invisibles de la industria comenzaron a estabilizarse entre zulos y garajes sin luz, un tiempo en el que los antiguos dioses de Sony reinaban en aquel orden recién instaurado, una líder se erigió entre otros campeones y contendientes: la Nintendo Wii.
Como un rayo blanco, consiguió conquistar las residencias de ancianos y las guarderías a puro golpe de raqueta y bola de bolos. El poder que recorría sus (no) cables nunca se había visto hasta entonces: convirtió los videojuegos en algo popular, atrajo al público casual, y entró en todas las casas sin que en ellas se conociera deshonra ni vergüenza. Reinó en el mercado conquistando, precisamente, a todo el mercado.
De aquella llama recién prendida, la Wii compartió su poder con los dos aliados que la ayudaron a destronar a las antiguas consolas; una llama para la App Store, que instaló Candy Crush y Angry Birds en todos los móviles, y otra llama para las acciones en bolsa, que sintieron cómo los vientos habían cambiado y traicionaron a sus otrora compañeros. Así, todo rastro de los antiguos dioses fue borrado, y de aquellos videojuegos difíciles no quedó ni el recuerdo, pues, con la era Arcade terminada, la era Casual llenó a los vivos con títulos interminables vacíos e intrascendentes, carentes de desafío, hasta que los vivos sucumbieron y aceptaron lo nuevo como lo que siempre fue, y sería.
Pero toda era de fuego está destinada a convertirse en cenizas, igual que los océanos lo harán en sal. Y es que la profecía habló de un elegido, hijo de la Oscuridad, ni arcade ni casual, que plantaría cara a los nuevos dioses y perdería más de cien veces, pero, por su naturaleza oscura, volvería a intentarlo, perseverante, hasta conquistar, individuo a individuo, la conciencia pública y adueñarse del mercado haciendo que género por género copiaran uno tras otro su fórmula, como un parásito dispuesto a deshacer todo lo conocido... o quizás para prender la llama que inspiraría a una generación de artistas, que cogería lo mejor de ambos mundos.
El elegido llegó, y nos sacudió a todos. Aquí está su reseña sin espóilers.
Me apuesto el honor (poca cosa) a que en el pasado intentaste jugar a Dark Souls, o te lo planteaste, y bien jugándolo o mirándolo jugar supiste que no era para ti. ¡Es normal! El estrímer Juja definió Dark Souls como un "juegón de mierda": es imposible condensarlo más, lo hizo, definió uno de los videojuegos más importantes de la historia en tan sólo 14 letras. Y es que hay mucho mito alrededor de este título. Sinceramente, creo que los videojugadores o la prensa han mencionado más veces "Dark Souls" que "Super Mario", y cuando algo está tan rodeado de leyenda, hay mucho matao que te dirá que jugarlo ha sido como saborear la mejor jalea, y otros muchos te dirán que, sólo por ver la pantalla de carga, un dildo te penetrará el culo y continuará por los intestinos sin parar hasta llegar a las papilas gustativas. He de poner un poco de orden, porque todos tienen razón y ninguno la tiene. Dark Souls es un juego como cualquier otro y, al mismo tiempo, un vibrador anal puede llegar a tu lengua y saber a miel.
Antes de que el género "souls" fuera el género más popular de la clase, Dark Souls era un juego de rol de acción, de fantasía medieval y tono oscuro y adulto. Su mapa está semiabierto, por decirlo simple y rápido, y cuál es el camino a seguir lo vamos a tener que averiguar nosotros a base de hostias. ¿Para la historia? Lo mismo. Uno de sus principales encantos, y de las cosas que más revolucionó en su momento, fue que es un título muy, muy rico en su historia y mitología, pero, como ya ha ocurrido toda y lo único que debemos hacer es "segarla", averiguar qué estamos segando es una tarea ardua que implica hacer de arqueólogos, tanto con los objetos como constantes detalles en el terreno, algo que puede ser tedioso para quienes juegan motivados por una historia, pero al mismo tiempo, es muy satisfactorio cuando unes las piezas pese a las incoherencias que puede haber entre los relatos de una parte y los de la contraria.
