2023


Bueno, mucho que decir, ¿no? No suelo hacer repaso de los años, pero por estadística, cada trienio cae uno. Ya reseñé el 2017 sólo en la parte de videojuegos, el 2020 sólo en la parte social, pero este 2023 viene para repasar de todo. Quizá no será nunca un año histórico, pero se las ha apañado para ser un año clave en el sector de los videojuegos, en el del estrímin audiovisual y en la política española.

Avanzo ya que mis opiniones no van a gustar a algunos, pero no me importa demasiado, porque esas personas radicales ni quieren escucharme, ni sabrían responder de forma coherente a lo que tengo que decir. Pero empecemos por lo menos divisorio, ¿no? Hay que empezar bien el año, sin discusiones. La fractura de España y la segunda Guerra Civil, ya para febrero.

Videojuegos.


Igual que las polícolas tienen sus Oscars, los vadogegos tienen sus Game Awards... y son una kk. A ver, no están mal, porque cubren una necesidad, son premios con caché que ensalzan la industria, y los premios han mejorado una barbaridad desde que empezaron. Pero hay cositas. Está genial que premien la dirección artística o el soporte a la comunidad, pero luego tienen basuras como el premio al juego más anticipado o toooodas las secciones que tienen los eSports, que por ser, no son ni deporte, y sus premios no tienen cabida en una ceremonia que premia el desarrollo de videojuegos, no su competición. Luego, le faltan premios, como el mejor diseño de niveles, mejor producción, o mejor gueimplei. También hay géneros que no tienen su propio premio, como el terror.

Y, con todo, los premios estarían hasta bien si no fueran por su cinismo. No puede ser que tengamos veinte mil espacios para publicidad, que más o menos puedo entender, o varias apariciones de famosos del mundo del cine con sus discursitos molones y vacíos, y luego los premiados sólo tengan un minuto para agradecer la mayor condecoración que tiene su sector. ¿No entienden que lo que queremos es verles, es escuchar lo que tienen que decir? Esto es una celebración de los videojuegos, joder, mucho más que un espectáculo. En el discurso final y más importante, estaban dedicando ese premio a alguien que murió durante el desarrollo, y mientras tanto, los que organizaban el programa dándoles prisa. Colega. Mucho doriteo, mucha sonrisa y mucho espectáculo, ¿pero por qué no se habla de los despidos en masa que ha habido? Si fuera una celebración de los videojuegos, ¿dónde quedan los que los hacen posible?


Pero vamos, por suerte los videojuegos van más allá de unos premios arbitrarios. 2023 ha sido un año tremendo, pero no tremendo en plan sexo, nata y chocolate, sino en el de una habitación muy bien iluminada, con algunos rincones realmente oscuros. Tenemos el caso de Redfall, que se hizo sin dirección, sin ganas, y se sacó antes de tiempo porque (comentan) la empresa quería subir sus acciones, ya que iba a venderse pronto. También tenemos el caso de subcontratas en latinoamérica con desarrollos a medias y vendiendo los juegos como si estuviesen completos, como Rise of Kong, y el caso de Gollum, que, si no ha sido para blanquear dinero, no me explico qué cojones han hecho ahí.

Luego tenemos a las bestias que han tirado del carro. Rimeics cojonudos como Dead Space, Resident Evil 4 o Metroid Prime, los independientes Pizza Tower y Sea of Stars, y juegos que podrían haber salido mal y han demostrado haberse hecho con cariño, como Howarts Legacy, Hi-Fi Rush, Bayonetta Origins, Dave the Diver, Pikmin 4, Super Mario Wonder, el regreso de Cyberpunk 2077, o Jedi Fallen Order después de sus arreglitos. Una mención también para Blasphemous 2, quizá la producción 100% española más destacable que tenemos, y otra para Alan Wake 2, que ha creado un juego de terror sólido, original y cinematográfico, que habría sido el juego del año en cualquier gala anterior, y probablemente cualquiera posterior.


Pero 2023 ha sido el año de dos titanes que no tienen sentido. Lo que han hecho The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom y Baldur's Gate 3 es de otro planeta. Uno, creando un sistema de físicas que no se rompe y un mundo abierto sin tiempos de carga que se me ha congelado sólo 2 segundos en 220 horas de juego. Otro, ha creado un universo de rol donde las posibilidades son infinitas, no hay decisiones incorrectas, como en la vida, y cada personaje está interpretado por un actor que le da su toque propio, incluso esos personajes que ni su madre les conoce.