En general, vamos a decir, no hay indicaciones de nada, y todo has de cocinártelo y comértelo tú. ¿Un dolor de culo? Sin duda, pero es que Dark Souls no va de hacerte sentir bien: te pasas 10 minutos creando tu personaje vivo, para que la mayoría del tiempo, incluyendo el principio, le veas en su forma no-muerta y demacrada. A cada esquina que giras podría haber una emboscada o una trampa, y la primera lección que recibes del primer jefe es, literalmente, que has de salir corriendo, una lección vital pues en tu aventura vas a toparte de frente con zonas que, de repente, son mucho más fuertes de lo que eres tú, y vas a tener que dar media vuelta para volver más tarde. El juego triunfa en hacerte sentir un héroe de fantasía, es decir, solo, perdido, frágil y sucio. Era bonita sobre el papel, pero esa fantasía de poder con la que soñabas no es tan guay cuando le quitamos el romanticismo y tú vives exactamente lo mismo que el protagonista.
Não vejo nada, caralho. |
Sin embargo, aunque sus intenciones son buenas, el diseño deja mucho que desear. Para empezar, la versión original, que es la que yo he jugado, es difícil de ver, literalmente difícil de ver. Hay caminos por los que tenía que pasar, no vi porque literalmente no se distinguían bien, y de no ser porque jugué junto a una persona que me daba consejos, no hubiese encontrado nunca. Y no te creas que la cosa mejora mucho en la remasterización, oh no. Igual que su visión, el juego es obtuso en todos los sentidos. La interfaz es difícil de leer, su forma de enseñarnos los numeritos es absurdamente complicada (cosa que 11 años después siguieron sin arreglar en Elden Ring), incluso hablar con los personajes es un dolor de huevos. Todo es contraintuitivo, también el sistema de misiones, que parece que el juego se empeñe constantemente en que te pierdas la poquita historia que ocurre en el presente.
La realidad es que las leyendas tienen razón en que en este juego es muy fácil morir, ya sea por un enemigo que se pone tontorrón, por un jefe o porque la cámara y el sistema de físicas a veces funcionan un poco lerele y les apetece tirarnos por el acantilado. Y, si ya queda claro que todo en el juego es frustrante, incluido morir constantemente, imagínate que la guinda es que las hogueras, los lugares de curación y reaparición, a veces están muy lejos de donde quieres ir u otras, las más jocosas, están escondidas detrás de una pared que, si la golpeas, resultaba ser sólo una ilusión y sin nada que te indicara que lo era. Ah, no, espera, hay más. Te verás en situaciones que serán injustas, adrede, o en zonas enteras absolutamente a oscuras cuyo objeto que te ilumina puedes habértelo perdido. Es un juego de mierda, y lo digo absolutamente en serio.
Igual que el juego se pone modo misterioso y exclusivo haciéndote muy difícil (por contraintuitivo) que continúes las misiones de sus personajes, resulta que hay zonas enteras, algunas preciosas, que están ocultas bajo una o dos capas de paredes ilusorias, y entender bien el contexto de una zona en concreto requiere que ataques sin motivo a alguien que parecía buena gente.
¿Quieres más ejemplos de cómo este juego castiga tu ano? Para acceder al DLC, un contenido por el que has pagado a parte del juego, necesitas sí o sí una guía por lo absolutamente demente y contraintuitivo que resulta. No es que en From Software no sepan diseñar videojuegos, claro que saben, es que son así de hijos de puta y rebuscados. Y podría seguir poniéndome apartado por apartado y explicarte por qué este título, en general, no resulta cómodo de jugar, y comprendería perfectamente que cualquiera lo abandonara en cualquier punto.
Pero claro. Después de penetrarte el ano como semejante dildo anal y darle coba durante tanto párrafo para que cruzara literalmente todo tu cuerpo, habías de notar el sabor de la miel, y es que, igual que pasa con Elden Ring y todos los defectos que narré en mi reseña, Dark Souls es más que la suma de sus partes. Al contrario que Elden Ring, que es más una novia con carácter que va a su rollo, Dark Souls tiene un puntillo tóxico, sobre todo cuando, después de tanta mierda, te da la caricia y crees que va a cambiar para plantarte en otra situación que te hace apagar la consola y dar una vueltecita.