No me olvido de las cosas malas que hay ahora mismo en la industria, pero estarás de acuerdo conmigo en que el porcentaje de juegos más que buenos que ha salido este año está muy por encima de lo normal, sólo a la altura de 1998 y 2017.

Hollywood: pérdidas, huelgas y estrímin.


Disney, el que era el gran titán del entretenimiento estadounidense, afronta su centenario con la peor crisis de su historia, y, en mi opinión, demasiado tarde les ha llegado. No sé si fue desde que Bob Iger entró a mandar o antes, pero Disney se ha olvidado de sus raíces y ha dejado de ser un estudio de películas para convertirse en un imperio diversificado de entretenimiento y mercadotecnia. No tienen un ideal o una línea que seguir, sólo lo que esté de moda. ¿Ahora todo es woke? ¡Perfecto, a wokear! Pero ellos no son woke, sólo son empresarios, algunos de ellos sociópatas y psicópatas sin sentimientos que sólo valoran el dinero, y (esto es real) muchos detestan ver películas.

Era cuestión de tiempo que se les viera el plumero, y que ese plumero empezara a molestar a la gente. De tanto vender una idea que no comprenden, han acabado por generar puro contenido sin alma, blanco, inocente y regurjitado para que sea apto para todas las audiencias. Y la clave es contenido. Pelis y series sacadas como churros, con presupuestos desorbitados y pensadas para conseguir pasta rápida y mandarlas a la plataforma Disney+.


No entiendo esa idea de sacar tanto. Cuando quieres abarcar demasiado, sacas ideas a medio cocinar y rimeics rancios que lo único genial que aportan es parecerse ligeramente a los originales. Disney tiene a su departamento de animación abandonado, sí, ese departamento con el que empezó; Pixar está jodida, a Marvel le está abandonando su audiencia y Star Wars se murió hace mucho, resucitada a medias por El Mandaloriano, al que acabaron matando también.

Pero Disney no está sola. Todas las productoras se pusieron de acuerdo para suicidarse lanzando 4-6 películas de gran presupuesto al mes, en una sociedad cambiada tras la pandemia que, ahora que conoce el estrímin, son mucho más selectivos con lo que ven en el cine, ya que, para ver basura, siempre están a tiempo de decepcionarse en casa. El estrímin, futuro del cine en 2020, ahora se ha convertido en un agujero negro que está a punto de engullir a sus creadores.


Espérate, que hay más. Resulta que los contratos de los actores y guionistas no están diseñados con el estrímin en mente, y eso... ¡ups! Digamos que les ahorra un montón de pasta en regalías e impuestos a las grandes compañías. ¡Jopetas, qué descuido! ¡Con lo que necesitan ellos ese dinero que estaban ahorrándose! Las huelgas de guionistas y actores han paralizado la industria, y yo me senté a observar con las palomitas en la mano.

Si sumamos todo lo que he dicho, tenemos una industria paralizada por las huelgas, cuyas sobras churreras que tenían en la nevera son todo lo que les quedaba para ayudarles a sobrellevar toda esta situación, y las sobras churreras, de presupuestos modestos como 200-300 millones de dólares... han fracasado en taquilla, obviamente. Se la han pegado, pum, batacazo. Disney ha perdido muchísimo, está despidiendo a gente y recortando contenido en Disney+ para abaratar costes, y la gente, debido a esto último, se está desuscribiendo.


¿Es que nadie ha ido al cine? Bueno, sí, sí que han ido, porque de todas las grandes estrenadas este año, 6 se las han apañado para ganar dinero, y de ésas, 2 en particular: Barbie y Oppenheimer, estrenadas el mismo día. De hecho, a modo de anécdota, Barbie fue estrenada por Warner ese día para joder a Oppenheimer, pero lo que ha ocurrido es que ambas se han retroalimentado en internet y han convencido a las audiencias de una que pueden disfrutar también la otra y del contraste entre ambas.

Principalmente, la gente quería verlas porque eran distintas. Eran interesantes. Ideas nuevas, con el presupuesto descabellado de 100 millones de dólares, pero que hacían el doble o el triple de trabajo con la mitad de presupuesto que las otras grandes. Las hacían parecer, de hecho, blanqueamiento de dinero.


Y a esta dupla de éxitos, ya finalizando el año se añadió una tercera película que vendría a pintar la cara a todos: Godzilla Minus One. Una peli de kaijus (monstruos gigantes), alabada por la crítica, que a la audiencia, de nicho y fuera del nicho, les ha encantado, y que mantiene toda la grandilocuencia de las películas de 200 millones, siendo más verosímil, incluso, con un exagerado presupuesto de... 15 millones. 15 putos milloncejos. En el cine, eso es calderilla, y en sólo un mes, siendo una peli que no está doblada y que se expone poco en los cines porque nadie daba un duro por ella, ha recaudado 90 millones.