Verás, déjame aconsejarte primero: si juegas en tensión o sientes que continuamente te estás abriendo paso en un mundo hostil, o sientes que el juego te oprime de cierta manera, no sigas jugando. Incluso cuando sabes que no pasa nada si pierdes las moneditas que tenías o tienes asumido que esto va de morir y seguir intentándolo, jugar a un souls puede ponerte nervioso, y es contraproducente. Has de estar en un punto en el que no te importe el reto, y has de tomarlo como eso, un reto, pero no te creas que es difícil, porque el juego no lo es, simplemente requiere tener una mente abierta a la frustración y una mente creativa que te haga descubrir, por ejemplo, que correr y huir de los enemigos, como te enseñó el primer jefe, es una solución mucho más viable de lo que parecía si sabes hacia dónde tienes que correr. Yo dejé el juego en el pasado, y después de acabar Hollow Knight y Elden Ring, me sentía preparado. Incluso pese a todo, ¡no sé yo si lo hubiera terminado de no tener los consejos de mi primiyo shico como valiente escudero de batalla! Nunca compitas contra el juego, sino con la versión anterior de ti, y no dudes en jugar acompañado o pedir consejo. Es increíble lo mucho que puedes disfrutar del juego, pese a que no esté diseñado para ser divertido, cuando la niebla del misterio se escampa y puedes ver las razones por las que disfrutarlo.
El mundo es horrendo, pero tiene una estética coherente y unificada que lo hace atmosférico. Te atrapa, podríamos decir, llama la atención recorrerlo. Llama la atención lo suficiente como para que quieras hacer un poco de arqueología e intentar reflexionar por qué lo que antaño fue una bruja de forma humana ahora ya no lo es, o por qué hay un perro con una espada junto a una tumba. Su jugabilidad, tosca incluso para la época, es tan exigente como satisfactoria. Y ya lo dije, Dark Souls viene a ser "Dark Souls, gente", no a ser divertido, pero precisamente, igual que te emboscan detrás de una esquina y te cagas en la superputa de su madre, luego vuelves y sorteas la trampa. El juego va de eso, de abrirse paso, no contra el juego, sino respecto a la antigua versión de ti. Te enseña que, una vez conocido aquello que daba tanto miedo, ya no da miedo en absoluto.
Y así, Dark Souls conquistó el mundo. De repente, todos los juegos o se habían inspirado o decían que se habían inspirado en él. La etiquetita estaba por todas partes. ¿Tu combate incluye una barra de energía? Uuffff durísimo tu plagio a los souls, míster. Así que tu videojuego tiene números y letas, ¿eh, copión? La leyenda se hizo tan grande que Dark Souls pasó a ser el Dark Souls de los souls. ¿Y cómo un título tan "poco jugado", en general, se ha convertido en algo tan mítico? Porque es un juegón que tiene un "algo", y yo creo que ese algo es un ritual.
Un ritual, sí. Ya lo dije en un artículo de hace años y lo sigo diciendo hoy, que Dark Souls ha hecho más por los jóvenes deprimidos que los psicólogos. ¿Tu puedes pagarte un psicólogo? Pero un videojuego vale lo mismo que una sesión. ¿Acaso el mundo para alguien deprimido no es una mierda frustrante y nada divertida en el que hay mucho obstáculo constante que completar? En la vida, muchos problemas parecen no tener solución, y en los videojuegos sabes que, aunque parezcan que no, esos problemas que tienes delante se pueden resolver, sí o sí, de alguna forma. Puede que mientras juegues te sientas frágil, te sientas en soledad o te des lástima físicamente, ¿pero no nos hemos sentido así a veces en la vida real? Dark Souls no se siente muy diferente a vivir, incluyendo sus momentos bonitos, y superarlo puede animarnos a superar el verdadero reto de allá afuera.
Es uno de los videojuegos más importantes de la historia y nos pilló a todos desprevenidos al venir a poner orden de aquella forma un poco rebuscada en una industria que perdía dificultad en sus títulos, pero sobre todo, estaba perdiendo identidad y estaba dejando de ser un arte. El arte desafía. Dark Souls no es la segunda venida de Cristo porque es más tosco que su puta madre, ni es tan difícil como te lo pintan porque teniendo paciencia sale todo, incluso yendo a subir de nivel a una zona de confianza y volver más fuerte. Dark Souls empala con dildo anal a tu anterior tú para que el tú de ahora note el gusto de la miel, y como arte que es, te desafía como hijo de puta, y por eso es un juegón, sí, un juegón de mierda. Besis de llamis.
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