2023 ha supuesto un punto de inflexión para Hollywood y para nosotros, porque nos hemos cansado de que nos mareen con juegos de luces y queremos volver a esas pelis que por momentos se habían extinguido de la taquilla. Queremos cosas nuevas. Interesantes. Y sobre todo, menos caras. En todo caso, que se metan tanto efecto especial por el culo y que se gasten ese dinero en pagar regalías a sus escritores, actores y productores, y sobre todo, dejar de producir como churros y dar tiempo a todos para crear productos de calidad. Hollywood verá, pero si sigue así, el mercado asiático se le va a comer vivo.

Feminismo.


No voy a hablar mucho sobre el tema porque esta segunda mitad de año ya he dado la chapa con enseñar pechos, el beso de Rubiales y Mulán, pero, ya que hemos progresado 5 años de feminismo o más en uno solo, creo que es importante que tenga su mención en el resumen del año. Sobre todo, el sector más beneficiado en todo esto es el deporte, que no ha tumbado todas las barreras necesarias, pero ha reventado cuatro o cinco. Es que ganar el mundial de fútbol ha sido muy top. Es una pena que el triunfo fuera opacado por el beso, pero por ese beso, se pudieron reventar varias de esas barreras, por visibilizar cuál es el verdadero enemigo del feminismo: los hombres privilegiados que se creen que el poder es su corrillo de colegas, y las mujeres, sexo, cuando en realidad son sexo y, además, a veces, personas.

He sido crítico con Irene Montero a lo largo de la investidura, porque ha hecho algunas cosas que... en fin. En general, considero que es una persona luchadora y que de verdad defiende lo que cree, pero no tenía bien ajustada su visión, y escúchame, yo no me he puesto a leer la ley de "sólo sí es sí", pero por los efectos que ha tenido hasta ahora, me parece cojonuda. Parece que, después de todo, sí pudo presentar un buen trabajo. Así que, ya que de momento parece que no va a seguir en política, quiero hacerle una última mención positiva.

En conclusión, me queda esperar que, ya que casi toda la población está con ellas, se sigan haciendo progresos, cada vez más significativos, hasta que las últimas barreras sean tumbadas y estemos en una situación en la que podamos empezar a ajustar una igualdad real entre nosotros. Bueno, a lo mejor me he calentado. ¿Casi toda la población está realmente con ellas?

Política.


La pandemia fue muy esclarecedora. Durante el mandato de Rajoy tuvimos que soportar a radicales feministas filóginas y lloricas de la izquierda criticando cosas cogidas con pinzas, pero. Desde el mandato de Pedro Sánchez, al que le siguió la pandemia inmediatamente, he visto mucha mierda. Caceroladas desde las ventanas de los edificios de la gente que ya no quería estar encerrada y que veía como mandato dictatorial que miles de personas conservaran sus vidas. Manifestaciones """en coche""" organizadas por Vox, cortando calles que los sanitarios usaban para ir a trabajar a los hospitales. ¿Mascarilla? ¡Mejor di bozal!

¿Y qué hay del lema de Vox para las elecciones autonómicas en Madrid hace un par de años? ¡"Protege Madrid"! ¿Proteger de qué? ¿De qué hostias hay que proteger, del inmigrante muerto de hambre que no encuentra trabajo de nada porque necesita 6 meses de residencia en España para poder obtener el permiso, y que roba a gente que no puede permitirse asegurar sus pertenencias? ¡Menudo miedo, pero no miedo al estranjero, no, miedo al pobre! Y miedo a las feministas, con ese falso feminismo consentido que propone tonterías como prohibir que les toquemos el culo sin su consentimiento, ¿o que tengan derecho de abortar? Nada, nada, qué bueno sería que nos protegiera Vox, estoy seguro de que los millones que han desviado para su chiringuito hacen menos daño. El mal menor, ¿no?


Las mentiras de la ultraderecha tienen las patas muy cortas, pero eso no importa. Viviendo en la era de la post-verdad, donde se obtienen datos de todas partes, las fuentes nunca son fiables y hasta hay IAs de por medio, no importa ya si uno dice la verdad o miente, ni siquiera si la mentira es fácil de contrastar. Lo único que importa es generar revuelta, sentimiento, movilización. Y las derechas se aprovechan de la ansiedad del ciudadano de a pie que vive de migajas, utilizando esa mala energía para generar rabia, rabia hacia lo que sea, pero rabia, creando la necesidad de proteger Madrid, de proteger a España que se rompe, de cualquier excusa con tal de que cedan sus libertades.

¿A cuántos habrás visto votar a la derecha, es decir, a los más capitalistas, apenas teniendo dinero para un "hobbie caro"? Ese capitalismo "monárquico" que tanto defienden lo único que hace es mantener al pobre siendo pobre, y a los ricos, cada vez siendo más ricos con dinero que en realidad no existe, haciendo que cada vez se devalúe más, y al final, lo que tenemos cada vez vale menos. Que no te engañen: trabajando no se hace rico nadie. Pero alguien con ansiedad y partidario de la derecha cada vez más radical, no va a querer escucharte. Necesita pensar que hay un culpable, y a ver, para mí sí hay un culpable: todos los ricos que conservan su fortuna y se permiten los "hobbies caros" que les da la gana.


Y España está más dividida que nunca, en dos grupos como siempre: los de la izquierda, los de la derecha y los del centro. Izquierda y derecha irreconciliables, como siempre, pero lo que estamos viviendo es insólito en toda la historia de la democracia actual, porque estamos más divididos que nunca, y las ganas de matarnos son reales. Bromeo con lo de la segunda Guerra Civil porque no van a dejar que pase y porque estamos demasiado mezclados, pero las ganas de salir y reventar a los ricos y a todos los que defienden, en mi caso, y las de reventarme a mí en el de los que piensan al revés, existe.

Lo que pasa es que, bueno, yo no voy a decir que la izquierda sean los buenos (pese a que sean los que luchan por los que más sufren y quieren más justicia social) y los de la derecha sean los malos (pese a que sólo quieren su propio interés económico y por lo tanto son ciudadanos de mierda), pero sí voy a decir que algo ha tenido que pasar para que los de centro, asustados con esta nueva derecha radical, hayan corrido a votar a Perro Sanxe, no porque les encante, sino para bloquear a la derecha.


Feijóo la ha cagado muy fuerte al pegarse tanto a Vox, porque sólo Vox quiere a Vox, y si sigue pegado, nadie va a querer al PP. Ahí tienes a Aznar instando a la gente "a que haga cosas" por la aprobación de la Ley de Amnistía, a cientos de personas reunidas en Ferraz delante de la sede del PSOE, cantando el cara al sol y gritando viva franco, revueltas y violencia, ¿y Feijóo diciendo que "la culpa de es Sanxe"?

Perdona, ¿pero qué estamos viviendo? ¿Cómo puede ser que Israel (Estado no legítimo) esté masacrando a Palestina y en Madriz le otorguen un premio o no sé qué hostias? Es más, ¡Feijóo en persona se posicionó del lado de Israel! ¿Se puede tener menos tino que pensar que ser oposición es tener un berrinche por no ganar y oponerse sistemáticamente a todo lo que haga el Gobierno? ¿Y no condenar la violencia en Ferraz? ¿Apalean un moñeco del Perro delante de la sede de su partido y los herederos de Franco dicen que vivimos ahora en una dictadura? Y lo más sangrante, ¿nos llaman radicales a los de izquierdas, cuando ellos están haciendo un Golpe de Estado de chichinabo por no gobernar?


Ah, sí, porque el problema no es la amnistía, sino no gobernar. Vamos a ver, toda persona con dos dedos de frente quiere a Puigdemont en la cárcel y hubiera preferido que no se hiciera esta ley, pero tampoco es una mala idea. Siempre que he discutido con alguien que me importa, lo he arreglado con un gesto de paz. Guardar las armas y querer la reconciliación, únicamente de lo que ya ha pasado, tanto con políticos, como polis, como niñatos radicalizados, estoy seguro de que va a ayudar a que la herida sane y las ganas de independencia bajen.

Pero PP y Vox no quieren ver eso, quieren ver que España se rompe y lo usan como excusa para alentar a su gente y romper así a España, algo que es evidente para todos menos para ellos. Los que decían "tic-tac" por twitter a Sanxe y a Yolanda Díaz, hoy rabian porque el reloj paró y no salió lo que les gustaba, y a esa falta de clase, unida a las ganas de imposición, yo la llamo fascismo, en España hay mucho, y jamás dejará de haberlo.

EN FIN, así termina un año bisagra para España y para el mundo del entretenimiento en general. No he querido hablar en profundidad de Israel o de otros temas más serios porque no he querido ponerme enfermo o directamente no me interesan. Siempre pasan cosas, pero para que cruja los dedos delante del teclado y escriba semejante tochamen, es porque me importan. ¡Besis de fresi! ¡Feliz año!

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